Edición 676 - Desde el 5 al 18 de diciembre de 2008
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Autor: ANTONIO APONTE
En Caracas

ARISTOBULO Istúriz, uno de los dirigentes más destcadados de la revolución bolivariana; fue derrotado como candidato a alcalde mayor de Caracas

Los resultados de las elecciones regionales del 23 de noviembre en Venezuela que suministró el Consejo Nacional Electoral, permiten elaborar las grandes líneas de un análisis. La situación se puede resumir así: la oligarquía capturó el centro político del país -Miranda, Caracas, Carabobo- y mantuvo el Estado Zulia; además obtuvo importante votación en otros Estados.
La revolución perdió el núcleo nervioso del país, el lugar donde se decide la política desde la época de la independencia: Caracas. Ade-más, la oligarquía manipuló a los humildes y consiguió que eligieran a sus propios verdugos. El triunfo oligarca en Caracas se asienta en el voto humilde.
Es imprescindible un estudio riguroso de las causas de estos resultados para poder hacer las correcciones necesarias. Lo primero que debemos desechar es la tentación de ocultar la situación con piruetas algebraicas. Lo sensato es considerar las tendencias, y éstas son claras: la oposición oligarca avanza y la revolución retrocede en el alma popular, en el control político del país. Esa es una tendencia clara, hacia allá se mueve el país; lo demás son autoengaños que no ayudan a revertir la tendencia.
Lo del 2 de diciembre de 2007 (el referéndum sobre reforma constitucional perdido por el gobierno) y lo de ahora, noviembre de 2008, son señales de un mismo mar de fondo, tienen causa común. Por eso es urgente estudiar las causas y corregirlas, so pena de seguir cosechando derrotas y desgastándonos.
La causa primigenia de las derrotas es la ideología de la pequeña burguesía, cuyas propuestas políticas, económicas, sociales no son viables, no resuelven. Es ineludible sustituir esa ideología inservible.
La ideología pequeño burguesa es fragmentadora de la sociedad, siembra el egoísmo y así crea un terreno fértil para las proposiciones oligarcas, para la conducta contrarrevolucionaria.
Los resultados de diciembre de 2007, cuando perdimos la reforma a la Constitución, y este resultado de noviembre de 2008, son derrotas de esa ideología.
El 23 de noviembre las bases humildes que sostienen a la revolución fueron fácil presa de la manipulación de la propaganda oligarca. Ellos levantaron miedos ancestrales, y esa manipulación tuvo su apoyo en la ambigüedad de la política pequeño burguesa que predomina en la conducción revolucionaria. El egoísmo prevaleció sobre la conciencia del deber social. En noviembre nos derrotó una alianza ideológica entre la pequeña burguesía interna y la oligarquía externa.
En noviembre gracias al esfuerzo del comandante Chávez pudimos levantar el ánimo del campo bolivariano, ganamos en 17 gobernaciones y el volumen total de votos nos fue favorable. Sin embargo, la tendencia principal, la penetración oligarca en nuestra base natural, los humildes, y la solidez de la base social enemiga se mantiene y muestra aumento. Este es el dato más importante de estas elecciones. No debemos engañarnos, debemos sustituir la ideología pequeño burguesa que es hegemónica en la revolución; de no hacerlo, la tendencia principal continuará aumentando y el resultado serán más derrotas.
En el pasado la revolución ha tenido éxito en la sustitución de desviaciones ideológicas. Así lo hicimos con la derecha civil y militar que comandó el golpe del 11 de abril de 2002. Bajo el liderazgo de Chávez la revolución avanza y en ese avance se depura, derrota las ideologías distraccionistas.
Para derrotar a la ideología pequeño burguesa hay que ir a la raíz que la sustenta, por eso debemos superar la fantasía anarcoide que la alimenta, que ignora los diferentes niveles de conciencia social de la sociedad y desconoce el papel de los líderes en la revolución.
Es necesario desechar el colaboracionismo y aceptar la lucha de clases. Replantear el papel del partido en la construcción del socialismo. Fortalecer el objetivo principal de la revolución socialista, que es rescatar el carácter social de la sociedad humana fragmentada por el capitalismo. El voto egoísta nos perjudica.
Y sobre todo tener fe en el socialismo. El socialismo debe estar en la escena siempre, no es un cliché para usar a veces cuando pensamos que su presencia no irritará a los señores empresarios y a sectores de la clase media. A la clase media debemos ten-derle la mano. Siempre que se incorpore a la construcción del socialismo, será bienvenida. Pero es un error tratar de ganarla haciéndole concesiones a su sistema de vida ambiguo y artificial. Por ese camino, está demostrado, perdemos apoyo popular y no ganamos nada en la disociada clase media.
Es urgente retomar la vía de la formación ideológica, de concientización de la base social bolivariana. La educación socialista debe ser una prioridad, todas las acciones de la revolución deben tener este objetivo. Contra la edu-cación conspira la ideología pequeño burguesa que dice que el pueblo ya todo lo sabe, por tanto, el estudio es innecesario; de esta forma da pie a la improvisación.
La revolución bolivariana es vital para el destino de la sociedad venezolana, del continente y de la humanidad. Su importancia trasciende a la nación, nos coloca frente a una responsabilidad enorme. La tarea de la revolución es producir un cambio profundo en la sociedad, un cambio de cultura, de manera de relacionarse el hombre consigo mismo y con la naturaleza. Cambio indispensable para corregir el rumbo autodestructivo que bajo el capitalismo lleva la humanidad.
De allí que los revolucionarios no podemos conformarnos con triunfos similares a los de la IV República, cuando los partidos se alegraban con el comportamiento “cívico” de la población, y se contentaban con ganar elecciones de cualquier manera, aun por mínima diferencia. Sustituían la realidad por las piruetas algebraicas y ganar era un asunto de mera matemática. Un punto más era victoria. Comprensible: se trataba de una “escaramuza”, de elecciones entre iguales, entre partidarios del proyecto oligarca. La revolución es diferente, es una (....)

 

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 676 de Punto Final, 5 de diciembre, 2008. Suscríbase a la edición impresa de PF)