Antofagasta,
1906
Masacre de la PLAZA COLON
CIUDAD de Antofagasta, 1906.
Autor: IVAN LJUBETIC VARGAS
Las combinaciones mancomunales -las primeras organizaciones
sindicales- surgieron en Chile en 1900. En 1904 celebraron
en Valparaíso su primera convención nacional.
Asistieron quince mancomunales que agrupaban veinte mil socios.
El 23 de julio de ese año, Recabarren escribió
en El Proletario, de Tocopilla: “No es una sola mancomunal
que hoy se encuentra en buen pie, sino todas; de Iquique a
Valdivia se ve inusitado movimiento obrero, un engrosar de
filas, un entusiasmo que maravilla”. Menciona las mancomunales
de Iquique, Pisagua, Tocopilla, Antofagasta, Taltal, Chañaral,
Coquimbo, Valparaíso, Santiago, Coronel, Valdivia y
otras.
El aparecimiento de las mancomunales significó un salto
cualitativo en las luchas obreras. Un nuevo elemento que aportaron
fue la solidaridad de clase. Un ejemplo: lo ocurrido en Antofagasta
en 1906.
LA MANCOMUNAL
DE ANTOFAGASTA
En el puerto de Antofagasta se había constituido en
1903 la Combinación Mancomunal de Obreros. Agrupaba
a los gremios de lancheros, jornaleros de tierra y marítimos,
carpinteros, mecánicos, herreros, caldereros y carpinteros
de ribera. Su periódico, El Marítimo, publicó
el 27 de junio de 1903 los fines de la agrupación:
“Vincular el porvenir de los combinados y de las clases
obreras en general, al bienestar económico, social
e industrial”.
En 1906, el gremio de los caldereros del ferrocarril de Antofagasta
a Bolivia, que operaba en manos de una compañía
británica, considerando escaso el tiempo de una hora
que se les daba para almorzar -por entonces los trabajadores
solían almorzar en sus casas- iniciaron un movimiento
para alcanzar la hora y media, que era la norma en el resto
del país.
En la ciudad se constituyó un comité en apoyo
a esta reivindicación, que envió una carta a
los patrones. Casi todas las respuestas fueron positivas,
aceptando la hora y media. Sólo hubo una excepción:
la compañía inglesa que explotaba el ferrocarril
de Antofagasta a Bolivia. El Marítimo informó:
“La empresa del ferrocarril, con una obstinación
rayana en la estupidez, se negó a conceder a sus operarios
lo que éstos pedían, haciendo en cambio proposiciones
bastante ridículas como ser la de conceder la hora
y ... (...)
(Lea este artículo completo en la edición impresa
de “Punto Final”)
Quincenalmente, los viernes,
encontrara la nueva edicion de PF en su quiosco, $800 el ejemplar
|