Documento sin título
|
La sonrisa ancha
(Punto Final Nº 429, del 25 de septiembre de 1998)
Me impresionó su sonrisa, que no he olvidado. No sé qué significaba: ¿desafío o burla a sus carceleros? ¿Paz interior? Quizás. La luz de una lámpara del Estadio Chile alumbraba su rostro. Lo reconocimos perfectamente. Parecía estar bien, se le veía tranquilo. Nosotros éramos una larga fila india de hombres que caminaban con las manos en la nuca apuntados por fusiles. Pasamos por su lado rumbo a los camiones frigoríficos que nos transportarían -casi asfixiándonos- al Estadio Nacional. A Víctor Jara lo habían separado del resto de los prisioneros y estaba sonriendo, las manos en la espalda, una luz en la cara. No parecía sentir temor.
Esa noche no sabíamos dónde nos llevaban. Pensábamos que a la muerte. Eramos centenares de hombres asustados acariciando mentalmente las siluetas de nuestra mujeres y niños. A lo mejor Víctor Jara sonreía para nosotros. Una muda canción de aliento, quizás. No lo volvimos a ver.
MANUEL CABIESES DONOSO
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 700, del 11 al 24 de diciembre, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl
www.pf-memoriahistorica.org) |