Orígenes
de la organización terrorista
El nido del Cóndor
Autor: Manuel Salazar LA dictadura chilena
-que instauró el terrorismo de Estado en 1973- coordinó
los servicios de inteligencia del Cono Sur.
Desde mediados de los 60 se prepararon las condiciones para
sembrar de dictaduras militares gran parte de América
del Sur. Casi tres décadas después de iniciarse
una de las épocas más oscuras del Cono Sur,
las investigaciones judiciales y una lenta recopilación
de testimonios y documentos están consiguiendo recomponer
la historia de las violaciones a los derechos humanos cometidas
por los gobiernos militares. Hasta ahora, sin embargo, ha
resultado difícil precisar la dimensión de los
apoyos prestados por las agencias de seguridad y las fuerzas
armadas de EE.UU. a esa lucha contra el “marxismo internacional
y la subversión comunista”.
Miles de oficiales de los ejércitos latinoamericanos
fueron instruidos, desde fines de los años 50, en las
escuelas y campos militares que el Pentágono creó
para esos fines. Muchos de esos oficiales fueron los encargados
de la represión que debutó en Brasil, en 1964,
con el golpe de Estado que derribó al gobierno de Joao
Goulart y que luego, se extendió por la región.
La dictadura brasileña inaugura una serie de regímenes
militares que, invocando la Doctrina de Seguridad Nacional
(DSN), asumen el poder con espíritu mesiánico,
redentor, de restauración nacional y con la decisión
de perdurar indefinidamente. Se establece un nuevo orden basado
en el control policial de la población: se reprime
la disidencia mediante la tortura, la eliminación física
y la implantación de constituciones o actas institucionales
hechas a la medida de las fuerzas armadas y de la clase empresarial.
Así ocurrió, con diferentes matices pero similar
fundamento, en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay
y Perú.
En las semanas siguientes a la salida de los tanques a las
calles, más de siete mil comunistas brasileños
fueron detenidos. Los militares de ese país habían
fundado años antes la Escuela Superior de Guerra, cuna
de la Doctrina de Seguridad Nacional. Varios de sus oficiales
fueron escogidos para acompañar al general George Patton
y a su Quinto Ejército, con sede en Italia, durante
la segunda guerra mundial. Al regreso, casi todos con grado
de coronel o general, viajaron a Estados Unidos a consolidar
los fundamentos de la DSN. En la segunda mitad de los años
60, los uniformados cariocas fueron instruidos sobre nuevas
técnicas de tortura e interrogatorio, aplicadas por
los norteamericanos en Vietnam.
El cardenal Paulo Evaristo Arns, destacado defensor de los
derechos humanos en Brasil, declaró a la agencia France
Presse: “Brasil aprendió las nuevas torturas
de Estados Unidos y enseñó la tortura en Argentina,
Uruguay, Chile, Bolivia y Paraguay”.
SERVICIOS TECNICOS
La CIA facilitó la coordinación entre los servicios
de inteligencia de la región. Se atribuye a uno de
sus agentes haber concertado los primeros encuentros entre
oficiales de seguridad argentinos y uruguayos, para discutir
la vigilancia de exiliados políticos. La CIA también
organizó encuentros entre jefes de los escuadrones
de la muerte brasileños y sus colegas argentinos y
uruguayos.
La División de Servicios Técnicos de la CIA
suministró equipo eléctrico para la tortura
a brasileños y uruguayos, e instruyó sobre cuántos
voltios podía soportar el cuerpo humano. Los agentes
de seguridad latinoamericanos también recibieron formación
para (…)
(Lea este artículo completo en la edición impresa
de “Punto Final”.
Compre PF, suscríbase a PF)
Quincenalmente, los viernes,
encontrara la nueva edicion de PF en su quiosco, $800 el ejemplar
|