La
masacre de
la Plaza Bulnes
Autor: IVAN LJUBETIC VARGAS
El 17 de enero de 1946, aquejado de una grave enfermedad,
el presidente Juan Antonio Ríos Morales debió
hacer abandono de su cargo (murió el 27 de junio sin
haber podido reasumir la más alta magistratura de la
nación). Lo reemplazó, en calidad de vicepresidente,
el radical derechista Alfredo Duhalde Vásquez.
El mismo día que se produjo el cambio en La Moneda,
se iniciaba una huelga de los obreros de la oficina salitrera
Mapocho. La causa: la Compañía Salitrera de
Tarapacá y Antofagasta (Cosatan) subió los precios
de los alimentos de la pulpería, violando un acuerdo
con el sindicato. Por la misma razón, también
fueron al paro los obreros de la oficina Humberstone.
El gobierno de Duhalde se puso del lado de los patrones. El
ministro del Trabajo, Mariano Bustos, firmó el 22 de
enero un decreto anulando la personería jurídica
de los sindicatos de ambas oficinas. Al día siguiente,
partió de La Calera, con destino al norte un tren con
fuerzas represivas.
Ante la peligrosa situación, los senadores Elías
Lafertte y Pablo Neruda intentaron visitar las salitreras
Mapocho y Humberstone, pero se les negó la entrada.
La Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH) convocó
a un acto de solidaridad con los obreros en huelga el lunes
28 de enero, en la Plaza Bulnes de Santiago.
MITIN SOLIDARIO
La CTCH lanzó la consigna “Del trabajo al mitin”.
Desde la Plaza Artesanos, junto al río Mapocho, partió
una larga columna. Se veían estandartes de muchos sindicatos.
También pancartas que resumían el contenido
del acto: ¡Que se devuelva la personalidad jurídica
a los sindicatos del norte! ¡Viva la libertad sindical!
¡El pueblo se muere de hambre: que baje la carne!
A las 19 horas la Plaza Bulnes estaba casi repleta de trabajadores.
Media hora más tarde seguían llegando columnas
de sindicatos.
No sólo trabajadores se habían movilizado ese
lunes 28 de enero de 1946. Un insólito despliegue de
fuerzas de Carabineros comenzó a notarse desde las
primeras horas de la tarde. En todas las comisarías
se había dispuesto el acuartelamiento en primer grado.
A las 17 horas, salió de la prefectura una orden firmada
por un oficial de apellido Rebolledo: todos los carabineros
acuartelados en las diferentes unidades debían dirigirse
a la Plaza Bulnes.
La dirigente Ana Tapia relató: “Cuando nosotros
llegamos a la concentración, se comenzaba a notar un
ambiente (…)
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