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Piñera dobló su fortuna en un mes
EL presidente Sebastián Piñera con sus ministros del Interiro, Rodrigo Hinzpeter, y de Relaciones Exteriores, Alfredo Moreno.
El 12 de marzo, el mercado, ente que expresa los intereses y voluntades de las grandes riquezas y poderes económicos, no le dio una gran bienvenida a Sebastián Piñera, el flamante presidente de Chile y antiguo y conspicuo miembro de las altas esferas de los mismos mercados. La Bolsa de Valores de Santiago apenas se movió, en tanto las acciones de LAN, de las cuales el presidente aún mantiene un buen porcentaje a su haber, cayeron levemente.
Hubo y hay una explicación inmediata: el terremoto y sus consecuencias, como argumentaron distintos miembros del nuevo gobierno. El presidente, han dicho, “no ha tenido tiempo” para vender sus acciones. Pero la explicación no ha dejado satisfechos ni a la oposición ni a los portavoces del mercado. La tardanza en la venta de este paquete accionario -que podría estar valorado en más de 750 millones de dólares- superó todos los plazos y rompió las promesas formuladas un mes antes por Piñera. Uno de sus compromisos fue desprenderse de sus acciones antes de ingresar a La Moneda. Y aun cuando el presidente ha establecido un nuevo plazo para vender su participación en LAN, el que no iría más allá del 30 de abril, hay una promesa rota, lo que se ha hecho sentir en su propio entorno.
El 11 de marzo, El Mercurio saludó a su otrora candidato y desde aquel día nuevo presidente. En un editorial lleno de entusiasmo, que colmó de elogios a su equipo, formado en el sector privado, hubo un sólo aspecto que parecía molestar a El Mercurio: la relación entre política y negocios. Porque, decía el matutino, “sólo se echa de menos que haya faltado el tiempo para consumar el proceso ya avanzado de desprendimiento de haberes que puedan prestarse para conflictos de interés o para la apariencia de ellos, como es el caso de la anunciada constitución de una fundación respecto del canal Chilevisión y la venta del último paquete de acciones de LAN, todo lo cual, por sus repercusiones, debería concretarse en un plazo brevísimo”.
El terremoto en la Bolsa
El terremoto afectó al país y sus ciudadanos, pero también afectó a sus mercados. El 1º de marzo, el primer día hábil tras el terremoto del 27 de febrero, la Bolsa chilena hizo sus evaluaciones de los daños, lo que quedó expresado en una continua caída de los principales indicadores: durante la primera semana de marzo acumuló una pérdida de casi seis por ciento. Una sensible baja si se le compara con los meses precedentes, con un crecimiento de los precios del 6,56 por ciento.
Pero las miradas de los inversionistas no están focalizadas en los grandes indicadores bursátiles. Están dirigidas a los precios de las acciones de LAN, porque los rumores, la prensa y la oposición estiman que Piñera espera sacar un buen precio con la venta del paquete del 11,3% de la aerolínea, idea que ha sido desmentida con énfasis por sus principales ministros. Uno de los argumentos que esgrime La Moneda es el alto valor histórico que tienen hoy las acciones de LAN, lo que está refrendado por los números. Si se observa la evolución de los precios de las acciones de LAN durante los últimos seis meses, veremos que han subido sensiblemente. Desde un precio por acción entre seis mil y siete mil pesos en junio pasado, subió a unos 7.500 en septiembre, para llegar en enero a 8.400 pesos. El 11 de marzo las acciones de LAN llegaron, efectivamente, a uno de sus máximos históricos, al cotizarse sobre los 9.300 pesos.
Para los ministros de La Moneda, como Rodrigo Hinzpeter y Ena von Bauer, este aumento de los precios es simplemente una expresión más del mercado. Pero los mercados no siempre son “libres”, no están liberados de presiones, seducciones, especulaciones y diversas influencias. Entre ellas, no deja de ser un dato al margen para los mercados que un multimillonario de la Bolsa llegue a ser presidente de la República. El poder económico queda amplificado con el poder político.
Tras el triunfo de Piñera en la segunda vuelta del 17 de enero, quien más celebró fue el mercado. Informados sobre la inminente venta de las acciones de Piñera, los inversionistas nacionales e internacionales tuvieron un mes extremadamente movido. Axxion, una de las sociedades de inversión del entonces presidente electo, subió entre el viernes 15 de enero -el día hábil anterior a la elección- y el 21 de enero más de 140 por ciento. Con fluctuaciones posteriores, el precio de estos títulos bursátiles aumentó en promedio más de un cien por ciento durante enero. No se trata de efectos propios de la política en los mercados, como sucede habitualmente. Se trata de un hecho extremadamente particular e irregular, no sólo para la historia política y económica chilena, sino mundial. La oscura mezcla entre política y negocios parecía haber tocado techo en su capacidad de presionar al mercado.
Pero había más. Piñera obtuvo una cifra superior a los 370 millones de dólares por la venta de un paquete del 6,44 por ciento de LAN, pero aún le resta liquidar ese 11,3 por ciento, por lo que obtendría una cifra superior a los 750 millones de dólares. Y en tales magnitudes, una leve variación en el precio de la acción puede amplificarse en varios millones de dólares. Observando la historia de Piñera como especulador bursátil, es difícil creer que esta operación le deje indiferente.
Pero no sólo a él. La postergación de la venta al 30 de abril tiene ya revolucionada a las Bolsas. El mismo 11 de marzo los precios de la sociedad de inversiones Axxion llegaron a subir 24 por ciento, lo que provocó la suspensión momentánea de las transacciones. Y algo muy similar ocurrió para el viernes 12, cuando cerró con un alza cercana al doce por ciento. Cuando la Superintendencia de Valores y Seguros le preguntó a los responsables de Axxion por esta repentina alza, sólo levantaron los hombros. “Es el mercado”, dijeron.
En enero pasado, durante los días previos a la venta de las acciones de LAN, la Bolsa de Santiago tuvo que suspender varias veces sus operaciones, expresión de fuertes irregularidades, de presiones externas que alteran el habitual funcionamiento de los mercados. Si entonces se trató de la mayor transacción realizada en la última década, la venta del 11,3 por ciento de LAN durante las próximas semanas estará dentro de sus mayores operaciones históricas, por lo que es probable un aumento de todo tipo de comportamientos artificiales que afectarán el libre juego del mercado. En este desorden forzado, impulsado por la especulación, la obsesión por las ganancias a corto plazo, hay algunos inversionistas que resultarán beneficiados, pero también se generarán pérdidas para muchos otros. Que esta sea una política impulsada directa o indirectamente por el presidente de la República, merece más que una duda.
Dobló su fortuna
Sebastián Piñera hizo noticia aquel 11 de marzo también por otros motivos. La revista estadounidense Forbes, que publica anualmente un ranking con los millonarios del mundo, relataba lo mucho que Piñera había ganado durante los últimos doce meses. Si hace un año el actual presidente se ubicaba en el lugar 701 de las personas más ricas del mundo, con 1.200 millones de dólares a su haber, aquel día apareció en el lugar 437º, con una fortuna superior a los 2.200 millones de dólares. Un salto de esta naturaleza, que significa prácticamente haber doblado su fortuna bursátil en un año y en tiempos de crisis, lleva a cualquier observador a preguntarse por los motivos de este auge. Hoy también podemos pensar en las consecuencias. Y Forbes aporta más información: el gran aumento en la fortuna de Sebastián Piñera sucede principalmente en enero, precisamente durante la campaña y su posterior triunfo. Y desde enero a la fecha, el presidente de la República ha seguido ganando. Y seguirá haciéndolo por lo menos hasta el 30 de abril.
El diario electrónico El Mostrador ha publicado en su portada un registro de los días que tarda el presidente en vender sus acciones. Recuerda que en el debate presidencial de Anatel, el periodista Iván Núñez consultó a Sebastián Piñera sobre sus empresas: “¿Usted conoce la teoría de Tarzán? No soltar una liana hasta que se tiene la otra”. Y Piñera fue entonces claro: “Voy a vender LAN antes de asumir como presidente”.
Llegó el 11 de marzo y Piñera ya está en La Moneda. No sólo no ha cumplido con su promesa de desprenderse de este patrimonio antes del 11 de marzo, sino también queda como antecedente una nueva forma de especulación bursátil. Si Piñera pudo duplicar su fortuna como candidato en escasos meses, ¿qué sucederá con sus bienes ahora que es presidente?
Si consideramos que los mercados viven atentos a todo tipo de información, desde la comercial, tecnológica, social y, por cierto, política, es un hecho que a partir del 11 de marzo miles de inversionistas y especuladores siguen minuto a minuto y con redoblada atención las acciones y reacciones del nuevo presidente. En especial por los antecedentes de Piñera en los mercados.
Hace poco más de un año Piñera había enfrentado irregularidades por el uso de información privilegiada a favor de sus negocios. La Cámara de Diputados investigó la compra de un paquete accionario de LAN usando información privilegiada. Se trataba de un juicio político, el que tuvo características anticipatorios. Entonces, el diputado socialista Iván Paredes dijo que resultaba evidente que aquella sesión de la Cámara tenía un sesgo político, “que ninguno de nosotros lo desconoce o soslaya”, en tanto agregó que si bien es necesario controlar la gestión de los gobernantes sobre los asuntos públicos, “también lo es en la gestión de la empresa, más si su propiedad en todo o parte es capital anónimo, como el de los trabajadores, su gestión y rol compromete la fe pública y el orden público económico”.
El uso de información privilegiada para beneficio personal está penalizado en Chile y en el mundo. Si estimamos que quien la usa es un candidato a la Presidencia del país, la condena no sólo es formal, sino ética. Hoy, al observar los beneficios personales que Piñera ha obtenido durante su candidatura y posterior elección, las dudas sobre su tardanza en el desprendimiento de estos bienes no pueden satisfacerse con el argumento del terremoto. Piñera ha comenzado su gobierno con un evidente conflicto de intereses.
Las faltas a su palabra han coincidido también con el estreno de la nueva oposición. Desde el PS, su presidente, Fulvio Rossi, dijo el mismo 11 de marzo que “él debe gobernar, dar señales de transparencia y dar tranquilidad a los chilenos y chilenas de que no hay uso de información privilegiada (…) porque es triste que alguien pueda tener ganancias después de una campaña gracias a su posicionamiento político”. En tanto, el vicepresidente del PPD, Jorge Insunza, dijo que “más allá de esta situación concreta de LAN, creemos que hay mucho trecho para establecer una separación tajante entre ambos ámbitos. El fideicomiso tuerto de Sebastián Piñera no satisface del todo la separación que debe haber entre sus negocios y la información privilegiada que va a tener como presidente”.
Y está también el caso de Chilevisión, aún en sus manos. La prometida fundación a la cual se traspasaría la propiedad también se ha postergado con el argumento del terremoto. Tal vez por la extrema situación por la que pasa el país, ha dejado todo esta discusión en un segundo plano. Pero se trata de la punta más visible de una nueva manera de gobernar, la que ha quedado en evidencia en la conformación de un equipo de ministros e intendentes con profundos e históricos lazos con el sector privado. Es ésta su esencia, su percepción de la vida social y política, que no pasa por la venta, ya sea oportuna o tardía, de sus pertenencias.
En tanto, el mercado hace lo suyo. De aquí al 30 de abril Piñera aún puede recoger varios millones de dólares extras. Ha sido el estreno del cambio prometido.
PAUL WALDER
(Publicado en Punto Final, edición Nº 705, 19 de marzo, 2010)
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