Royalty
Malabarismos
de Lavín
Autor: HERNAN SOTO
El rechazo del royalty en el Senado, producto de la confabulación
entre la derecha, los senadores designados por la Corte Suprema
y la bancada militar, fue sin duda una derrota para Chile.
Triunfaron las transnacionales, que seguirán percibiendo
fabulosas utilidades incrementadas por el alto precio del
cobre. Seguirán eludiendo impuestos y no pagarán
ni un dólar al Estado por la explotación de
los yacimientos que, constitucionalmente, son propiedad de
todos los chilenos.
Sin embargo y a pesar de su triunfo, las transnacionales y
la derecha salen debilitadas.
La derecha percibe que la inmensa mayoría de la población
espera que las multinacionales del cobre paguen más
impuestos. Quiere también un royalty y una mayor contribución
de las empresas al desarrollo del país. Por primera
vez en mucho tiempo, el tema del cobre se instaló en
el centro de la actualidad.
La derecha, conocedora de lo resbaladizo del terreno, al principio
no se opuso frontalmente. Cuestionó la iniciativa aludiendo
a posibles vicios constitucionales. Habló de pérdida
de la confianza en el país, de cambio en las reglas
de juego y de posibles reclamaciones ante organismos internacionales
de comercio e inversión. Admitió que era necesaria
una mayor contribución de las empresas. Desde la UDI,
el diputado Julio Dittborn sostuvo que el DL 600, Estatuto
del Inversionista Extranjero, estaba obsoleto, que se había
justificado hace treinta años pero que ahora, debía
ser modificado en su sentido.
Esos son elementos que quedaron flotando y pueden ser útiles.
Tarde o temprano habrá royalty como existe en todos
los países mineros importantes.
Hace unas semanas, el presidente Ricardo Lagos envió
al Congreso el anunciado proyecto que establecía un
royalty del 3% sobre las ventas netas para la minería
metálica, y de un 1% para la no metálica.
Los destinatarios del proyecto son básicamente las
transnacionales del cobre, el sector más importante
de la minería y la economía del país.
Junto con apoyar el royalty, los defensores del cobre chileno
propusieron que su monto se elevara a un 10% y entrara en
vigencia al aprobarse la ley.
Las transnacionales se emplearon a fondo por el rechazo del
proyecto. El lobby funcionó a todo vapor. La derecha
se mantuvo a la expectativa. Reconoció que las empresas
debían aportar más a la economía del
país y, especialmente, a las regiones donde están
los yacimientos.
Por tratarse de un proyecto que modificaba una ley orgánica
constitucional, que requiere de (….)
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