|
Alternativas a la
globalización
La nueva democracia
viene desde abajo
JERRY
Mander: está surgiendo una nueva democracia
En la búsqueda de alternativas al modelo neoliberal
globalizado, el economista estadounidense Jerry Mander dice que “debemos
actuar desde dentro del sistema como una serpiente que cambia su piel”.
Con esta sugerente imagen intenta graficar el movimiento de construcción
de una nueva democracia y soberanía desde las localidades o pequeñas
comunidades que, paulatinamente y a través de múltiples
y diversas experiencias, vayan dando forma a otra manera de vivir.
Lo anterior podría ser una supersíntesis del tema que se
trató en el seminario latinoamericano “Alternativas a la
globalización: otro mundo es posible”, realizado en Santiago
organizado por el Foro Internacional para la Globalización, que
preside Jerry Mander, y el Programa Cono Sur Sustentable, coordinado por
la ecologista Sara Larraín. El encuentro tuvo entre los expositores
al sociólogo brasileño Cándido Grybowski, miembro
del comité internacional del Foro Social Mundial y director del
Instituto Brasileño de Análisis Socioeconómicos (Ibase),
y a representantes de organizaciones y ONGs de Brasil, Guatemala, Costa
Rica, Bolivia, México, Cuba, Paraguay, Ecuador y Chile.
Este encuentro, que es el primero de una serie que se efectuarán
en distintas regiones del mundo, se basó en dos constataciones.
Primero, que el movimiento antiglobalización se ha venido fortaleciendo
en la crítica al sistema de gobierno mundial sustentado en el poder
de las transnacionales, articulando diversas organizaciones y sectores
que se movilizan tras ese “otro mundo posible”. Y segundo,
que es preciso superar la debilidad en las propuestas, hasta ahora fragmentadas
y todavía embrionarias -como se observa tanto en el Foro Social
Mundial como en el Foro Internacional para la Globalización-.
En cuanto a lo primero, el neoliberalismo ha perdido la batalla ideológica.
Para Jerry Mander, ese fracaso se ha hecho más evidente desde la
primera protesta antiglobalización en Seattle. “El neoliberalismo,
representado a nivel global por el Banco Mundial, el FMI, el GATT y posteriomente
por la Organización Mundial de Comercio (OMC), ha demostrado ser
incapaz de cumplir sus objetivos -dice Mander-. Nos prometieron que el
‘libre’ mercado traería bienestar para todos, pero
millones de personas han sido expulsadas de las tierras que han ocupado
tradicionalmente, el medio ambiente está a punto del colapso y
cada vez es más grande la brecha entre ricos y pobres”.
El economista destacó que a partir de la movilización que
se inició en Seattle -“donde 80 mil personas dijeron ‘no
más’”-, el Tercer Mundo y parte importante del Primero
han obstaculizado y rechazado las políticas de la OMC, “que
no son otra cosa que una forma más avanzada de neocolonialismo”.
“Ahora -agregó- la OMC y las restantes instituciones de Bretton
Woods están a la defensiva”, aludiendo a que abandonaron
la práctica de celebrar “reuniones cumbre” que demandaban
enorme despliegue de fuerzas represivas para hacer frente a las cada vez
más masivas y perturbadoras “cumbres paralelas” del
movimiento antiglobalización.
Por su parte, Cándido Grybowski insistió en que la derrota
es a nivel ideológico. “Es una batalla que ya ganamos en
la mayor parte de las regiones del mundo, sobre todo en los países
centrales. Estamos empezado a ganar en Estados Unidos, donde a pesar del
control sobre los medios de comunicación se comienzan a desmoronar
las mentiras del gobierno de Bush. El neoliberalismo y las transnacionales
siguen controlando el mundo en términos prácticos, no porque
hayan demostrado eficiencia, sino porque tienen el poder. Tal vez en 10
ó 15 años todavía tengamos las mismas políticas,
pero el poder de convencimiento que había y el pensamiento único
ya no existen más. Eso se refleja también en las instituciones,
tanto en las multinacionales como a nivel de gobiernos. Hoy están
en crisis los partidos políticos, los gobiernos y las instituciones
multilaterales como la OMC, el Banco Mundial, el FMI y las Naciones Unidas.
Los que no estamos en crisis somos nosotros. Continuamos dispuestos a
tomarnos las calles y a conquistar nuevos espacios. Y estamos creciendo
aunque no sepamos aún exactamente para dónde vamos, pero
estamos creando capacidad para protestar globalmente y, al mismo, para
intervenir localmente”.
CUESTION DE PRINCIPIOS
Algunas experiencias de rescate de derechos, de autogestión
y desarrollo sustentable que se dieron a conocer durante el seminario
fueron la liderada por la Coordinadora por la Defensa del Agua y la Vida
de Cochabamba, Bolivia, donde se logró impedir la privatización
del agua; la acción desarrollada por el Movimiento de los Sin Tierra,
en Brasil, en el ejercicio de la democracia y la soberanía alimentaria;
la gestión participativa y sustentable impulsada hace varios años
por la Municipalidad de Santo André -dirigida por el Partido de
los Trabajadores (PT) en Sao Paulo- y experiencias de eco y etnoturismo
en Costa Rica. En el caso de Chile, se expuso el quehacer de la Federación
de Pescadores de la VII Región, en cuanto a gestión sustentable
de la pesca y manejo de zonas costeras, como también los avances
de la Municipalidad de Canela hacia formas de vida más sostenibles,
desde el punto de vista ambiental, económico, social y humano.
Estas son algunas “semillas de alternativas”, como señaló
Sara Larraín, junto con destacar que muchas experiencias de nuevas
formas de producción agrícola más colectivas o comunitarias,
o de comercio justo, no podrán multiplicarse mientras no se remuevan
los obstáculos que presentan las políticas públicas
de los distintos países.
A partir de los planteamientos predominantes que se expresan en el Foro
Social Mundial y de múltiples iniciativas desarrolladas localmente
en diversas regiones, el Foro Internacional para la Globalización
sistematizó diez principios básicos -reconoce que pueden
ser muchos más- del nuevo tipo de sociedad cuya búsqueda
unifica al movimiento antiglobalización. Están contenidos
en el libro Alternativas a la globalización económica, del
Foro Internacional sobre Globalización (Ed.Gedisa, Barcelona, 2003).
Así los expuso Jerry Mander:
• Nueva democracia: “Es la democracia verdadera y no la ilusión
de la democracia, que se reduce a un voto cada 4 ó 6 años
por un candidato que ya ha sido comprado por las corporaciones. Podemos
llamarla nueva democracia o democracia del pueblo, o popular, o democracia
viviente, o democracia participativa. Lo que enfatiza es el gobierno ejercido
por los gobernados, la conexión directa con el poder y la potenciación
de las comunidades para controlar sus propios recursos y destinos. Cada
vez que se toman decisiones deben votar aquellos que tendrán que
asumir las consecuencias de esas decisiones. Miles de comunidades ya están
en proceso de actualizar este sueño, como ocurre con algunas organizaciones
de productores forestales en México y Guatemala, comunidades de
los Sin Tierra, en Brasil, y otras que se han apoderado de un espacio
para crear una democracia más directa”.
• Subsidiariedad: “Este principio complementa el anterior,
porque se trata de devolver el poder desde lo global a lo local, es decir,
hacer exactamente lo contrario al modelo económico actual. El poder
globalizado sólo beneficia a la gente que está en el centro
del sistema, y deja vulnerables y dependientes a las economías
locales. Las crisis globales de la salud, por ejemplo, o las crisis ambientales,
como el cambio climático, requieren acciones a nivel mundial, pero
la mayoría de las decisiones económicas, sociales y políticas
se pueden tomar en los niveles locales, regionales y nacionales. Todos
los sistemas deben favorecer la producción y el consumo locales,
y no el comercio a distancia orientado a la exportación, como razón
de ser del modelo. Eso significa acortar las líneas de todas las
actividades económicas: menos kilómetros para el traslado
de productos y el suministro de energía, y ningún empresario
ausente que dicte mandatos desde Bruselas o Ginebra sobre lo que los agricultores
mexicanos, los pescadores de Chile o los indígenas de Brasil tienen
que hacer con su tierra, sus recursos y su trabajo. La soberanía
reside en las personas, y la autoridad fluye en forma ascendente desde
el pueblo, mediante la expresión de la voluntad democrática”.
• Sustentabilidad ecológica: “Todo sistema debe permitir
satisfacer las necesidades auténticas de las personas, sin disminuir
la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas, y
sin reducir la diversidad natural de la vida en la Tierra”.
• Patrimonio común: “Se refiere a la protección
de los recursos básicos para la vida, que constituyen un derecho
colectivo de nacimiento. Hace muy poco era impensable que sustentos de
la vida, como el agua dulce, las semillas autóctonas o los genes
humanos pudieran estar sujetos al comercio global de las corporaciones.
Pero ahora lo están, y eso hay que pararlo. También son
parte del patrimonio común la cultura y los conocimientos, los
servicios públicos, educación y seguridad social, entre
otros”.
• Protección de la diversidad biológica, cultural,
social y económica: “La diversidad es la clave de la vitalidad,
la resistencia y la capacidad innovadora de todo sistema vivo. Este principio
es especialmente importante para los pueblos indígenas, que quieren
mantener sus modos de vida y protegerse de la intervención exterior
que avasalla sus derechos”.
•
Derechos humanos: “Toda actividad económica y política
tiene que ser coherente con la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de las Naciones Unidas y su posterior ampliación a los
derechos económicos, sociales y culturales”.
• Derecho al trabajo: “Todas las personas, grupos locales
y comunidades tienen derecho a proteger sus trabajos y formas de sustentarse
en condiciones laborales justas y dignas”.
• Garantía y seguridad de los alimentos: “La producción
local de alimentos y la garantía de que éstos sean sanos
y seguros son un derecho humano básico. Ninguna agencia global
puede tomar decisiones que afecten la producción y la sustentabilidad
local, para favorecer la agricultura industrial globalizada. El control
monopólico de alimentos y semillas por pocas empresas amenaza a
millones de pequeños agricultores, como también la seguridad
y garantía alimentarias de decenas de millones de personas. En
tanto, la biotecnología crea una serie de peligros ecológicos
y sanitarios nuevos. Un nuevo modelo de sistema alimentario debe basarse
en destinos comerciales más cortos y en la reducción de
la dependencia de insumos caros que se trasladan desde lugares distantes”.
• Equidad entre las personas y entre las naciones: “Esto reforzaría
la democracia y también las comunidades sustentables. Para reducir
la inequidad entre países ricos y pobres se deben cancelar las
deudas ilegítimas de estos últimos y reemplazar las actuales
instituciones del gobierno global por otras nuevas que se basen en la
justicia global.
• Necesidad de aplicar el principio precautorio en todas las cosas:
“Las nuevas tecnologías, como las que impulsaron la ‘revolución
verde’ y la biotecnología, se introducen en forma autoritaria,
sin ningún proceso democrático. El principio de precaución
establece que cualquier invento de este tipo se tiene que probar en forma
previa y demostrar científicamente que es seguro y deseable, antes
de ser adoptado. El agente corporativo que lo propone es el que debe encargarse
de probarlo antes de introducirlo”.
LA PARTE MAS DIFICIL
Jerry Mander admite que hablar de principios “es
la parte fácil”, porque estos no serán realidad hasta
que se logre hacer mella en los poderes corporativos que gobiernan el
mundo. Pero hay que comenzar por pequeñas -y grandes- transformaciones
en el ámbito local: salirse de la economía del petróleo
y adoptar energías renovables, liberar a la agricultura de la orientación
a la exportación, producir alimentos orgánicos, tender hacia
el autoabastecimiento, eliminar a los terratenientes ‘ausentes’...
Y, paralelamente, trabajar para reemplazar a “la santa trinidad
de Bretton Woods (FMI, BM y OMC) por nuevas instituciones que funcionen
bajo el alero de unas Naciones Unidas refundadas y no dominadas por las
transnacionales, que velen realmente por la justicia, la paz, la igualdad,
los derechos humanos, la protección de los pobres y la sustentabilidad
del medio ambiente. “Se necesitarán algunas organizaciones
internacionales nuevas en el campo de los derechos humanos, protección
ambiental, trabajo, resolución de disputas, intercambio de tecnología,
preservación de la cultura, derechos indígenas”, dice
Mander.
A Cándido Grybowski también le preocupa la formación
de los actores que puedan transformar los principios y alternativas en
realidad. “Uno de los propósitos del Foro Social Mundial
es buscar nuevos actores y favorecer el recambio -dice-. Yo soy de la
escuela de los años 60-70, una época en que los actores
estaban ya definidos estructuralmente. Hoy los actores se hacen, nos hacemos,
porque no hay actores previamente privilegiados. Todos somos importantes
y todos tenemos que hacer nuestra parte. Contamos con dos elementos que
antes no existían: una conciencia nueva de humanidad que hace que
alguien en India, un ‘sin tierra’ en Brasil, un indígena
en los Andes o un migrante de Haití en Estados Unidos vea que,
más allá de nuestras diferencias, somos lo mismo, parte
del planeta Tierra -que es sólo uno- y que los problemas de Palestina
e Israel son a escala planetaria. Esto es lo que nos lleva a actuar detrás
de movimientos de ciudadanía que tienen trayectorias diferentes.
Algunos provienen de luchas tradicionales sindicales, muchos surgieron
de nuevas agendas o se gestaron en torno a causas ambientales. Es en esta
‘sopa’ que florece nuestro movimiento. En algunos lugares
tiene más sabor y en otros menos, pero es nuestra sopa. Y tenemos
que trabajar con ella”
Volver | Imprimir
| Enviar
por email |