Edición 657 - Desde el 7 al 20 de marzo de 2008
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MONSEÑOR Alejandro Goic Karmelic, presidente de la Conferencia Episocopal

 

La huelga de los trabajadores subcontratados del cobre del año 2007, en la que intervino como facilitador, provocó la primera advertencia pública del presidente de la Conferencia Episcopal de Chile y obispo de Rancagua, monseñor Alejandro Goic, sobre la necesidad de resolver las desigualdades y distribuir más equitativamente la riqueza, si se quiere evitar un conflicto social. Puso en debate el tema del salario ético, recalcando que más de un millón de trabajadores gana menos del sueldo mínimo.
En general, aunque lo que ha hecho es ponderar lo que está a la vista de quien quiera ver, apelando a los más elementales principios éticos y humanistas, sus dichos han generado polémicas y más de un malestar. También han hecho surgir variadas propuestas que, sin embargo, parecen diluirse a poco andar. Pero él no se desanima ni pierde las esperanzas.
Monseñor Alejandro Goic Karmelic nació en Punta Arenas hace 67 años, y hace 42 fue ordenado sacerdote. Hijo de inmigrantes croatas, estudió filosofía y teología en el Seminario Metropolitano y en la Facultad de Teología de la Universidad Católica. Profundizó su formación teológica y pastoral en Bélgica. Fue el primer obispo chileno ordenado por Juan Pablo II, cuando apenas tenía 39 años. En 1973 fue nombrado vicario general en Punta Arenas, donde asumió la defensa de los derechos humanos. De ahí pasó a los obispados de Concepción, Talca y Osorno hasta ser designado obispo de Rancagua, en 2003. Tras desempeñar diversos cargos en la Conferencia Episcopal de Chile, fue elegido presidente en 2004 y reelegido en 2007 por otro período de tres años.
PF solicitó una entrevista a monseñor Goic, pero no se pudo materializar. A cambio, ofreció responder por escrito el cuestionario que se le hizo llegar. Y estas fueron sus respuestas.
¿Qué piensa de la escasa receptividad que ha tenido su llamado a crear un salario ético? Hubo mucha difusión mediática, debates, creación de una mesa, etc., pero en concreto, todo sigue igual...
“No comparto el juicio ‘de la escasa receptividad’ acerca del llamado que hizo la Iglesia a una sociedad más equitativa. Por las siguientes razones. Primero, el tema se instaló en la sociedad chilena. El debate amplio que se abrió es una prueba evidente de ello. No debiera ser ignorado en las elecciones de este año 2008 y de 2009. En segundo lugar, he recibido muchos testimonios de personas y de empresas que han realizado acciones concretas para mejorar los ingresos de sus trabajadores. Y en tercer lugar, está la creación del Consejo de Equidad Social por la presidenta de la República. Confiamos que sus propuestas sean concretas y se traduzcan en iniciativas para comenzar a dar pasos significativos en un país más justo.
Yo hice un llamado a la conciencia cristiana de Chile y a las personas de buena voluntad que, sin tener el don de la fe, anhelan un país más equitativo y justo”.
¿Qué visión tiene de la manera como ha evolucionado la situación de los trabajadores “contratistas” del cobre tras la huelga del año pasado? Los trabajadores han denunciado dificultades.
“Es un tema difícil. El acuerdo marco de fines de julio se ha ido cumpliendo, con algunas dificultades propias de la complejidad de la situación. Tengo la esperanza de que pueda resolverse pronto y de manera pacífica la aplicación de la Ley de Subcontratación en la gran minería. Se necesita sabiduría, diálogo, prudencia.
En una reciente declaración señalé que detrás de todas estas situaciones ‘hay un problema de fondo que la sociedad chilena debe enfrentar y resolver, que es el de la justicia laboral’. Y cité el Compendio de la doctrina social de la Iglesia: ‘El simple acuerdo entre el trabajador y el patrono acerca de la remuneración no basta para calificar de justa la remuneración acordada, porque ésta no debe ser en manera alguna insuficiente para el sustento del trabajador: la justicia natural es anterior y superior a la libertad del contrato”.
¿Cómo ve la situación de las trabajadoras agrícolas temporeras y sus necesidades más urgentes?
“Es necesario reconocer que el tema de los y las temporeras hay que verlo en el contexto de la realidad laboral. Urge ubicarlo dentro del sistema económico, donde la precarización del empleo es parte del modelo en distintos rubros de la vida laboral como la minería, la pesca artesanal, el área forestal, las grandes tiendas y supermercados, etc. Hay dos conceptos en la doctrina social de la Iglesia que quisiéramos ver reflejados en las políticas laborales. El primero es la primacía de la persona del trabajador(a) por sobre el trabajo que realiza. Y el segundo concepto es que, por su carácter subjetivo o personal, el trabajo es superior a cualquier otro factor de producción, particularmente al capital. Respecto del proceso de producción, el trabajo es siempre una ‘causa eficiente primaria’, mientras que el capital es sólo un instrumento (Compendio de la doctrina social de la Iglesia Nº 276 y Nº 277).
Es fundamental, además, ponernos en el lugar de los más pobres y preguntarnos si podríamos vivir con los ingresos que ellos tienen”.

LIBERTAD, DESARROLLO Y JUSTICIA

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no dar solución a problemas sociales de largo arrastre, en un marco de inequidad socioeconómica que se agudiza?
“He insistido varias veces sobre este punto. Se ha recuperado, con todos sus límites, la democracia. El país ha experimentado un crecimiento económico. El paso siguiente es construir un país con mayor justicia social. Conjugar libertad, desarrollo y justicia social es clave para la paz social. Tenemos que ser sabios para lograrlo, anticiparnos con inteligencia a los conflictos, con propuestas que vayan generando mayor justicia social”.
¿Qué piensa respecto de las reivindicaciones mapuches y de los últimos hechos ocurridos en el sur? Me refiero a la represión policial y a la muerte de un joven universitario, a la huelga de hambre de mapuches presos...
“Tal como lo manifesté en mi declaración La paz en la Araucanía, fruto de la justicia: ‘La situación es altamente compleja por cuanto transcurre en un contexto de desconocimiento, prejuicios y discriminación hacia los indígenas, de políticas que se han demostrado inadecuadas, y de una instrumentalización por parte de personas ajenas a esta realidad que obstruyen los acuerdos con agitación y violencia (…) Lamentablemente la preocupación por el pueblo mapuche que amplios sectores ciudadanos dicen manifestar, no se condice con un esfuerzo real por escuchar la voz de sus dirigentes representativos y por comprenderlos en su propia cultura’.
Confío en que la tarea del Comité Interministerial derive en soluciones reales a las demandas de las comunidades mapuches, lo mismo que de las personas y empresas que han sido víctimas de una violencia irracional que a nada conduce”.
Desde el punto de vista de la realidad económica y social, qué opina de la evolución que ha habido en América Latina y sus perspectivas.
“En el continente hace falta, y en algunos países es extremadamente urgente, resolver el problema de los más pobres. Se necesitan políticos sanos, honestos, que busquen el bien común. Políticos preparados que fortalezcan la democracia y una participación mayor de los ciudadanos. Rechazar los populismos y las visiones demagógicas y de ambiciones personales, que llevan a tragedias de diversa índole como lo comprueba la historia. La globalización debe regirse por la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios”

PATRICIA BRAVO

(Publicado en Punto Final Nº 657, 7 de marzo, 2008)