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Tarifas telefónicas
Gobierno y empresa
a partir de un confite
Las
tarifas telefónicas fijadas por el gobierno para Telefónica-CTC,
que regirán entre 2004 y 2009, aseguran considerables utilidades
para la empresa y mejoran su posición competitiva en telefonía
fija.
Los aspectos centrales del decreto tarifario se resumen en pocas cifras.
El cargo fijo subirá en un 7%, mientras el precio por minuto de
llamada -Servicio Local Medido- bajará en 14,4%. El cargo de acceso
-vale decir el precio que deben pagar otras empresas por la utilización
de líneas de CTC- subirá en 40%. Se trata de porcentajes
promedio para las cuatro zonas en que el decreto divide el país.
De acuerdo a una estimación para Santiago, la cuenta por 70 minutos
de llamadas al mes, subirá en un 2,9%. En cambio la cuenta por
300 minutos en igual período -representativa del consumo corriente-
tendrá una rebaja del 5,6%. Con 1.200 minutos de ocupación,
la rebaja mensual será de 16,4%.
El decreto tarifario deberá pasar por la Contraloría, que
demorará alrededor de sesenta días en tomar razón,
si no hay reclamos. Luego entrará en vigencia con efecto retroactivo
al 4 de mayo.
PRUEBA DE LA BLANCURA
Las tarifas telefónicas se convirtieron en una
“prueba de la blancura” para el gobierno, vigilado estrechamente
por transnacionales españolas. Aguas Andina y Endesa-Enersis tendrán
que definir pronto nuevas tarifas y el proceso de CTC indicó cómo
viene la mano. La Comisión Nacional de Energía ya comenzó
el estudio de las tarifas de distribución eléctrica.
Pocos días antes del anuncio oficial de tarifas telefónicas,
un encuentro de empresarios españoles en Madrid sirvió para
hacer saber al gobierno chileno que hay inquietud corporativa. Se habló
de “sobrerregulación”, falta de estímulo a las
inversiones. Incluso, de excesiva fiscalización.
El gobierno pasó bien este examen. Asegura a Telefónica
adecuadas utilidades para los próximos cinco años en un
área que no es la principal para la compañía. Cada
vez la telefonía fija es menos importante para CTC. Hace un año
representaba el 47,2% de las entradas totales, actualmente representa
el 43,1%.
Desde comienzos de la administración de Ricardo Lagos el tema de
las tarifas ha estado presente. Incluso hubo un compromiso de mejoramiento,
tomado por el ex ministro Carlos Cruz, que no se pudo cumplir por trabas
legales. Ahora, las cosas comenzarán a cambiar.
JUEGO DE SOMBRAS
Para Telefónica-CTC, las tarifas se convirtieron
en asunto clave. Necesitaba un alza en telefonía fija, porque sigue
siendo dueña de más de dos millones de líneas (el
64% del total) y de costosas plantas e instalaciones anexas. Necesita
enfrentar la competencia de la telefonía móvil y también
de otras empresas que ocupan sus líneas.
La discusión tarifaria comenzó el año pasado, pero
ya Telefónica había preparado su campo de maniobras. Hubo
declaraciones informando de mala situación financiera causada por
insuficiencia de tarifas. Se presentó una demanda por 274 millones
de dólares contra el Fisco, firmada por todos los directores de
la empresa, entre ellos Fernando Bustamante, representante del presidente
de la República y muy cercano a él.
En plena discusión, la empresa hizo una maniobra audaz, presentando
una propuesta tarifaria con un aumento promedio del 66%. Se anticipó
a la Subsecretaría de Telecomunicaciones que encabeza Cristián
Nicolai. El organismo técnico reaccionó con una propuesta
sólidamente fundada que proponía una rebaja significativa
de tarifas en el cargo fijo y el Servicio Local Medido y un alza de sólo
un 8,9% para el cargo de acceso.
La propuesta de la Subsecretaría provocó un terremoto bursátil,
que atemorizó al gobierno. El ministro de Obras Públicas,
Transportes y Telecomunicaciones, Javier Etcheberry, le quitó piso
a la propuesta técnica, admitiendo la posibilidad de errores.
La distancia entre la propuesta de la empresa y la del gobierno obligó
a recurrir a un comité de peritos. Se elaboró una nueva
proposición, que sirvió de base a la definitiva.
Entretanto, Telefónica desplegaba su estrategia. Hizo un intenso
lobby ante las autoridades. Personajes claves fueron el gerente Bruno
Phillipi y los directores Juan Claro, presidente de la Confederación
de la Producción y el Comercio, y Andrés Concha, secretario
general de la Sofofa. Por su parte, el presidente de Telefónica,
Claudio Muñoz, aportó influencias que alcanzan hasta las
más altas autoridades de España y Chile.
Hubo maniobras de flanco. Telefónica anticipó que de imponerse
el criterio del gobierno perdería 655 millones de dólares
en el quinquenio, lo que la obligaría a suspender los planes de
inversión en telefonía fija. Anunció también
despidos masivos, con lo que se aseguró respaldo de los sindicatos
a tarifas más altas. Incluso se habló de otra posible demanda
contra el Fisco.
El lobby funcionó y los resultados están a la vista.
LAS GUERRAS QUE VIENEN
Despejado el tema de las tarifas de telefonía
fija, que hasta podría mejorar con arreglos parciales en los años
venideros, Telefónica-CTC enfrenta otros peligros. El aumento del
cargo de acceso la favorece, pero no basta. La telefonía móvil
y los negocios corporativos son la prioridad. Ya representan más
del 55% de los ingresos; sin embargo, asoman competidores. Telmex, consorcio
mexicano de comunicaciones controlado por el multimillonario Carlos Slim,
llega a Chile para instalarse, a través de la compra de Chilesat
en 117 millones de dólares. Destina 70 millones de dólares
a una Oferta Pública de Acciones (OPA), que abrió hace poco.
El objetivo de Telmex son los 500 mil clientes de Chilesat, que significan
telefonía de larga distancia, transmisión de datos e Internet.
Para empezar.
Telefónica tiene armas para enfrentar amenazas. A fines de febrero,
Telefónica España anunció la compra de la mayor parte
de la telefonía móvil de la norteamericana Bellsouth en
América Latina, en un operación valorada en 6 mil millones
de dólares. Sumará con ello 10 millones y medio de nuevos
clientes. Será líder latinoamericano en el segmento celular
y la cuarta empresa operadora del mundo, con 100 millones de abonados.
La lucha en el campo de las comunicaciones arreciará, con el enfrentamiento
de enormes transnacionales. Y eso tendrá repercusiones en Chile.
Telefónica-CTC necesita decir que no está satisfecha con
las nuevas tarifas. Si no lo hiciera, demostraría que su propuesta
de alza de 66% promedio era un bluff. Son quejas que no traslucen la satisfacción
de los ejecutivos ante resultados considerados más que positivos
por los analistas. Hay -sostienen éstos- una baja marginal de tarifas
que se compensa con alzas en puntos clave. Esa es también la apreciación
del mercado. La cotización de las acciones de Telefónica-CTC
subió espectacularmente al conocerse las nuevas tarifas.
Todo parece estar, por lo tanto, normalizado. Más allá de
las apariencias, Telefónica-CTC y el gobierno están satisfechos.
Los competidores de CTC aparecen como los grandes perdedores, por el alza
desmesurada de los costos de acceso. Los usuarios esperan, pero sospechan
que terminarán pagando, por una u otra razón, más
de lo que debieran
ROBERTO ORTIZ
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