Bosque s Arauco impone su ley
Despojo a
los mapuches
Autor: ARNALDO PEREZ GUERRA
En Arauco, Chilcoco y Tubul
La cesantía, pobreza y deterioro ambiental en la provincia de Arauco contrastan con las ganancias y el crecimiento de Bosques Arauco. Su dominante presencia se aprecia en cada rincón, sobre todo en Cuyinco y Chilcoco, reivindicados por comunidades mapuches. Los sitios sagrados están hoy cubiertos de pinos y eucaliptos. Resultado de la lucha de los mapuches es la reciente declaración como monumento del cerro Colo Colo. Pero aún peligran decenas de sitios arqueológicos por la avaricia de Bosques Arauco. La forestación -propiciada por el decreto 701 de Pinochet- ha secado napas subterráneas. A eso se agregan las fumigaciones aéreas, tras la “enfermedad de los pinos”, que mataron las abejas de los apicultores de la provincia; el derrame de petróleo en la costa de Llico, y la contaminación y destrucción del humedal Tubul-Raqui, el más grande de la VIII Región. Caso aparte son los pescadores artesanales de Laraquete y Arauco, que han visto desaparecer su única fuente laboral por la contaminación del mar con tóxicos arrojados por Celulosa Arauco (ver PF 671).
En 2007, se descubrió un tipo de hongo que provoca malformaciones en pinos y eucaliptos, que se propagó por la VIII y IX regiones, secando los árboles. Bosques Arauco fumigó en Arauco, Curanilahue, Cañete, Los Alamos, Lebu, Tirúa y Contulmo con químicos y pesticidas que contaminaron aguas, siembras y animales, provocando impactos incalculables en la salud y medioambiente. A la empresa sólo le preocupó eliminar el hongo para evitar que la madera perdiera valor. No tomó en cuenta el daño a campesinos e indígenas. Lugareños denunciaron la utilización de químicos prohibidos: Captan 80 Wp, Mancozeb 80% PM y Sopranoc, entre otros. Hubo un aumento de cefaleas, náuseas, ardor de ojos e irritaciones de la piel; también casos de diarrea y fatiga muscular. Apicultores denunciaron que millones de abejas murieron. También afectó a algueros, buzos y pescadores artesanales. En Lebu, las uniones comunales de juntas de vecinos y agricultores dieron cuenta de la muerte de animales, pérdida de cosechas de papas y graves efectos en frutos silvestres.
El humedal Tubul-Raqui es uno de los más grandes del país. Son unas 2.600 hectáreas; la cuenca supera las 20.000. Su flora y fauna están amenazadas por la acción humana. En la caleta Tubul, los pescadores viven del cultivo del alga “pelillo”. Sólo de vez en cuando se dedican a la pesca. “Somos acuicultores, buzos y pescadores. Pero seguimos siendo una caleta pobre. La biodiversidad es mucho menor comparada con la que había antes. Hay erosión y el pino contamina el humedal”, dice Teodoro Leal, dirigente de la Asociación Gremial de Pescadores. “En el humedal hay flora y fauna típica, muy diversa. Se unen el agua del mar y la de los ríos Tubul y Raqui. Hay zonas de pastizales marinos”, dice el pescador Daniel Navarro.
La Convención Ramsar protege en Chile nueve humedales, aunque hay una pobre protección por parte de las autoridades. Sólo en la VIII Región hay doce humedales, la mayoría en peligro. En Tubul-Raqui anidan 45 especies de aves migratorias y está en constante riesgo por la quema del pajonal y por la forestación de pinos que hace Bosques Arauco. Tubul se asienta en un conchal que atestigua la milenaria presencia lafkenche. Aún en sus alrededores hay comunidades de esta etnia. Por desconocimiento, los lugareños queman el pajonal y el impacto se deja sentir. El trabajo de conservación es complejo, pues son casi cien los propietarios y, según las autoridades, no hay recursos para expropiar o subvencionar a los agricultores. Sólo 345 hectáreas son de propiedad fiscal.
Despojo en Chilcoco
Chilcoco está en el sector Aguapié, cerca de Llico. Allí vivían las familias Antileo, Lincopi y Huenumilla. El despojo por la familia Gaete comenzó en 1867, según un acta encontrada en el Archivo Nacional.
La comunidad de Chilcoco nunca dejó de reclamar sus tierras. En los años 60 del siglo pasado el caso se ventiló en tribunales. “Ganamos todos los fallos y tal fue la desesperación de Filidor Gaete que, en 1963, donó el fundo a la Universidad de Concepción”, dice el lonko Gastón Roa Antileo. Posteriormente, la universidad dividió el predio en lotes. “En 1983 lo vendió a la Inmobiliaria Deportiva Universidad de Concepción que lo revendió, en 1985, a la Universidad de Concepción que, en 2002, vendió una superficie aproximada de 2.476 hectáreas a Bosques Arauco”, dice Juan Roa Antileo. Sin embargo, la comunidad de Chilcoco posee el “dominio vigente”, según consta en certificado entregado por el notario y conservador, Anfión Podlech. El lonko dice: “Queremos volver a nuestras tierras. Desde los años 70 vivimos en la toma de terrenos Nueva Esperanza, en Arauco. Tenemos certificados, documentos de notarías y del Archivo Nacional. A pesar de todo, no nos dejan ocupar nuestras tierras que pasaron de mano en mano. Hoy seguimos en tribunales y tratando que Conadi -o “Con nadie”, como le dicen acá-, dé una solución. Pero no se nos respeta, la ley no nos protege”.
“En 2006, para reivindicar nuestro derecho los Antileo, los Lincopi y los Huenumilla, tomamos el fundo Chilcoco con las escrituras en la mano. Esperábamos la reacción de Bosques Arauco y un diálogo pacífico, que nunca se llevó a cabo. El fiscal de Arauco ordenó nuestro desalojo”, dice el lonko. Relata que Fuerzas Especiales de Carabineros actuó con brutalidad, sin respetar a niños y mujeres. El resultado: doce comuneros detenidos. El caso más grave fue el de Daniela Huerta, embarazada de ocho meses, que sufrió golpes y contusiones. La comunidad protestó frente a la Intendencia de Concepción y al Tribunal Oral de Arauco.
“Eramos cincuenta los mapuches que permanecimos una semana al interior de Chilcoco, porque somos los verdaderos dueños de esa tierra”, dice María Antileo Huenumilla. Tras el brutal desalojo, se reunieron con el gobernador y le manifestaron su protesta. “Hoy Chilcoco es explotado por Bosques Arauco desconociendo nuestros derechos. La presidenta Bachelet y Conadi debieran preocuparse de hacer valer los derechos de las comunidades indígenas, y de hacer respetar la ley”, dice el lonko Gastón Roa Antileo. “Cuando nos tomamos Chilcoco quisimos ver qué haría Conadi y Bosques Arauco. Nos sacaron a la fuerza y no mostraron ningún documento. En cambio, nosotros teníamos papeles legales. Pero nos golpearon, detuvieron y llevaron al tribunal como delincuentes. ¿Qué nos espera si el abogado de Bosques Arauco trabaja en notarías y también hace de juez? Bosques Arauco es un Estado dentro de la zona mapuche: acá sólo se hace lo que Bosques Arauco permite. La historia se repite: nos desalojaron en 1867, varias veces en las primeras décadas de 1900, en 1938, y en los años 60, 70 y 2006”, agrega.
Recuerda María Antileo que para desa-lojar a los mapuches en 1938, los Gaete dispusieron de matones, inquilinos y cara-bi-neros: “Incluso hubo violación de mujeres mapuches. Gaete se apoderó de Llico y para sacar a los mapuches quemó casas, robó animales, mató a mapuches, corrió y destruyó cercos”, dice. “En Chilcoco plantábamos papas y trigo. Había mucho bosque nativo. Se criaban ovejas, chanchos, caballos, chivos y vacunos. Al mar se iba a pescar y buscar algas y mariscos. Había vegas. Yo nací en Chilcoco, me casé y tuve cuatro hijos allí. Mis dos abuelas eran machis”, recuerda. “A mi papá los carabineros vivían apresándolo, trayéndolo a la cárcel en Arauco, hasta que el alcaide lo liberaba. Yo tendría doce años, pero me acuerdo. Cuando a mi papá se lo llevaban preso, Gaete corría o echaba abajo el cerco. Yo jugaba mientras mi madre reponía el cerco. En 1938, los Gaete nos desalojaron. ‘Procedan, niños, procedan’, dijo Filidor Gaete, y carabineros e inquilinos nos sacaron a golpes, destruyendo y quemando nuestras casas. En carretas (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 673 de Punto Final, 24 de octubre, 2008. Suscríbase a la edición impresa de PF) |