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Las pestilentes
Aguas Andinas
EL
29 de octubre del 2003 el presidente Lagos inauguró la planta de tratamiento
de aguas servidas La Farfana, la “más moderna de América Latina” según
la propaganda de Aguas Andinas. Un mes y medio después, la planta hizo
crisis. En la foto: Lagos con Roque Gistau, presidente de Aguas Andinas,
el ministro de OO.PP. y el intendente de Santiago.
Aquella mañana de mediados de octubre, cuando el presidente Ricardo
Lagos inauguró la planta de tratamiento de aguas servidas La Farfana,
difícilmente imaginó que la que fuera presentada como la
quinta planta más grande del mundo -y la obra de descontaminación
más importante de Chile- fallaría apenas 45 días
más tarde. Sin duda, un récord de ineficiencia para este
gigante de la descontaminación, cuya inauguración
resonó como un cíclope en una mítica isla griega,
según informó en su oportunidad cierta prensa proclive a
las relaciones públicas y los adjetivos rimbombantes.
El fiasco puso en tela de juicio, una vez más, el proceso de privatización
de los servicios básicos implementado por la Concertación,
que ha significado continuas alzas de tarifas, despidos masivos y precarización
laboral. Además, constituyó un verdadero balde de agua fría
para el consorcio franco-español conformado por Aguas de Barcelona
(Agbar) y Suez Lyonnaisse des Eaux, que adquirió en 1999 el 51,2
por ciento de la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias (Emos S.A.).
Son la actual Aguas Andinas, en virtud de un proceso no exento de irregularidades.
Sin embargo, y a diferencia de otras oportunidades en que la transnacional
salió libre de polvo y paja, esta vez tendrá que pagar una
multa de mil UTM (30 millones de pesos) que le fue aplicada por el Servicio
Metropolitano del Ambiente (Sesma), luego de un sumario sanitario por
los malos olores emanados de La Farfana. El hedor afectó a los
habitantes de las comunas de Pudahuel y Maipú, que sufrieron dolores
de cabeza, náuseas y mareos, por casi un mes.
Según determinó el Sesma, la pestilencia fue provocada por
una falla en seis de los ocho digestores con que cuenta la planta; a través
de ellos son tratadas las materias sólidas (fecas) de las aguas
servidas. Sin embargo, lo más grave es que Aguas Andinas lejos
de informar el desperfecto a las autoridades, ocultó la falla.
En declaraciones previas al dictamen sanitario, el Superintendente de
Servicios Sanitarios, Juan Eduardo Saldivia, declaró que indudablemente
aquí hay fallas de Aguas Andinas. Ahora, si esas fallas son culposas,
dolosas o de negligencia, lo determinará el sumario sanitario que
está llevando adelante el Sesma. La multa, una de las más
altas aplicadas en este tipo de casos, ahorra comentarios.
Pudahuel: comuna
estigmatizada
Para el alcalde de Pudahuel, Johnny Carrasco, la situación fue
grave, porque afectó a una comuna golpeada por problemas de carácter
ambiental. En invierno somos los más afectados por la contaminación
atmosférica, las inundaciones y ahora, también por los malos
olores, indicó Carrasco. Vive en Pudahuel, de modo que sintió
directamente la pestilencia. Contó que los vientos traían
un hedor insoportable desde Maipú, comuna donde está emplazada
La Farfana. Aseguró a Punto Final que el mal olor afectó
también a las comunas de Lo Prado, Cerro Navia, Maipú y
Lampa. Me extraña que no hayan reaccionado, comentó
el alcalde de Pudahuel.
Con indisimulado orgullo relató que con dirigentes sociales y habitantes
de su comuna iniciaron diversas acciones. Denunciamos la situación;
tomamos contacto con la Conama, el Sesma, la Superintendencia de Servicios
Sanitarios y nos constituimos en La Farfana para exigir una respuesta.
Piensa que la capacidad de reacción y organización de los
habitantes de Pudahuel fueron esenciales para lograr que Aguas Andinas
fuera castigada con una multa y que la empresa, finalmente, accediera
a descontar el pago de un mes por concepto de tratamiento de aguas servidas
a los vecinos de Pudahuel. Cabe señalar, que la puesta en marcha
de La Farfana aumentó 900 pesos, en promedio, las cuentas de agua
potable en Santiago.
Johnny Carrasco explicó que este hecho marca un precedente para
otras empresas como Chilectra y Telefónica, también en manos
de capitales españoles. Es el inicio para que los pobladores
comiencen a estructurar un nuevo tipo de organización, señaló.
Para eso espera constituir en Pudahuel los denominados equipos Sernac
para resguardar a los consumidores.
Respecto del accionar de Aguas Andinas en la emergencia, Carrasco insistió
que sin organización los vecinos no hubiesen logrado nada. Cuando
comenzaron los malos olores y personal del municipio constató que
provenían de La Farfana, la empresa lo negó. Pasaron quince
días antes que reconocieran la falla y se comprometieran a solucionarla.
Respondieron que habían fallado los digestores de la planta
y que estaban tratando los lodos con cal. El problema es que la pestilencia
continuaba, sostuvo el alcalde Carrasco.
Para el edil, hechos como este suceden porque hay demasiada libertad para
las transnacionales en Chile. La fiscalización es muy blanda.
Entidades como Conama, Sesma y la Superintendencia, están muy limitadas
por una legislación permisiva y poco clara, asegura. En ese
sentido, cuestiona que las privatizaciones hayan significado mayor eficiencia,
como se prometió. Después de situaciones como ésta,
pienso que el Estado puede y debe tener sus propias empresas y actuar
con mas eficiencia, agrega el alcalde.
historia de impunidad
Pero el caso de La Farfana no es el único en que la transnacional
franco-española ha ocultado información. De hecho, ha enfrentado
otras denuncias e incluso una investigación de una comisión
especial de la Cámara de Diputados. Sin embargo, hasta el dictamen
del Sesma, aplicándole una multa, el resultado de esas iniciativas
invariablemente fue la impunidad para la trasnacional.
Pocos recuerdan que la participación de Interaguas -nombre con
el cual Agbar y Suez Lyonnaisse des Eaux se presentaron a la licitación
de Emos- fue duramente cuestionada. La razón: un informe secreto
que daba cuenta de la existencia de una alianza estratégica
entre Endesa-España y Aguas de Barcelona (Agbar) en 1994, de la
cual Interaguas no dio información. El pacto contravenía
las normas sobre libre competencia contenidas en el decreto ley 211, de
1973. En la práctica, se generaba un escenario en que Endesa-España
podía ser controlador y ejercer una influencia decisiva en la propiedad
de Emos.
Lo grave es que si se hubiera conocido este antecedente antes de la licitación,
Interaguas hubiese quedado fuera y hoy no tendría el control de
Emos. En la oportunidad, los parlamentarios democratacristianos Pablo
Lorenzini, Luis Pareto, Jaime Jiménez y Miguel Hernández
impulsaron la conformación de una comisión investigadora
de la licitación de Emos, para indagar la omisión de Interaguas
y los motivos de Corfo para no examinar los antecedentes de la transnacional.
Uno de los aspectos que despertó sospechas en los parlamentarios
fue que el abogado del estudio Prieto y Asociados, Joaquín Villarino,
contratado por Corfo para revisar los antecedentes de las empresas que
participaron en la licitación, fuera nombrado por Interaguas como
fiscal de Emos, luego de ganar la licitación. Villarino, hijo del
jefe de informaciones de El Mercurio, de igual nombre, ocupa hasta el
día de hoy importantes cargos en Aguas Andinas y otras empresas
del grupo hispano-francés.
Estos hechos, que en cualquier democracia hubiesen significado un escándalo
y la anulación de la venta de la empresa, en Chile pasaron inadvertidos.
Así, la investigación que realizó la comisión
de la Cámara baja durante casi un año y medio, no arrojó
resultados. En nada quedaron las encendidas declaraciones del diputado
DC Jaime Jiménez, presidente de la comisión, quien aseguró
que el informe final de la investigación recomendaría remitir
los antecedentes al Consejo de Defensa del Estado para que presentara
acciones judiciales.
alza de tarifas
Una vez en posesión de Emos, la transnacional se abocó
a conseguir alza de las tarifas. Para ello no escatimó esfuerzos
y desarrolló un intenso lobby que incluyó a un poderoso
y antiguo aliado de Endesa-España: el entonces presidente de la
República, Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Frei había jugado un rol fundamental en la privatización
de Emos, al adelantar su venta originalmente prevista para después
del término de su mandato. La idea era privatizar primero otras
sanitarias más pequeñas, a fin de evaluar los resultados
del proceso. Los nuevos dueños de Emos jugaron sus cartas con tranquilidad.
No se equivocaron porque a pesar que los cálculos de la Superintendencia
de Servicios Sanitarios indicaban que las tarifas de Emos para el quinquenio
2000-2005 debían bajar en 6 por ciento, ellos propusieron un incremento
superior al 50 por ciento. La estrategia del tejo pasado dio
sus frutos: una comisión técnica arbitral estableció
un rango de alza entre 20 y 40 por ciento, de acuerdo al consumo, lo que
significó un incremento global de al menos 19 por ciento. Esto,
antes de mover un sólo metro cúbico de tierra para construir
las plantas de tratamiento de aguas servidas. Posteriormente, y luego
de esa alza, Aguas Andinas ha subido la tarifa en dos oportunidades: con
la puesta en marcha de las plantas El Trebal y La Farfana. Cabe resaltar,
que en la construcción de ambas plantas ha participado Sigdo Koppers,
empresa estrechamente ligada a Eduardo Frei Ruiz-Tagle
Emiliano Villa
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