Edición 573 - Desde el 6 al 19 de agosto de 2004
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Felipe Ríos

Refrescando la memoria


EL actor Felipe Ríos ha intervenido en cuatro montajes en que música y canciones son claves.

El año 2002 decidió parar un rato. Luego de concluir El circo de las Montini en TVN, donde fue trapecista, Felipe Ríos hizo una pausa. Ansiaba descansar después de seis teleseries para incursionar en teatro, cine y dirección.
De ese período son sus intervenciones en la película B-Happy, en capítulos de los telefilmes La vida es una lotería y El cuento del tío, y en los montajes Balada, te comería el corazón y Provincia Kapital (en cartelera), en los que actúa y canta. “No me han vuelto a llamar para las teleseries” dice ahora, todavía sorprendido. Golpeó las puertas que correspondía, conversó cara a cara y salió de las oficinas que visitó con posibilidades claras de regresar al set del canal estatal.
Ríos echa de menos las teleseries, como también a los grupos de trabajo y de amigos con quienes alternó en los extensos períodos de grabación. “Yo no me fui en mala onda... Sólo quería parar un año, nada más”, dice en ese tono franco, sencillo y festivo que tiene.
¿Cree que influyeron ciertas críticas que hizo acerca del trabajo televisivo?
“Uno se compromete con los temas que está trabajando, y se hacen comparaciones. Por ejemplo, hay diferencias entre la volá sindical de la época de las salitreras y la del gremio de actores. Pero también hay puntos comunes, como las desigualdades que afectan a un gremio que debería ser más sensato en la defensa del oficio de actor. Como actores no tenemos muchos derechos o beneficios, que debieran contemplarse en los contratos. Además, la TV es un negocio. Pero no creo que esos comentarios hayan influido para que no me llamen a las telenovelas. Sería muy penoso, porque es bueno poner en el tapete los problemas”.
¿Lo afectó en su situación económica?
“Claro que sí. Hubo que restringirse en los gastos. El teatro no da lo que la televisión, y las producciones en que participé son esporádicas. Tuve que ser más ordenado: lo que me hizo muy bien, porque era un poquito tiro al aire. Me pegué un madurón más o menos”.

EN PLENA PROVINCIA

Desde mediados de julio, Felipe Ríos forma parte del extenso elenco de la obra Provincia Kapital, un montaje que dirige Rodrigo Pérez que, más que inspirado, sigue la huella de la ópera Auge y caída de la ciudad de Mahagonny, de los alemanes Bertolt Brecht y Kurt Weil.
No es primera vez que Ríos participa en una obra donde la música es factor clave. A mediados de los 90 fue Carlucho, en La Pérgola de la Flores según la versión de Andrés Pérez, un artista “que está siempre presente en el mundo del teatro: en espíritu, energía y enseñanzas”. También ha actuado en La ópera de tres centavos y Balada, te comería el corazón.
“Provincia Kapital tiene un trabajo gigantesco, sus canciones son dificilísimas y el montaje muy complejo”, dice este actor de 29 años respecto de la obra, que comenzó a ensayarse en enero pasado. La historia alude a la Ciudad Dorada, fundada por un trío de fugitivos de la justicia para cazar incautos, que llegan desde Alaska con sus faltriqueras llenas de oro y dispuestos a pasarlo bien. Y como todo está permitido -el precio del whisky es bajo y las prostitutas están al alcance de la mano y del dinero-, poco a poco se va gestando la tragedia. “Después se dan cuenta que, como en la vida real, está la letra chica que te va agarrando”, dice Felipe Ríos.
¿La obra habla de cualquier sociedad o de la sociedad capitalista?
“Creo que es una alegoría contra la sociedad capitalista. Neoliberal, en lenguaje contemporáneo. En este sentido se puede hacer un paralelo con la época del salitre en Chile, cuando se fueron miles de chilenos a trabajar al norte con la esperanza de grandes sueldos, en un territorio que prometía los mejores espectáculos. Hasta que empezó la crisis, que marcó la caída del trabajo y el aplastamiento de los obreros por los patrones. Provincia Kapital es súper contemporánea como ideología, y eso la hace cercana a todos nosotros. Además, la versión nuestra da una mirada a los presos políticos, una historia todavía inconclusa. De algún modo, la obra ayuda a refrescar la memoria”.
¿Cómo actúa el poder y quienes lo detentan en la obra?
“El poder lo detentan los bandidos que fundaron la ciudad. Ellos pueden condenar a muerte a un hombre por no pagar las tres botellas de whisky que consumió y sólo a dos días, por una violación. En esta Ciudad Dorada se ejerce el poder de una forma fascista, grosera y asquerosa. También hay corrupción y los victimarios se hacen pasar por víctimas. Dales poder y déjalos ver”.
Parece describir la realidad chilena...
“Creo que sí. Si las leyes están hechas para violarlas, los jueces las violan como les da la gana. Si hay una ley que dice que los periodistas tienen el derecho de no revelar las fuentes y los meten presos porque no las revelan, eso habla de nosotros como país. Las pinocuentas no me sorprenden: es un descaro más. Está el caso del tipo que degolló al cura. ¡De qué estamos hablando! La prensa está asquerosa con la farándula. Si no hay cahuín no hay portada. Todo es un poquito vergonzoso, ¿verdad?”

LEOPOLDO PULGAR I.

 

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