Edición 567 - Desde el 14 al 27 de mayo de 2004
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Tarifas telefónicas

Gobierno y empresa
a partir de un confite

Las tarifas telefónicas fijadas por el gobierno para Telefónica-CTC, que regirán entre 2004 y 2009, aseguran considerables utilidades para la empresa y mejoran su posición competitiva en telefonía fija.
Los aspectos centrales del decreto tarifario se resumen en pocas cifras. El cargo fijo subirá en un 7%, mientras el precio por minuto de llamada -Servicio Local Medido- bajará en 14,4%. El cargo de acceso -vale decir el precio que deben pagar otras empresas por la utilización de líneas de CTC- subirá en 40%. Se trata de porcentajes promedio para las cuatro zonas en que el decreto divide el país. De acuerdo a una estimación para Santiago, la cuenta por 70 minutos de llamadas al mes, subirá en un 2,9%. En cambio la cuenta por 300 minutos en igual período -representativa del consumo corriente- tendrá una rebaja del 5,6%. Con 1.200 minutos de ocupación, la rebaja mensual será de 16,4%.
El decreto tarifario deberá pasar por la Contraloría, que demorará alrededor de sesenta días en tomar razón, si no hay reclamos. Luego entrará en vigencia con efecto retroactivo al 4 de mayo.

PRUEBA DE LA BLANCURA

Las tarifas telefónicas se convirtieron en una “prueba de la blancura” para el gobierno, vigilado estrechamente por transnacionales españolas. Aguas Andina y Endesa-Enersis tendrán que definir pronto nuevas tarifas y el proceso de CTC indicó cómo viene la mano. La Comisión Nacional de Energía ya comenzó el estudio de las tarifas de distribución eléctrica.
Pocos días antes del anuncio oficial de tarifas telefónicas, un encuentro de empresarios españoles en Madrid sirvió para hacer saber al gobierno chileno que hay inquietud corporativa. Se habló de “sobrerregulación”, falta de estímulo a las inversiones. Incluso, de excesiva fiscalización.
El gobierno pasó bien este examen. Asegura a Telefónica adecuadas utilidades para los próximos cinco años en un área que no es la principal para la compañía. Cada vez la telefonía fija es menos importante para CTC. Hace un año representaba el 47,2% de las entradas totales, actualmente representa el 43,1%.
Desde comienzos de la administración de Ricardo Lagos el tema de las tarifas ha estado presente. Incluso hubo un compromiso de mejoramiento, tomado por el ex ministro Carlos Cruz, que no se pudo cumplir por trabas legales. Ahora, las cosas comenzarán a cambiar.

JUEGO DE SOMBRAS

Para Telefónica-CTC, las tarifas se convirtieron en asunto clave. Necesitaba un alza en telefonía fija, porque sigue siendo dueña de más de dos millones de líneas (el 64% del total) y de costosas plantas e instalaciones anexas. Necesita enfrentar la competencia de la telefonía móvil y también de otras empresas que ocupan sus líneas.
La discusión tarifaria comenzó el año pasado, pero ya Telefónica había preparado su campo de maniobras. Hubo declaraciones informando de mala situación financiera causada por insuficiencia de tarifas. Se presentó una demanda por 274 millones de dólares contra el Fisco, firmada por todos los directores de la empresa, entre ellos Fernando Bustamante, representante del presidente de la República y muy cercano a él.
En plena discusión, la empresa hizo una maniobra audaz, presentando una propuesta tarifaria con un aumento promedio del 66%. Se anticipó a la Subsecretaría de Telecomunicaciones que encabeza Cristián Nicolai. El organismo técnico reaccionó con una propuesta sólidamente fundada que proponía una rebaja significativa de tarifas en el cargo fijo y el Servicio Local Medido y un alza de sólo un 8,9% para el cargo de acceso.
La propuesta de la Subsecretaría provocó un terremoto bursátil, que atemorizó al gobierno. El ministro de Obras Públicas, Transportes y Telecomunicaciones, Javier Etcheberry, le quitó piso a la propuesta técnica, admitiendo la posibilidad de errores.
La distancia entre la propuesta de la empresa y la del gobierno obligó a recurrir a un comité de peritos. Se elaboró una nueva proposición, que sirvió de base a la definitiva.
Entretanto, Telefónica desplegaba su estrategia. Hizo un intenso lobby ante las autoridades. Personajes claves fueron el gerente Bruno Phillipi y los directores Juan Claro, presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio, y Andrés Concha, secretario general de la Sofofa. Por su parte, el presidente de Telefónica, Claudio Muñoz, aportó influencias que alcanzan hasta las más altas autoridades de España y Chile.
Hubo maniobras de flanco. Telefónica anticipó que de imponerse el criterio del gobierno perdería 655 millones de dólares en el quinquenio, lo que la obligaría a suspender los planes de inversión en telefonía fija. Anunció también despidos masivos, con lo que se aseguró respaldo de los sindicatos a tarifas más altas. Incluso se habló de otra posible demanda contra el Fisco.
El lobby funcionó y los resultados están a la vista.

LAS GUERRAS QUE VIENEN

Despejado el tema de las tarifas de telefonía fija, que hasta podría mejorar con arreglos parciales en los años venideros, Telefónica-CTC enfrenta otros peligros. El aumento del cargo de acceso la favorece, pero no basta. La telefonía móvil y los negocios corporativos son la prioridad. Ya representan más del 55% de los ingresos; sin embargo, asoman competidores. Telmex, consorcio mexicano de comunicaciones controlado por el multimillonario Carlos Slim, llega a Chile para instalarse, a través de la compra de Chilesat en 117 millones de dólares. Destina 70 millones de dólares a una Oferta Pública de Acciones (OPA), que abrió hace poco. El objetivo de Telmex son los 500 mil clientes de Chilesat, que significan telefonía de larga distancia, transmisión de datos e Internet. Para empezar.
Telefónica tiene armas para enfrentar amenazas. A fines de febrero, Telefónica España anunció la compra de la mayor parte de la telefonía móvil de la norteamericana Bellsouth en América Latina, en un operación valorada en 6 mil millones de dólares. Sumará con ello 10 millones y medio de nuevos clientes. Será líder latinoamericano en el segmento celular y la cuarta empresa operadora del mundo, con 100 millones de abonados. La lucha en el campo de las comunicaciones arreciará, con el enfrentamiento de enormes transnacionales. Y eso tendrá repercusiones en Chile.
Telefónica-CTC necesita decir que no está satisfecha con las nuevas tarifas. Si no lo hiciera, demostraría que su propuesta de alza de 66% promedio era un bluff. Son quejas que no traslucen la satisfacción de los ejecutivos ante resultados considerados más que positivos por los analistas. Hay -sostienen éstos- una baja marginal de tarifas que se compensa con alzas en puntos clave. Esa es también la apreciación del mercado. La cotización de las acciones de Telefónica-CTC subió espectacularmente al conocerse las nuevas tarifas.
Todo parece estar, por lo tanto, normalizado. Más allá de las apariencias, Telefónica-CTC y el gobierno están satisfechos. Los competidores de CTC aparecen como los grandes perdedores, por el alza desmesurada de los costos de acceso. Los usuarios esperan, pero sospechan que terminarán pagando, por una u otra razón, más de lo que debieran


ROBERTO ORTIZ

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