DE
PASEO
por los talleres literarios
Autor: Alejandra Cordova Rojas
Hernán Vidal (Hervi), dibujante, amigo de Lukas y discípulo
de Pepo, muestra orgulloso un cajón cargado de textos
“tentativos”, escritos -según dice- “como
palos de ciego”. En el estante alberga cuentos, guiones
y programas de humor. Muchos han salido tímidamente
al mundo de las letras. Fue su amiga la escritora Pía
Barros quien animó a Hervi a participar en un taller
literario. “Tenía algo de temor, pero ahí
estaba ella, ofreciéndome una beca permanente”.
La urgencia de mostrar a otros lo que alguna vez escribimos
y dejamos abandonado en algún rincón, es uno
de los aspectos más valorados en un taller de creación
literaria, al menos así lo percibe la escritora Lilian
Elphik, para quien leer y escribir “son actos sensibles
y desgarrados”. En su taller, que dirige desde 1990,
sus alumnos leen cuentos de autores chilenos y extranjeros
y trabajan con cartas del tarot a través de imágenes
arquetípicas que sirven como ejercicios de estimulación.
El análisis y aprendizaje de técnicas literarias
forma parte de su metodología, que combina con la crítica
de los participantes hacia lo que ellos mismos escriben. “Es
como sacarle el candado al diario de vida”, señala.
Si alguien es capaz de llegar a este tipo de talleres, ha
dado un paso adelante. Hervi es uno de ellos y considera que
la técnica literaria constituye un elemento básico
para escribir mejor.
Máximo González es licenciado en literatura.
Desde 1998 realiza el taller “La torre lúdica”,
donde trabaja con ocho alumnos en cuento y poesía.
Asegura que una de sus más valientes propuestas es
publicar los trabajos de quienes asisten (…)
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de "Punto Final".
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