|
DEJEN GOBERNAR
A CHAVEZ
El notable triunfo del presidente Hugo Chávez
en el referéndum del 15 de agosto en Venezuela, debería
dejar en claro, ya de una vez por todas, la irrefutable legitimidad democrática
de su gobierno y el absoluto derecho que le asiste de llevar adelante,
sin más obstrucciones, su programa de cambios sociales y económicos.
La soberanía popular se ha expresado libremente en Venezuela y
el veredicto es inapelable. Casi el 60% de los electores rechazaron la
revocatoria del mandato del presidente. Previamente, Chávez había
jurado acatar, cosa que no hizo la oposición, los resultados que
proclamara el Consejo Nacional Electoral, organismo independiente cuyos
procedimientos fueron vigilados por numerosos observadores internacionales,
muchos de ellos críticos e incluso hostiles al gobierno venezolano.
Ha llegado, por lo tanto, el momento de dejar gobernar al presidente Chávez,
de acatar la voluntad del pueblo.
En primer lugar, corresponde hacerlo al heterogéneo conglomerado
opositor, que conforman más de veinte partidos políticos,
otras tantas ONGs y una corrupta central sindical, encabezados por la
cúpula empresarial de Fedecámaras. La oposición debe
respetar las reglas democráticas y renunciar al empleo de la fuerza
y del crimen para derrocar o asesinar a Chávez, como ha venido
intentándolo. La oposición está obligada a observar
desde ahora una conducta sensata y ceñida a las garantías
que le brinda la Constitución, si quiere estructurar una propuesta
de país y generar un liderazgo que le permita recuperar credibilidad.
Después de ocho derrotas electorales en menos de seis años,
del fracaso de un golpe de Estado y de un paro petrolero -que causó
enorme daño a la economía nacional- y de la contratación
de paramilitares colombianos para asesinar al presidente de la República,
esa “oposición” debería convencerse que ha llegado
la hora de una profunda rectificación, del recambio de sus desprestigiados
dirigentes y de renunciar al uso de métodos ilegales si aspira
a ser una opción real de gobierno. El presidente Chávez,
tal como hizo después del golpe de Estado de abril de 2002, les
ha tendido una mano generosa, invitándolos a convivir en democracia.
Pero no sólo la oposición interna tiene que dejar gobernar
a Chávez y respetar la soberanía popular que se ha expresado
en forma reiterada y esta vez en forma aplastante.
El gobierno norteamericano, a su vez, debe poner fin a su injerencia en
la política venezolana. Washington ha prestado amplia cooperación
a los más descabellados planes para desestabilizar al gobierno
del presidente Chávez, haciéndose cómplice del golpe
de Estado de 2002 y financiando la actividad opositora hasta el día
de hoy. Washington es otro gran derrotado en el referéndum del
15 de agosto. Así lo debe entender la Casa Blanca y sacar la lección
que corresponde. El pueblo venezolano -incluso los ciudadanos que votaron
por la revocatoria de Chávez- han dicho No a la intervención
norteamericana, las manos extranjeras deben permanecer fuera de Venezuela.
Lo mismo cabe decir respecto de otros gobiernos que se han mostrado hostiles
al régimen constitucional y democrático de Venezuela. El
referéndum señaló con claridad que toda potencia
extranjera debe abstenerse de crear problemas al gobierno legítimo
porque hacerlo significa desafiar la voluntad mayoritaria del pueblo.
En lo que toca a Chile, resulta necesario materializar en hechos la línea
de recomposición de relaciones con Venezuela que, según
se dice, La Moneda quiere implementar. Las relaciones chileno-venezolanas
tienen profunda tradición de hermandad y solidaridad. Pero se han
visto dañadas por la acción corrosiva de ciudadanos chilenos
vinculados a la oposición venezolana. Bajo la influencia de esos
agentes, La Moneda cometió una grave imprudencia cuando el presidente
venezolano fue detenido y secuestrado durante el golpe de Estado que aventaron
el pueblo y las fuerzas armadas leales a la Constitución. Las costosas
consecuencias políticas y diplomáticas de ese gravísimo
error no alcanzaban todavía a repararse, cuando sobrevino la insólita
reacción del gobierno chileno por declaraciones de Chávez
que reiteraban la tradicional política venezolana de apoyo a la
reivindicación marítima de Bolivia. Tales incidentes conviene
dejarlos en el pasado, sin duda, pero la animosidad contra Chávez
persiste y es explotada dentro del gobierno chileno por elementos vinculados,
en su mayoría, a la Democracia Cristiana. Esta vez la DC envió
como “observadores” a Caracas a los ex diputados Claudio Huepe
y Tomás Jocelyn-Holt. Sus declaraciones en las horas que siguieron
al referéndum se inscribían en la línea de la oposición
venezolana, que pretendía desconocer los resultados e inventar
un fraude. Sin embargo, la OEA y el Centro Carter le quitaron el piso
a esas increíbles denuncias. Sólo entonces la Cancillería
chilena se atrevió a reconocer el resultado y limpieza del referéndum.
Su ambigüedad fue ofensiva para Venezuela y no contribuirá
a situar las relaciones en el plano de confianza y colaboración
que deberían tener. El gobierno venezolano ha hecho esfuerzos sinceros
porque así ocurra y ahora corresponde que Chile ponga lo suyo.
De una vez por todas las relaciones con Venezuela debe conducirlas el
presidente de la República y no la Organización Demócrata
Cristiana de América Latina (ODCA), que intenta reanimar los escombros
del partido socialcristiano Copei, de Venezuela.
El referéndum venezolano sitúa a la democracia en América
Latina en una nueva dimensión, más profunda y consistente.
El procedimiento constitucional para revocar el mandato de todo funcionario
elegido por el pueblo, que se aplica por primera vez en el mundo a un
presidente de la República, constituye un seguro contra el golpismo
y una sanción ejemplar para mandatarios que traicionen sus promesas
o violen sus deberes. La Constitución venezolana ha establecido
un admirable sistema para deshacerse civilizadamente de gobernantes repudiados
por sus pueblos. Llegará el día en que ese tipo de referéndum,
creado por iniciativa del propio Chávez en la Constitución
Bolivariana de Venezuela, sea adoptado en otras naciones del continente.
Casi cinco millones -de ocho millones y medio de votos- se pronunciaron
el 15 de agosto por confirmar a Chávez como presidente. El mandatario
venezolano se ha ganado así limpiamente el derecho a gozar de tranquilidad
y respeto en la aplicación de su programa. El próximo mes
se realizarán elecciones de gobernadores y alcaldes en Venezuela.
La oposición no tiene cohesión, programa ni liderazgo para
disputar la dirección política del país. La situación
económica viene mejorando después de la grave caída
de los años 2002 y 2003, producida por el golpe de Estado y el
golpe petrolero. La Cepal pronostica que este año el Producto Interno
Bruto de Venezuela tendrá la más alta tasa de crecimiento
de América Latina y el Caribe: 12%, impulsado por una fuerte alza
en el precio del petróleo.
Aunque en el abigarrado cuadro opositor hay sectores que persistirán
en sus intentos por derrocar al presidente Chávez y para ello buscarán
apoyo extranjero, el histórico referéndum ha creado por
si mismo condiciones para iniciar -como sostiene el mandatario- una nueva
etapa en su gobierno. Esta permitirá llevar adelante el programa
de transformaciones sociales, económicas y políticas que
el pueblo votó en diciembre de 1998 y que acaba de ratificar aún
con mayor respaldo. Una oposición democrática perfectamente
cabe en ese programa.
A los pueblos de América Latina, que buscan caminos democráticos
para librarse del neoliberalismo, avanzar en la integración regional
y asegurar la dignidad e independencia de sus naciones, les interesa que
la revolución bolivariana se desarrolle sin más obstáculos
ni agresiones. Venezuela construye una novedosa experiencia que atrae
un profundo interés, simpatía y solidaridad en nuestro continente.
Esto explica el júbilo con que se ha celebrado la victoria del
presidente Chávez, porque sin duda ha sido también un triunfo
para nuestros pueblos
MANUEL CABIESES DONOSO
(Editorial de revista “Punto Final”, edición Nº
574, 20 de agosto, 2004)
Volver | Imprimir
| Enviar
por email |