El retorno de
los “renovados”
JORGE Arrate, ex ministro de Allende, Aylwin y Frei Ruiz-Tagle, artífice de la “renovación socialista” junto a Carlos Altamirano, es el candidato presidencial de la Izquierda allendista.
Jorge Arrate y Carlos Altamirano, dos de los principales gestores de la “renovación socialista” iniciada en el exilio en Europa a fines de los 70, y que culminó con la reunificación del partido en 1989, decidieron emprender un nuevo ciclo para impulsar una “Izquierda allendista” que agrupe a las fuerzas de esa tendencia y promueva los cambios que la Concertación no ha podido, o no ha querido, realizar. Arrate, ex ministro y ex embajador de esa coalición, renunció al Partido Socialista después de 46 años de militancia y lanzó su precandidatura presidencial con el objetivo de vencer en las primarias que para abril anuncia la denominada “Izquierda extraparlamentaria”.
En los primeros balbuceos de lo que será su programa, el ex ministro de Salvador Allende, Patricio Aylwin y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, mencionó algunas reformas que resumen su plataforma: una nueva Constitución, renacionalización del cobre y del agua, revisión del concepto de propiedad en la Carta Fundamental y eliminación del lucro en la educación. “Estamos diciendo esperanza, proclamando la vigencia de los derechos humanos, de los pueblos originarios, la igualdad de género, la no discriminación entre Santiago y las regiones, los derechos de los jóvenes y la defensa de la naturaleza de la rapacidad del capitalista salvaje. Estamos proclamando el futuro”, afirmó Arrate al ser respaldado por unas 300 personas en el Teatro Ictus.
“No es esta la única forma, brutal, salvaje y desalmada, de vivir. Hay otras sociedades que son posibles”, expresó, agregando que “los socialistas allendistas tomamos la opción por una sociedad más humana, más libre y más igualitaria, que está escrita en los genes de lo que ha sido la Izquierda chilena, que inspiró el gran proyecto de cambio que desarrollamos en Chile encabezados por Salvador Allende, el único momento en más de 400 años de historia donde, más allá de errores o aciertos, la tortilla estuvo a punto, efectivamente, de darse vuelta”.
Entre los asistentes al acto estuvieron Fabiola Letelier, Alfonso Guerra, Gonzalo Taborga, Lautaro Videla, José Balmes, Faride Zerán y Roberto Pizarro. Pocos días antes, cerca de 400 dirigentes sociales habían firmado una carta de respaldo a Jorge Arrate en la que manifestaron, entre otros puntos: “Sólo con un acuerdo de todas las fuerzas de Izquierda y otras fuerzas democráticas y populares, que sea capaz de despertar y convocar la esperanza de un gran número de ciudadanos, podremos vencer a la derecha, reemplazar la Constitución antidemocrática que nos impuso la dictadura, derogar el sistema binominal excluyente, y avanzar con éxito hacia un nuevo modelo de desarrollo nacional que coloque a las personas por sobre las cosas, a los derechos humanos por sobre el derecho de propiedad y al interés de Chile por encima de los intereses de los grupos económicos nacionales o conglomerados transnacionales”.
Arrate renunció al PS luego de comprobar que de los 144 mil inscritos en el partido sólo 40 mil participaron en las últimas elecciones internas y apenas 7.500 concurrieron a designar a los casi 1.500 delegados que participarían en la reciente convención que proclamó a Eduardo Frei, a la cual sólo llegaron unos 500.
Trayectoria de Arrate
Hijo único, Jorge Arrate Mac Niven (68 años, abogado, casado con la escritora Diamela Eltit) creció en el antiguo barrio Brasil de Santiago. Estudió en el Instituto Nacional, donde tuvo entre sus compañeros a Antonio Skármeta, Rodrigo Norero, Pedro Butazzoni, Augusto Carmona, Juan Facuse y Mariano Aguirre, entre otros. Se tituló de abogado en la Universidad de Chile, abandonó el Partido Radical que lo acogió en su juventud e ingresó al PS para luego, gracias a una beca de la Fundación Rockefeller, viajar a la Universidad de Harvard a cursar un postgrado en Economía. De regreso a Chile, en 1969, se sumó a la campaña de Salvador Allende y tras el triunfo de la Unidad Popular se transformó, junto a Arsenio Poupin, en asesor económico de la Presidencia. El 19 de octubre de 1971 fue nombrado vicepresidente de Codelco, en reemplazo de Max Nolff. En junio de 1972, asumió el Ministerio de Minería.
Muy cercano a las posiciones de Carlos Altamirano, Arrate retornaba a Santiago de una gira por Moscú y Tokio el 11 de septiembre de 1973. Ante las noticias que recibió, el comandante del avión, de una línea aérea escandinava, decidió no ingresar a territorio chileno y desvió la nave hacia Montevideo. De allí Arrate marchó al exilio en la República Democrática Alemana. Luego a Italia y finalmente a Holanda, donde junto al ex canciller Orlando Letelier fundó el Instituto para el Nuevo Chile, crisol de la “renovación socialista” y bastión de apoyo a la lucha contra la dictadura militar.
Sólo pudo volver al país en 1987. Le cupo un papel protagónico en la reunificación del PS. En el gobierno de Patricio Aylwin fue ministro de Educación; y en el Eduardo Frei Ruiz-Tagle ocupó las carteras de Trabajo y la Secretaría General de Gobierno. Más tarde fue embajador en Argentina y concejal en la Municipalidad de Santiago. Posteriormente, en su casa junto al cerro San Cristóbal se dedicó a la literatura, a los ensayos, a la docencia y asesorías, a la cocina y a coleccionar boleros. Pero nunca se marginó de la vida partidaria, sólo se distanció.
Arrate busca no sólo aglutinar a socialistas y comunistas, sino también a la Surda, al G-80, al Movimiento Nueva Izquierda y otros grupos que integran el Juntos Podemos Más, como la Izquierda Cristiana y el Partido Humanista. En su decisión a postular pesó de modo significativo el convencimiento de que existen dirigentes de la Concertación -Ricardo Lagos y Marcelo Schilling, entre ellos- que desean liquidar al PS y formar un partido de centro socialdemócrata, “sin olor a la Izquierda allendista”. Cree que las prometidas primarias “serán una trampa para subsumir voces de Izquierda y volverlas invisibles, inaudibles, inexistentes. Es la misma línea de la prensa escrita controlada y pauteada por la derecha”, señaló en una entrevista. “La campaña de 2009, es una gran ocasión para hacer de las elecciones un momento de síntesis: construir una presencia insoslayable de la Izquierda en Chile, enfrentar organizadamente la crisis y construir organización social. La fuerza política no servirá de mucho si no la acompañamos de fuerza social. Por eso propongo una campaña al viejo estilo, larga y trabajada, ‘fundadora’ de fuerza social, de pequeñas o grandes organizaciones que permanezcan en la base social cuando el perfume de las elecciones se extinga y quede siempre allí el de la lucha de todos los días por una sociedad justa”.
El entorno del candidato
La irrupción de Jorge Arrate cuenta con el apoyo de Carlos Altamirano, ex secretario general del PS, y de algunos dirigentes y militantes del PS que decidieron no participar en la convención presidencial del partido. Entre ellos destacan Rubén Andino, miembro de la comisión política; Esteban Silva, Carlos Moya, Eduardo Gutiérrez, Paddy Ahumada, Rafael Araya, integrantes del comité central; y Luis Sierra, Salvador Muñoz, Pedro Vicuña, Roberto Pizarro, Luis Casado y Arturo Barrios. Dado el “bloqueo mediático” que afirman existe en contra de Arrate y sus postulados, han dado forma a una red de apoyo a través de Internet, que es coordinada por Esteban Silva, Eduardo Gutiérrez, Carlos Moya y Soraya Rodríguez. En la página www.arrate2009.cl han incluido encuestas para votar por futuros ministros.
Algunos colaboradores de Arrate han propuesto que haga dupla con el diputado Marco Enríquez-Ominami Gumucio, a quien consideran un líder joven que puede convocar a las nuevas generaciones, en su mayoría no inscritas en los registros electorales. Esperan que tras decantarse las primarias de la Concertación, se sumen a la candidatura de Arrate varios diputados socialistas que desde fines de los 90 se han alineado entre los llamados “autoflagelantes”, y que se sumen, a su vez, varios de los actuales “díscolos”.
La gran incógnita, sin embargo, es la posición que adoptará el Partido Comunista, cuya prioridad es llegar a un acuerdo con la Concertación para llevar a varios de sus dirigentes al Parlamento y romper desde dentro, según ellos, el sistema binominal. De ocurrir algo así, el socialismo allendista, el Movimiento de Acción Social (MAS), que dirige el senador Alejandro Navarro, y el Partido Humanista de Tomás Hirsch, además de otras fuerzas, podrían quedar a la Izquierda del PC, en una posición muy semejante a la observada durante el gobierno de la Unidad Popular, cuando Carlos Altamirano y Oscar Guillermo Garretón (Mapu), dirigían a la Izquierda al interior de la UP.
Hoy parece improbable que, concluidas las primarias de abril, Juntos Podemos y la Concertación puedan construir una lista parlamentaria y un eje programático común para enfrentar a Sebastián Piñera y a la Alianza. Esto porque son cada vez mayores las diferencias no sólo ideológicas y políticas, sino porque se han profundizado las recriminaciones personales.
Tanto desde la Izquierda socialista como desde las filas de los “colorines” de Adolfo Zaldívar, han aumentado las críticas a un grupo transversal de dirigentes de la Concertación que, supuestamente, se ha apoderado del gobierno y de sus partidos con el único propósito de mantenerse en el poder. Las acusaciones han salpicado al propio Jorge Arrate, a quien acusan de no haber manifestado críticas a la Concertación y al modelo neoliberal mientras ocupó cargos de gobierno. Tampoco lo hizo, argumentan, mientras se desempeñó como profesor visitante en el Departamento de Historia de la Universidad de Virginia, EE.UU., en 2004; en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de California, Berkeley, EE.UU.; consultor de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y rector de la Universidad Arcis, en Chile. Sus críticos en la Izquierda recuerdan que Arrate fue ministro secretario general de Gobierno cuando el presidente Frei y su canciller, José Miguel Insulza, decidieron reclamar la devolución a Chile de Pinochet, detenido en Londres. Arrate, como vocero de gobierno, defendió la tesis de que Pinochet sería juzgado en Chile por sus crímenes y latrocinios.
Pelos en la sopa
Las infundadas acusaciones de la diputada Karla Rubilar (RN), promovidas por asesores de Manuel Contreras, ex jefe de la Dina; las declaraciones del ex ministro del Interior de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Carlos Figueroa, afirmando que había pedido a las autoridades cubanas que mantuvieran en ese país a militantes del FPMR acusados de asesinar a Jaime Guzmán; los bochornosos contratos celebrados en el Registro Civil detectados por la Contraloría; y las voluminosas coimas para altos oficiales de la Fach en la compra de aviones dados de baja en Bélgica, indican que el año 2009 podría caracterizarse por un vendaval de denuncias -verdaderas o no- que enturbiarían el escenario político.
En los tribunales de justicia están en sus últimos trámites numerosos procesos que conmocionarán a la opinión pública. Entre ellos destacan el por asesinato del presidente Eduardo Frei Montalva; asesinato del coronel Gerardo Hüber y diversos procesos por violaciones a los derechos humanos.
Situaciones como las detectadas por la Contraloría en el Registro Civil inducirán a la derecha a recurrir a los tribunales para investigar diversos servicios públicos sospechosos de ocultar irregularidades como las conocidas en el servicio que dirigía el abogado PPD, Guillermo Arenas. La corrupción en el gobierno será la principal arma electoral que empleará el piñerismo para complicar el último año de la administración Bachelet, y mostrarle a la ciudadanía que un eventual nuevo mandato de la Concertación será “más de lo mismo”. El efecto de esas denuncias podría ser devastador, sobre todo en un año que promete ser de apreturas, carencias y sobresaltos económicos
MANUEL SALAZAR SALVO
(Publicado en “Punto Final” Nº 679, 23 de enero de 2009)
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