Edición 687 - Desde el 12 al 25 de junio de 2009
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Penan las ánimas en el Registro Electoral

 

EDITH Vargas y Marina Astudillo esperando a nuevos ciudadanos en la Junta Inscriptora Centro.

El 36 por ciento de los ciudadanos que participaron en el plebiscito de 1988, que dijo No a la dictadura de Augusto Pinochet, eran jóvenes. Con el tiempo ese porcentaje fue bajando y llegó a un nivel histórico en las elecciones municipales de octubre del año pasado: sólo el 8,07 por ciento de los inscritos tenía entre 18 y 29 años, lo que en la práctica significó que sólo la mitad de los ciudadanos aptos para votar eligió a las autoridades comunales.
Las bajas cifras de la inscripción electoral juvenil llevaron al Instituto Nacional de la Juventud (Injuv) y al Servicio Electoral (Servel), a tomar una medida inédita: la apertura de las juntas inscriptoras todos los domingos en horario de oficina. Sólo los lunes y feriados legales dejan de atender.
Esta estrategia ha dado algún resultado. “En general durante la semana ha subido la cantidad de gente para inscripción”, indica Edith Vargas, presidenta de la Junta Inscriptora Centro, una de las más importantes de la Región Metropolitana debido a su estratégica ubicación, calle Santo Domingo 916, local 23, dentro de un perímetro donde interactúa gran cantidad de jóvenes universitarios.
Según Vargas, un promedio de cuarenta personas diarias se acerca a esa junta para realizar diversos trámites; la mitad lo hace para inscribirse en los registros electorales. “De hecho, como hay gente que no sabe que cerramos los lunes, vienen; pero regresan los martes para inscribirse”, expresa Marina Astudillo, secretaria de la Junta Inscriptora.
En el mes de marzo, las juntas inscriptoras de Santiago experimentaron un boom de nuevos inscritos. Durante su primera semana de funcionamiento, según datos de la Dirección Metropolitana del Servel, se registraron 2.777 jóvenes, el doble que en un año sin elecciones. Puente Alto, Las Condes, Providencia y Lo Barnechea, fueron las comunas que registraron mayor afluencia de jóvenes. Pero no sólo estas comunas registraron alzas. También lo hicieron la primera, cuarta, quinta y octava Regiones. Estos números se enmarcan en las reformas aplicadas al Servel a mediados de 2005, que lo obligan a atender los días hábiles en doble jornada. Antes, las juntas sólo lo hacían los primeros siete días de cada mes y por tres horas.
En la Junta Inscriptora Centro esperan un alza hasta el 11 de septiembre, fecha en que se cerrarán los registros, de 80 por ciento de nuevos votantes. No obstante, Juan Eduardo Faúndez (PPD), director del Injuv, entrega datos menos optimistas. Hasta el momento son 40 mil jóvenes los que se han inscrito para votar en las elecciones de diciembre. A estas mismas alturas en 2005, para las presidenciales que dieron el triunfo a Michelle Bachelet, las cifras eran mayores: 65 mil personas.

El factor Enríquez-Ominami

Si hubo explosión o no, lo cierto es que a estas alturas hay un motivo importante que ha llevado a muchos jóvenes a inscribirse: la irrupción en el escenario presidencial del diputado socialista, Marco Enríquez-Ominami.
Así lo expresa Marina Astudillo: “Yo he visto que desde que se incluyó Enríquez-Ominami, hay jóvenes que vienen a inscribirse para votar por él… Dicen que es una persona que representa una alternativa, que da la cara por ellos”.
Si bien la estudiante universitaria Katherine del Solar, 23 años, ya estaba inscrita, de todas maneras se acercó a la Junta Inscriptora Centro para averiguar los trámites para apoyar a Enríquez-Ominami con su firma notarial. “Creo que es un hombre joven que tiene ganas de hacer cosas por y para el país, y se merece la oportunidad de ser candidato a la Presidencia de Chile”, expresa al tiempo que reconoce que le dará su voto en primera vuelta. La estudiante argumenta que el diputado es una cara nueva que imprime bríos a la desgastada política. “Me interesa su forma de ver las cosas, cómo quiere cambiar la cara a la política. No sólo es un mero discurso. Me gusta que dice las cosas por su nombre, reconoce sus errores e invita a no cometerlos, por ejemplo el consumo de drogas. En general se atreve, tiene ideas novedosas”, expresa.

Las razones

En la actualidad 2.300.000 jóvenes no participan de los eventos electorales. Para el director del Injuv, Juan Eduardo Faúndez, esas cifras significan un grave problema para la representatividad del sistema político. “Significa un círculo vicioso: a electorado viejo, candidatos viejos y discurso de viejos”, explica a PF. Para Katherine del Solar, la estudiante que apoya a Enríquez-Ominami, la visión es similar. El problema, dice, radica en el discurso desfasado de la realidad. La cesantía, la desigualdad social y las ansias de una mejor vida son aspectos que la juventud siente que no han sido tocados como corresponde. “Los senadores, diputados y otros no son representativos, porque mantienen el mismo discurso desde hace años, son las mismas caras, los mismos proyectos y las mismas ideas de siempre. No hay un cambio acorde al paso de los años, no se ponen nuevos temas en el debate político… Además, la gente se ha dado cuenta que la política se basa más que nada en promesas incumplidas. Por eso, político es sinónimo de mentiroso”, opina.
Y es que los jóvenes no están satisfechos con la política, ni con los políticos, ni con los partidos, ni menos con el sistema. Según un estudio del Injuv -La juventud chilena en año electoral- el 50,1 por ciento de los jóvenes se encuentra “nada o no muy satisfecho” con la democracia chilena. Lo peor es que este descontento es transversal en cuanto a sexo como a condición socio-económica de esos jóvenes. Faúndez señala que esto no significa “apoliticidad” de los jóvenes, sino que una nueva forma de encarar la política: “La juventud chilena tiene un discurso político, pero no asociado a las formas tradicionales en que se concibió por más de 50 años. Por eso, nuestra clase política, tiene que construir un discurso ciudadano mucho más cercano a la gente para motivarla a votar”, concluye.
Según el estudio del Injuv lo que motivaría a la juventud a interesarse y participar en política es, primero, que ésta incorpore a su accionar los problemas que la aquejan. Segundo, que haya un cambio real en el actual sistema político, en especial del sistema electoral binominal, que deja sin representación a una importante cantidad de electores. Para Faúndez en medio de la intensa campaña presidencial que se está llevando a cabo, seguir estas directrices no estaría mal. Expresa que lo principal es entregar un contenido y un proyecto por lo menos de mediano plazo, que se haga cargo de las nuevas generaciones que desean tener mayor protagonismo en la vida política, económica y cultural del país.
Aquí Faúndez apunta a las políticas sociales de segunda generación. “Los jóvenes quieren vivir bien sus años de juventud y eso significa cómo el Estado se hace cargo de un área que tiene que ver con la felicidad de las personas… Tiene que ver con ‘cómo es mi calidad de vida’, ‘cómo vivo la vida’”, formula. Sin embargo, para Faúndez no se puede hacer lo más importante: tener candidatos a la Presidencia más jóvenes. “Hay cosas que ya no tienen solución, como rebajarle diez años a los candidatos”, recalca.

Servel en la mira

Pero hay otro factor, según Faúndez, que hace desistir a los jóvenes de participar en las elecciones: la deficiente labor que cumple el Servel para efectuar el proceso de inscripción. Crítica fundada en lo poco modernizado del servicio, que ni siquiera cuenta con un registro de electores en línea. Faúndez explica que “hay un tema súper claro que tiene que ver con lo engorroso del sistema actual. Eso sale en todas nuestras encuestas. Cómo un chico que hace sus trámites por Internet, que ve sus notas por Internet, o que ve las noticias por Internet, va a entender que una señora -muy amable- con un lápiz pasta lo anote en un libro de registro que ni siquiera es digital”, dice.
Pero el director del Injuv no se queda ahí y señala que en el Servel “no hay siquiera una planilla Excel ni en D.O.S. Hay una diferencia enorme con el mundo que se vive cotidianamente”, sostiene.
Si bien el Servel reconoce que existen falencias, su director, Juan Ignacio García, remarca que se hace todo lo que se puede. En una carta a El Mercurio expresó, por ejemplo, que si bien la ley ordena la habilitación de una junta inscriptora por comuna, hay prácticamente el doble, en algunos casos hasta tres juntas por comuna. A esto se suman las juntas temporales y paralelas para entregar mejor servicio. En la Junta Electoral Centro opinan lo mismo. “El trámite para inscribirse dura dos minutos. La gente siente que es muy delicado si se cambia el actual sistema por uno electrónico por temor a que cualquier persona se pueda meter en los antecedentes de otra persona. Eso es delicado”, indica Marina Astudillo.
No obstante, Faúndez también hace su propio mea culpa: el Injuv tampoco ayuda mucho para que los jóvenes se interesen e intervengan en el sistema político. “El Injuv no da el ancho… no está el dinero y sólo somos un organismo asesor técnico, no ejecutor. Nos falta la jerarquía política para influir en la decisiones ministeriales”, sostiene.
Se espera que con la aprobación de la ley de voto voluntario e inscripción automática, la participación de los jóvenes en el padrón aumente en 1.400.000 nuevos electores. En ese escenario, según encuestas realizadas por el Injuv, los actuales inscritos votarían en un 93,9 por ciento, mientras que los nuevos lo harían sólo en un 49 por ciento.
En los países que cuentan con ese sistema de voto voluntario la participación baja en 30 por ciento (de acuerdo a un trabajo de Flacso que analizó los casos argentino y brasileño), y el voto tiende a elitizarse. La situación cambia si el voto es obligatorio, con un alza en la participación del 10 por ciento. Como esta ley no estará en vigencia en las elecciones de diciembre, vale la pena saber cuándo están abiertas las juntas inscriptoras para poder elegir a las autoridades del país: hasta el 11 de septiembre lo están de martes a viernes y los domingo de 9 a 13 horas y de 15 a 19 horas. Los sábados de 10 a 14 horas..

MARTIN ROMERO EGUILUZ

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 687, 12 de junio, 2009. Suscríbase a PF)