Centenario del presidente heroico
Salvador
Allende,
internacionalista
EN enero de 1959, a pocos días del triunfo de la Revolución Cubana, el senador Salvador Allende visitó La Habana para expresar su solidaridad al pueblo cubano. En la foto aparece con el comandante Raúl Castro, izq., actual presidente de Cuba, y personal del Hotel Habana Libre (ex Habana Hilton), donde se hospedó.
Para Salvador Allende, patriota e internacionalista, no hubo causa progresista en el mundo con la cual no solidarizara. En 1954 el líder chileno desafió al Imperio. Tenía 46 años y era senador por las provincias de Tarapacá y Antofagasta: visitó la Unión Soviética y China Popular en tiempos de guerra fría, cuando el imperialismo tendía una cortina de hielo a los países socialistas.
Solidaridad con la
Revolución Cubana
El 1º de enero de 1959 el mundo, y sobre todo América Latina, se estremecieron con el triunfo de la Revolución Cubana. Salvador Allende, a la fecha vicepresidente del Senado, viajó de inmediato a entregar su apoyo a los revolucionarios de la isla. Llegó a La Habana el 20 de enero. Y le ocurrió un hecho poco conocido. Apenas se había instalado en el hotel, le llamó la atención un bullicio que venía de afuera. Se asomó y vio un sorprende espectáculo: al son de una briosa música desfilaban doscientos policías estadounidenses, encabezados por el alcalde de Miami. Indignado, al creer que esto evidenciaba influencia de Estados Unidos sobre los líderes cubanos, decidió tomar el avión y regresar a Chile. Por casualidad se encontró con su amigo Carlos Rafael Rodríguez, dirigente comunista, que estuvo en la Sierra Maestra con Fidel Castro.
- Salvador, ¿qué tú estás haciendo acá?
-Vine a ver esta revolución. Pero no hay revolución y me voy. ¿Qué revolución va a ser cuando la festejan los policías yanquis?
- Cometes un error, Salvador. En esto no tienen que ver nada los líderes de la revolución. Conversa con ellos.
Esa misma tarde recibió una invitación del Che Guevara. Acudió a conversar con él y éste lo puso en contacto con Raúl Castro. Luego se entrevistó con Fidel Castro. Quedó todo claro y en ese momento nació una hermosa amistad entre ellos.
Veintitrés años después, el 13 de diciembre de 1972, el comandante Fidel Castro, en un mitin de solidaridad con el pueblo de Chile y con el presidente Allende, dijo en la Plaza de la Revolución de La Habana:
“Este acto tiene para nosotros un especial significado. Al triunfo de la revolución, en 1959, una de las personalidades que primero llegó a Cuba fue Salvador Allende, que ya ocupaba un lugar destacado en la política de su país... Por eso hemos recibido en estos días -y saludamos en el día de hoy en este magnífico y multitudinario acto- al amigo que supo durante estos años duros permanecer firme y fiel a la causa revolucionaria de nuestro pueblo; al combatiente internacionalista que desde todas las trincheras denunciaba la agresión y el bloqueo contra nuestro país y que uno de sus primeros pasos, al asumir la presidencia de la República, fue el establecimiento de relaciones diplomáticas con nuestro pueblo...”.
En esa ocasión, Salvador Allende señaló en parte de su discurso:
“Levanto mi voz con profunda emoción en esta plaza, donde tradicionalmente se reúne el pueblo para escuchar la palabra de Fidel y de los dirigentes de la Revolución, frente a la estatua de Martí que cobra vida y presencia con el calor del pueblo. Lo hago con el sentimiento agradecido, porque hace pocos minutos el gobierno revolucionario de Cuba ha honrado a Chile en mi persona al otorgarme la más alta distinción que pudiera recibir en mi vida de revolucionario: la Medalla José Martí. Ella pertenece al pueblo chileno, que siempre estuvo y estará junto al pueblo de Cuba y a su proceso revolucionario...”.
También después
de Playa Girón
Apenas conocida la noticia del ataque de los mercenarios a Cuba, Salvador Allende voló de inmediato a la isla. No quiso estar ausente en momentos en que el pueblo cubano había asestado su primera gran derrota al imperialismo estadounidense en América Latina.
Como se sabe, el 17 de abril de 1961, 1.400 contrarrevolucionarios preparados, financiados y dirigidos por el Imperio, desembarcaron en Playa Girón, provincia de Matanzas. Llegaron con fuerte apoyo norteamericano desde el mar y el aire, pero fueron derrotados en 68 horas. Fracasó el Plan Pluto, elaborado por la CIA. Consistía en crear una cabeza de playa en tierra cubana donde se instalaría un “gobierno provisorio”, que sería reconocido por Washington y solicitaría la intervención militar de Estados Unidos. La aventura le costó a los invasores 200 muertos, 1.197 prisioneros y millones de dólares al Imperio.
Amigo del Che Guevara
En aquel discurso del 13 de diciembre de 1972 en La Habana Allende relató:
“Creo que tengo un derecho que me honra: decir que fui amigo del comandante Ernesto Che Guevara. Guardo un ejemplar de su libro Guerra de guerrillas que me dedicara fraternalmente. Con su espíritu amplio, me decía allí, con su letra dibujada por la fraternidad: ‘A Salvador Allende, que por otros medios busca lo mismo. Afectuosamente, Che’”.
El líder chileno había conocido al Che en su primer viaje a la isla, después del triunfo de la revolución en 1959, y estuvo con él en la Quinta Sesión Plenaria del Consejo Interamericano Económico y Social de la Organización de Estados Americanos (OEA). Allende había viajado a Uruguay para expresar la solidaridad del pueblo chileno con Cuba revolucionaria y, junto con el Che, denunciar el verdadero carácter de la Alianza para el Progreso del gobierno de John F. Kennedy: un nuevo caballo de Troya mediante el cual el Imperio pretendía frenar el proceso revolucionario en América Latina.
En julio de 1967, Allende viajó a La Habana, encabezando una delegación de socialistas, comunistas y de representantes de otros partidos de la Izquierda chilena, para participar en la Conferencia Tricontinental de Solidaridad, que condenó las acciones agresivas del Imperio. En esa conferencia Allende presentó la propuesta de crear la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS). La iniciativa fue aprobada y en agosto de ese año nació en La Habana ese organismo solidario.
Apoyo a guerrilleros del Che
El 8 de octubre de 1967 en el combate de la Quebrada del Yuro, en Bolivia, el comandante Ernesto Che Guevara fue herido y capturado. Al día siguiente, asesinado en la escuelita de La Higuera. La muerte del comandante Guevara estremeció a los progresistas del mundo. Allende le tributó un combativo homenaje en el Senado de Chile.
Soldados bolivianos, asesorados por militares y agentes estadounidenses, iniciaron una cacería contra los guerrilleros que habían logrado sobrevivir. Lograron eludir la persecución en el difícil territorio boliviano y ocultarse en ciudades como Cochabamba. Los primeros en ofrecer ayuda concreta fueron Allende y los comunistas chilenos.
El 17 de febrero de 1968 cinco guerrilleros, tres cubanos y dos bolivianos, lograron ingresar a Chile. Fueron detenidos por carabineros y enviados detenidos a Iquique. Salvador Allende, entonces presidente del Senado, se dirigió a ese puerto nortino. El 22 de febrero los guerrilleros pidieron asilo político. Allende, junto con otros dirigentes de Izquierda, se entrevistó con Edmundo Pérez Zujovic, ministro del Interior de Frei Montalva. El gobierno democratacristiano decidió expulsarlos del país, facilitando así el viaje de retorno a Cuba.
Pero surgieron dificultades: ningún país de América del Sur ni de Europa Occidental les concedió visas de tránsito. El vuelo debió hacerse vía Tahiti y Nueva Zelandia. Allende decidió acompañar a los guerrilleros del Che. Dijo: “Esto es lo menos que puedo hacer en memoria del Che Guevara”.
Solidarizando con Vietnam
La gesta vietnamita también la sintió como suya. Tuvo especial aprecio y admiración por Ho-Chi-Minh. En 1968 estuvo en Vietnam más de un mes. Después concurrió a la Conferencia de Solidaridad con Vietnam, realizada en Canadá.
Cuatro años más tarde, el 4 de mayo de 1972, siendo presidente de la República, Allende les habló a los estudiantes de la Universidad de Concepción de su encuentro con Ho-Chi-Minh: “¡Nunca me olvidaré de su figura, nunca dejaré de recordar la transparencia de su mirada y la bondad de sus palabras! Al saludarnos, yo iba con el compañero Eduardo Paredes (dirigente socialista asesinado por la dictadura. Nota de PF), nos dijo: ¡Gracias por venir de tan lejos, con tanto sacrificio, a traernos el apoyo moral de su pueblo!”. Y el presidente Allende se extendió en explicar a los estudiantes la vida y la lucha del pueblo vietnamita.
El 4 de octubre de 1972 se efectuó en Santiago un acto solemne en que una delegación del Movimiento Mundial por la Paz, encabezada por su secretario general, Romesh Chandra, entregó a Salvador Allende la medalla “Joliot Curie” que ese organismo le otorgaba por su contribución a la paz mundial y a la solidaridad con los pueblos. En su discurso de agradecimiento, el presidente de Chile señaló: “Como mejor homenaje y como agradecimiento personal por la alta distinción que al pueblo de Chile se le ha conferido en mi persona, a todos aquellos que han luchado y luchan por la paz, rindo homenaje al pueblo de Vietnam. Pienso que interpreto el sentimiento de ustedes cuando rindo este homenaje... Mi admiración, mi respeto y cariño al pueblo vietnamita, que al luchar por su independencia y dignidad lucha también por la independencia y dignidad de todos los pueblos del mundo... Al hablar de Vietnam -porque estuve allí y conviví con su pueblo- sé mejor que muchos de su sacrificio heroico y sencillo, de todos los días. Tuve además el honor de ser uno de los políticos latinoamericanos que pudo hablar con Ho-Chi-Minh, el sencillo estadista, el soldado, el guerrero, el poeta, el luchador incansable por la independencia de su patria. Fue toda su vida un ejemplo”.
Política internacional
Una de las primeras medidas adoptadas por el presidente Allende fue ampliar las relaciones diplomáticas de Chile con todos los países del mundo. El gobierno popular tuvo un exitoso manejo de las relaciones internacionales. Allende visitó países como Argentina, Ecuador, Perú, Colombia, México, Cuba, Unión Soviética y Argelia.
El 4 de diciembre de 1972 pronunció un histórico discurso en Naciones Unidas. Los delegados a la Asamblea General ovacionaron de pie al presidente de Chile. En parte de su alocución señaló: “Por eso resulta tanto más doloroso tener que venir a esta tribuna a denunciar que mi país es víctima de una grave agresión. Habíamos previsto dificultades y resistencias externas para llevar a cabo nuestro proceso de cambios, sobre todo frente a la nacionalización de nuestros recursos naturales. El imperialismo y su crueldad tienen un largo y ominoso historial en América Latina, y está muy cerca la dramática y heroica experiencia de Cuba. También está la de Perú, que ha debido sufrir las consecuencias de su decisión de disponer soberanamente de su petróleo (...) Somos víctima de una nueva manifestación del imperialismo. Más sutil, más artera, y terriblemente eficaz, para impedir el ejercicio de nuestros derechos de Estado soberano”. Agregó: “Una vez más, la actuación solidaria internacional de los trabajadores deberá enfrentar a un adversario común: el imperialismo” y denunció “el asedio y la persecución contra Cuba; la explotación colonial; la ignominia del racismo y del apartheid” (en Sudáfrica). Dijo: “No hay paz para Indochina, pero tendrá que haberla. Llegará la paz para Vietnam” y (...) “Es nuestra confianza en nosotros lo que incrementa nuestra fe en los grandes valores de la humanidad, en la certeza de que esos valores tendrán que prevalecer. ¡No podrán ser destruidos!”
IVAN LJUBETIC VARGAS
(Publicado en Punto Final Nº 662, del 16 de mayo, 2008)
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