Edición 687 - Desde el 12 al 25 de junio de 2009
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Duro sabor a
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Autor: LEOPOLDO PULGAR IBARRA

 

Cristian Plana dirige la obra “Comida alemana”, que protagoniza Grimanesa Jiménez.

Nada de inocente resulta esta cena con seis niños como comensales. En el texto original, del dramaturgo austríaco Thomas Bernhard (1931-1989), esta cotidiana rutina la protagoniza una familia normal y es el medio que el autor utiliza para una feroz y satírica crítica al nazismo que no había desaparecido (y que no desaparece todavía) después de la Segunda Guerra Mundial.
Comida alemana es una obra breve en que resalta una clave simple y sencilla: el silencio expresivo como instrumento para transmitir, entender y sentir el peso de las terribles huellas que dejó esta ideología en todo el mundo. Y el silencio es un rasgo que identifica al director de la obra.
Cristián Plana fue quien advirtió también las conexiones entre la historia de Bernhard y la Colonia Dignidad, de Chile. Situó su montaje en un día cualquiera del enclave que dirigía Paul Schäffer, alemán, nazi, colaborador de la Dina-CNI, pedófilo y pequeño dictador con súbditos chilenos y europeos.
Sin embargo, son mínimas las referencias a la Colonia que el director introduce en la obra. Sólo aquellas que le sirvan al espectador para establecer similitudes. Su objetivo es mantener el texto y su sentido en el nuevo ambiente que crea. Por eso se concentra en la relación de los niños con una encargada, en el momento en que cenan en un recinto subterráneo de la Colonia Dignidad. El coro ensaya para cantar en una de las comidas que Schäffer organiza para sus invitados (militares y políticos de derecha en la vida real). Lindas canciones que hacia el exterior dan una imagen de normalidad. “Los coristas perdieron su individualidad, su nombre, su biografía y se convirtieron en un único cuerpo alienado y movido por la mano de este jerarca”, dice el director.

Signos que hablan

Además del silencio como principal lenguaje escénico, el director utilizó en Comida alemana otros elementos para describir y criticar a Colonia Dignidad: parlamentos en alemán, con subtítulos en castellano; en una pared la cabeza de un animal, que la guardiana-madre (la actriz Grimanesa Jiménez) acaricia con fruición; la pianista que acompaña al coro (blusa blanca, falda oscura), siempre da la espalda al público y a los personajes; niños del coro en sugerentes y silenciosas coreografías; la cena y el narcótico que la guardiana introduce en la sopa; nazis hasta en la sopa, lo que provoca gran impacto; los niños del coro reflejan a Schäefer en lo que hacen y no hacen sobre el escenario. (Contradictoria es la imagen que proyecta el coro: sometimiento a una disciplina que los aplasta; tensión y signos de violencia entre ellos; expresiones que van de lo apasible a la ferocidad; conducta robótica y reacciones destempladas; movimientos uniformes y manifestaciones de individualidad)

(La Memoria. Bellavista 0503.
Ju., vi. y sá., 21.00. $ 4.000 y $ 2.000).

 

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 687, 12 de junio, 2009. Suscríbase a PF)