Cristián Cuevas
“El pueblo debe
volver a las calles”
CRISTIAN Cuevas, presidente de la Confederación de Trabajadores del Cobre
Aescasos días de concluir exitosamente la huelga de veinte días que paralizó los grandes minerales de Codelco -la tercera en tres años encabezada por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC)-, Cristián Cuevas se declaraba agotado. Pero agotado y todo, no paró, acogiendo invitaciones de todos los sectores sociales que requerían su presencia. Estuvo en la población Villa Francia, con los padres de los hermanos Pablo, Rafael y Eduardo Vergara Toledo, asesinados durante la dictadura militar; se reunió con estudiantes en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile; con jóvenes y ambientalistas que luchan contra el proyecto Pascua Lama; con el mundo gay, en la presentación de un libro. Al mismo tiempo daba entrevistas y lamentaba faltar a clases en la Escuela de Trabajo Social, de la Universidad Arcis, donde gracias a una beca retomó una carrera inconclusa.
Después de esta entrevista con PF, a siete días del término del paro, el presidente de la CTC encabezaba una huelga de hambre, con participación de dirigentes zonales en todas las divisiones de Codelco. Fue una rápida reacción ante la resistencia de la empresa a cumplir el acuerdo político recién firmado, imponiendo condiciones que no fueron pactadas para pagar el bono acordado de 500 mil pesos y aplicando medidas represivas. Entre ellas, despidos, persecución a los dirigentes sindicales y trato vejatorio e intimidatorio a los trabajadores, con carabineros apostados dentro y fuera de los minerales.
La Confederación demandó a los ministros garantes del acuerdo la inmediata instalación de la mesa de trabajo que deberá abordar la implementación de beneficios -en salud, educación y vivienda-, remuneraciones y pago del bono, en años venideros. La mesa también tendrá que definir la aplicación de la Ley de Subcontratación, independientemente del fallo de la tercera sala de la Corte Suprema que acogió los recursos de protección interpuestos por Codelco en contra de la instrucción de la Dirección del Trabajo. Según este servicio, cinco mil trabajadores subcontratados debieran ser internalizados por la empresa estatal.
Cristián Cuevas no participaba en una huelga de hambre desde los tiempos de la dictadura militar, hace veinte años. Nada parece detenerlo. No hace mucho, decidió salirle al paso a una serie de amenazas reconociendo públicamente su homosexualidad en una entrevista realizada por la periodista Alejandra Matus en la revista Paula. Esto le granjeó más amigos que enemigos, como muestra de los cambios experimentados en la sociedad chilena y también de la legitimidad que ha conquistado como líder social. De ahí que este dirigente comunista de nueva generación -tiene 39 años- sea mencionado a menudo como candidato a presidente en las elecciones de agosto de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), pero también como eventual candidato en las próximas elecciones municipales, parlamentarias e, incluso, presidencial.
¿Cómo evalúa la reciente huelga?
“Como una gran victoria de David con-tra un Goliat. David, representado por los miles de trabajadores subcontratados. Y Goliat: la elite política de Codelco y los grandes empresarios privados que han tratado de obstaculizar el acuerdo al que llegamos el año pasado. Ellos consideran una agresión a sus intereses que llegáramos a un acuerdo tripartito en 2007. Pero no pudieron ni van a poder derrotarnos. Somos victoriosos porque contamos con el respaldo mayoritario del pueblo de Chile y de la CUT. Somos una esperanza para los trabajadores organizados y no organizados, y contamos con el respaldo de las iglesias y de partidos políticos de adentro y fuera del Parlamento”.
Codelco: el gato
cuidando la carnicería
¿Por qué durante el conflicto el interlocutor ante el gobierno no fue usted? Se dijo que para no legitimarlo, pensando en las elecciones de la CUT.
“La única legitimidad que existe es la que nos dan los trabajadores y el pueblo. En este caso no hubo una nueva negociación, ya que había acuerdos firmados con Codelco en 2006 y 2007. Lo que hubo fue una salida política al conflicto, donde intervino el gobierno. El Ejecutivo llamó a la CUT, pero con acuerdo nuestro. Arturo Martínez se puso a nuestra disposición cuando le pedimos que intercediera ante la presidenta de la República. Ella escuchó la voz de los trabajadores y dio instrucciones para constituir un equipo garante del cumplimiento de los acuerdos, integrado por los ministros del Interior y del Trabajo, y por el presidente de la CUT”.
Empresarios privados de la minería felicitaron a José Pablo Arellano por no dialogar con ustedes.
“José Pablo Arellano y los demás ejecutivos de Codelco están solos. Son una institución fáctica en la que también participa Raimundo Espinoza (presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre, incorporado al directorio de Codelco), que dice ser socialista. El es una vergüenza para Allende. Fue el principal obstructor de este proceso y quedará en la historia de Chile como un traidor al movimiento sindical.
En Codelco, los gobiernos de la Concertación dejaron al gato cuidando la carnicería. En la dirigencia se metió la mano privada para privatizar el cobre. Hay tratos muy poco transparentes en la relación políticos, empresas contratistas y Codelco”.
Ustedes han denunciado corrupción.
“Hay corrupción. Daniel Barría Iroumé, vicepresidente corporativo de Servicios Compartidos de Codelco, es hermano de la ministra de Salud y también está relacionado con Soledad Alvear (presidenta del PDC). Es dueño de una empresa contratista. Empezó con un capital que ha crecido enormemente en los años en que ha estado en Codelco. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Lo que pedimos es transparencia y gestión, como corresponde a una empresa estatal”.
Nueva mayoría
Se escuchan propuestas que lo proyectan como candidato en la CUT, en las municipales y parlamentarias. Incluso, algunos lo ven como un buen candidato a la Presidencia de la República. ¿Optará por alguna de esas alternativas o se mantendrá en la lucha sindical?
“Cada paso que doy lo discuto con mis compañeros del movimiento sindical y del Partido Comunista, que es muy respetuoso de nuestras decisiones. En la CTC tenemos autonomía plena y la composición política de la directiva es diversa, hay democratacristianos, socialistas, humanistas, independientes.
En los actos del 1º de mayo mis compañeros de la CTC y yo sentimos el afecto y la esperanza de los trabajadores, de los jóvenes que no se sienten representados por esta clase de política, de las mujeres, de los que no tienen organización. Pero no se trata de liderazgos personales. Necesitamos que la Izquierda recupere su vocación de poder. Nosotros -la CTC y los trabajadores- queremos llegar nuevamente a La Moneda. Nosotros, y no otros. O sea, los trabajadores, el pueblo y esta nueva generación diversa y transversal que se considera antineoliberal. Apostamos a construir un nuevo proyecto de mayoría para Chile”.
¿Y cuál es su rol allí?
“Uno es un soldado más y hay que se-guir construyendo. No descartamos la construcción de un proyecto de Izquierda entre todos, para confluir en una gran convergencia que permita transformar Chile. Es la nueva mayoría para este siglo XXI, entendiendo la globalización, la tecnologización y el debate a cien años de Allende. No podemos caer en el oportunismo, en falta de ética y de coherencia política entre lo que se dice y se hace. No podemos vivir de la nostalgia de lo que hicimos contra la dictadura. Estamos en 2008. ¿Qué hacemos hoy? El debate político gira en torno a si el candidato presidencial será Lagos o Insulza. ¡Los dos son neoliberales a ultranza! ¿Vamos a votar por ellos? Yo no, ni en primera ni segunda vuelta. Tenemos que construir un proyecto para nosotros”.
Si se diera esa convergencia y lo propu-sieran como candidato a la Presidencia de la República, ¿aceptaría?
“Es una responsabilidad mayor. Hay que seguir caminando y construyendo movimiento sindical, que viene nuevamente para quedarse. Va a emerger, igual que hace cien años, pero acorde con este tiempo de blackberries, notebooks, computación e Internet.
En el verano estuve con los trabajadores salmoneros. A ellos los despedazaron. El Estado entrega concesiones de aguas y mar a las empresas a precio de huevo, y después el costo social de la explotación y de la contaminación lo pagamos todos. Hay que unirse y arremeter contra eso. Me ha tocado estar en muchos lados, y me emociono porque siento que la gente cree que estamos haciendo lo correcto. ¿Cómo logramos que esta Izquierda desarticulada, de la cual somos parte, comprenda que hay que dar una gran lucha antineoliberal, como en Bolivia, Venezuela, Ecuador y Paraguay? El viento está a favor nuestro. Tenemos que aprovecharlo para que la Izquierda sea creativa y no se empequeñezca en disputas por el poder”.
¿Usted y los dirigentes de la CTC participarán como candidatos en la elección de la CUT?
“Así es. Necesitamos fortalecer la CUT. En algún momento muchos creyeron que el movimiento sindical ya no existía, pero hoy recobran nuevos bríos Recabarren, Clotario Blest, Teresa Carvajal, con mujeres y hombres más diversos que antes. Yo iré en una lista de Izquierda amplia, pero no pensando en el poder para nosotros, sino en cómo hacemos esta CUT más oportuna para las demandas sociales del pueblo. Aquí no sobra nadie. Los dirigentes que llevan mucho tiempo en la Central han hecho una labor de titanes para mantener la CUT, a pesar de los pesares. Hoy, más que nunca, hay que seguir fortaleciéndola”.
¿Eso implica una renovación de la dirigencia actual?
“Debe haber un complemento de la experiencia que tienen ellos con las nuevas experiencias, al servicio de los trabajadores y no al servicio de liderazgos personales. Queremos superar el sindicalismo corporativista que se mira a sí mismo y que no ha ayudado a los procesos de democratización del país ni a la sindicalización de los trabajadores”.
Más movilización
La Cámara de Diputados rechazó el proyecto de reforma del sistema electoral binominal y es probable que ocurra lo mismo en el Senado. ¿Le parece bien que el PC haya estado tan centrado en esto? Para lograr mayor representación a nivel municipal, logró el pacto por omisión con la Concertación. ¿Qué garantía hay de que se cumpla? No será fácil, por ejemplo, convencer a militantes DC para que voten por un comunista.
“Comparto esa política del PC. Al rechazar la reforma del sistema binominal, la derecha se revela como es, reaccionaria y antidemocrática. Necesitamos una nueva mayoría para cambiar esta institucionalidad y democratizar el país, para eliminar el sistema binominal y el código laboral. Cualquier espacio que nos permita tener voz en el municipio, en el Parlamento, por muy pequeño que sea, es un avance.
Si la reforma no funciona, estos temas se resuelven en la calle, con movilización. Lo que obligará a cumplir el pacto por omisión es la fuerza que tengamos abajo. Yo soy de Los Andes, y allí hicimos una convención democrática donde participaron democratacristianos, socialistas, comunistas, gente de la Izquierda extraparlamentaria. Y todos se declaran antineoliberales. Tenemos que hacer el proceso desde la base, desde el territorio, para generar convergencias y alianzas que nos permitan cambiar esto. Si no, estamos perdidos. Debemos superar la estructura de dos bloques políticos para construir la nueva mayoría. Todo lo que sirva para eso nos parece bien”.
¿Se postularía como candidato a diputado?
“Como trabajadores, no nos sentimos representados en este Parlamento. Queremos estar allí, pero sin renunciar a nuestra condición de dirigentes sindicales, porque si fuera por eso los parlamentarios que son empresarios deberían renunciar a su poder económico. Necesitamos la voz de los trabajadores y de los excluidos, las distintas voces del país. En lo personal, yo me veo donde lo disponga el movimiento social y político, asumiendo la responsabilidad de ser presidente de la CTC y militante del PC”.
¿Están surgiendo nuevos líderes sindicales?
“Un hombre solo, una mujer sola no van a construir un proyecto de transformación. Nosotros hablamos de colectivos, de alianzas. Hay centenares de dirigentes que están emergiendo, tal vez con menos visibilidad pública. En nuestro caso, a través de la lucha hemos tenido la posibilidad de llegar a los medios. La idea es entregar clarito el mensaje y no nublarnos. Porque podemos caer en la arrogancia, la prepotencia, la falta de solidaridad y todo lo que queremos desterrar”.
¿Qué opina de las conclusiones y propuestas del Consejo de Equidad?
“El Consejo nació gracias a la lucha de los trabajadores contratistas del cobre y de los forestales. Pero allí sólo hubo dos representantes del sindicalismo corporativista. El movimiento que está irrumpiendo, el que siente la inequidad y la injusticia, no tuvo representación. Nos parece que para terminar con la desigualdad en nuestro país lo fundamental es la reforma tributaria, la negociación colectiva efectiva y la sindicalización. Sin eso, el gobierno se dedica a dar suplementos que no resuelven la contradicción entre capital y trabajo. El Consejo de Equidad nació muerto y quedará como una de las tantas cosas creadas en este país que no han servido para nada”.
Chile ha cambiado
¿Cómo ve las movilizaciones que vienen?
“Chile no es el mismo de hace cinco años. Hay más emergencia de movimientos sociales con mirada política de país. Están los trabajadores de la construcción -más de cuarenta mil sólo en Santiago-; los trabajadores agroindustriales que ya han dado batallas en San Fernando y Copiapó; los trabajadores del sector público. Vienen más movilizaciones. En el mensaje del 21 de mayo, la presidenta de la República podrá anunciar algunas mejoras laborales y sociales, pero las cosas sólo se podrán solucionar en la medida en que tengamos más y mayores movilizaciones. El pueblo debe volver a las calles”.
Usted dijo, en una entrevista en la revista “Paula”, que hablaría por única vez sobre su homosexualidad. Quiero preguntarle qué reacciones percibió en su entorno, después de ese reconocimiento.
“También hablaré ahora, porque le tengo mucho cariño a Punto Final. En esa oportunidad dije que lo único que hace libre al ser humano es la verdad. Yo me siento hoy más libre, caminando a paso firme. He sentido más afecto y me defienden, como nunca antes, mis compañeras y compañeros trabajadores. Se ha valorado a este dirigente como uno más, con capacidad para caminar sin censura por este país. Se han abierto muchas puertas que la Izquierda no se atrevía a traspasar. Ahora tengo más visibilidad pública, pero siempre he marchado los 4 de septiembre con el ‘Orgullo gay’, junto a Gladys Marín, Pedro Lemebel, y tantos y tantas. Ahora me siento mucho más contento, más feliz. Me di ese gusto y ese miedo, porque la amenaza y el chantaje están siempre presentes”.
¿De dónde viene la amenaza?
“¡De los poderes fácticos de este país! Recibía amenazas todos los días. Pensaban que me iba a ocultar, que me iría. No, hay que enfrentarlo. Ya viví esa experiencia con mi familia, con mi hermano, con mi entorno, ¡con el Partido Comunista!”.
¿En qué momento fue eso?
“Con Gladys (Marín). La extraño y la quiero entrañablemente, porque ella también hizo posible abrir ese espacio para todos nosotros. Se necesitaba remecer al partido para que entendiera que el mundo venía de otra forma y con otros colores. Hoy lo está digiriendo y, por tanto, no es el mismo de hace veinte años. Esto vale para toda la Izquierda, porque por un lado tiene un discurso, y por otro, una práctica y una conducta conservadora. Pero está cambiando”.
¿Y qué ha pasado dentro del mundo sindical, que tiene fama de ser muy machista?
“Mucho cariño. Es que la gente no conoce el mundo sindical”
PATRICIA BRAVO
(Publicado en “Punto Final” Nº 662, 16 de mayo, 2008)
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