Edición 693 - Desde el 4 al 17 de septiembrel de 2009
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Advierte el sociólogo Marcos Roitman

Viene una nueva derecha con RN, la UDI y la DC

Autor: PAUL WALDER

El sociólogo chileno Marcos Roitman Rosen-mann salió al exilio a los 18 años. Desde entonces reside en Madrid. Hoy, a los 55 años, es doctor en ciencias políticas y sociología y profesor titular en la Universidad Complutense de Madrid.
Autor de libros sobre el pensamiento político contemporáneo en América Latina, entre sus obras más destacadas están Las razones de la democracia en América Latina (Sequitur, 30ª edición, Madrid, 2001), El pensamiento sistémico: los orígenes del social-conformismo (Siglo XXI, México, 4ª edición, 2009), Democracias sin demócratas y otras invenciones (Sequitur, 20ª edición, Madrid, 2008), y Pensar América Latina: el desarrollo de la sociología latinoamericana.
Roitman ha sido profesor invitado en universidades de América Latina, es colaborador habitual de La Jornada, de México, y corresponsal de Clarín Chile, en Madrid. A partir del próximo mes, formará parte de los colaboradores de Punto Final.

Obama lleva más de seis meses en la Casa Blanca y las señales hacia América Latina, teniendo en cuenta las bases militares en Colombia y el golpe de Estado en Honduras, parecen no sólo ambiguas, sino un retroceso.
“En primer lugar, creo que la victoria de Obama vino precedida de un montaje publicitario: se vende una imagen y se compran falsas expectativas. A medida que se toman decisiones hacia América Latina observamos una continuidad con la segunda administración Bush. Si se quiere tener una perspectiva realista de la política exterior de Estados Unidos, debemos pensar en un diseño compartido por el establishment, los lobby, las grandes compañías, el Pentágono, los ‘tanques de pensamiento’, las cúpulas de los partidos Republicano y Demócrata, el Poder Judicial y los centros de información.
El equipo de asesores para América Latina de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, está convencido de los beneficios de aplicar una política de intervención ampliando la presencia militar, so pretexto de combatir el narcotráfico, la subversión y el terrorismo. Esta propuesta se practicó en Perú, Bolivia, Colombia, México y en Ecuador, antes del triunfo de Rafael Correa. Y si quedan dudas, Frank Sánchez, ex subsecretario de Transportes de Clinton, se destapó a gusto señalando que ‘el Plan Colombia continuará y queremos añadirle más dinero… Obama ha apoyado fuertemente a Uribe en su lucha contra las FARC… Obama fue uno de los pocos políticos en Estados Unidos que apoyó a Uribe en su incursión a Ecuador. Ni Bush fue tan abierto en el apoyo a ese ataque’.
El golpe de Estado en Honduras es una advertencia. Hoy Estados Unidos critica la forma pero avala su contenido. Solventa un gobierno de facto. Viviremos tiempos convulsos con políticas desestabilizadoras implementadas por México, en su Plan Mérida, y por Colombia”.
Hay observadores que hablan de la vietnamización de la región. La gira “muda” de Alvaro Uribe por algunos países sudamericanos, ¿qué resultados ha tenido? ¿Qué efectos puede tener la instalación de bases en Colombia para los procesos de Venezuela y Ecuador?
“En América Latina los enfrentamientos fronterizos son una constante. La mayoría de las veces confluyen las políticas militaristas con los proyectos imperialistas y la fiebre de poder de las oligarquías plutocráticas.
La respuesta a una posible vietnamización conlleva incluir el concepto de guerra justa, la defensa de los derechos de autodeterminación y soberanía territorial. Luchas antifeudales, antioligárquicas, nacionalistas, democráticas y anticapitalistas. Salvador Allende comprendió el sentido de las luchas en América Latina: son necesarias porque son inevitables. Nos hablan de dignidad. Seguramente la vietnamización del continente está en el horizonte de lo probable, pero no de lo posible. Tal vez la tensión gatille una corriente en sentido contrario. Unasur, Alba, Telesur, y un banco regional independiente, pueden contrarrestar los intentos de vietnamización.
La ‘gira muda’ buscaba justificar lo injustificable. El periplo de Uribe es parte de la estrategia destinada a presentar las bases como un esfuerzo para lograr la paz mediante la unificación de la lucha antiterrorista frente al narcotráfico y las FARC. Con ello encubre los crímenes de lesa humanidad cometidos por sus fuerzas armadas y los paramilitares, bajo el lema de ‘seguridad democrática’. Colombia es un ejemplo de violencia y militarización de la sociedad. Las bases estadounidenses complementan esa política.
Por otro lado, la administración Obama muestra una cara ‘progresista’ apoyando al gobierno de Lula y considerándolo un aliado estratégico. Existen megaproyectos de empresas petroleras, autopistas y agrocombustibles en la selva amazónica. Sin duda ello acrecienta los deseos expansionistas de Brasil, destruyendo la flora y fauna de la Amazonia. En las dos administraciones de Lula se han colonizado más hectáreas del pulmón verde que en los últimos treinta años.
Respecto a la instalación de bases norteamericanas, sea cuales sean los países anfitriones, realiza un viejo deseo de Estados Unidos, desde el Tratado de Chapultepec en 1947 y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar) en 1948. Nunca EE.UU. había disfrutado de tanto control geopolítico sobre el territorio continental”.

Golpe en Honduras

El golpe de Estado en Honduras es sin duda un rompimiento de la institucionalidad democrática. ¿Cómo se ve el surgimiento y/o consolidación de los gobiernos y movimientos de Izquierda en la región?
“El golpe en Honduras me recuerda el ocurrido en 1973 en Uruguay. Bordaberry llamó a los militares y estableció un gobierno civil custodiado por las fuerzas armadas. Se reprimió a las organizaciones democráticas y los movimientos sociales. Hoy en Honduras los argumentos son los mismos, un golpe liberador, pero esta vez no contra el ‘castro-comunismo’, sino contra el chavismo y el socialismo del siglo XXI. Lo más significativo es la represión selectiva.
El gobierno de facto hondureño pretende dar una imagen de normalidad, bloqueando la información independiente. Para ello cuentan con el apoyo de Oscar Arias, el presidente de Costa Rica, quien da legitimidad a Micheletti reconociendo su gobierno. Este comportamiento de Arias no es nuevo. Durante su primer mandato hizo suya la propuesta de Kissinger para Centroamérica. Sus palabras fueron contundentes: ‘Soy neutral frente al sandinismo pero no imparcial. Deseo su derrota’. Con ese planteamiento asumió los principios contenidos en los manuales de guerras de baja intensidad. Su efecto fue devastador: invasión a Panamá, pérdida de las elecciones en Nicaragua, destrucción de los proyectos democráticos en Guatemala y El Salvador y establecimiento de bases en Honduras. A cambio, Arias fue recompensado con el Nobel de la Paz. Hoy se repite la historia.
Sin embargo, no es el único tipo de golpe de Estado. El triunfo de (…)
PAUL WALDER

(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 693, del 4 al 17 de septiembre de 2009. Suscríbase a PF.
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