|
Juventud Demócrata Cristiana
Ni con estos ni con aquéllos
HECTOR Gárate Wamparo, presidente de la Juventud Demócrata Cristiana.
Un dicho tradicional dentro del Partido Demócrata Cristiano (PDC) es que su rama juvenil es “la sala cuna”, dando a entender que allí se juega a la política, mientras los adultos del partido la hacen de verdad. Pero hoy los dirigentes de la Juventud Demócrata Cristiana (JDC) sienten que es al revés. Los adultos están en la sala cuna, peleándose entre ellos y haciendo cualquier cosa menos política, mientras los jóvenes se preocupan de los temas de fondo y dan ejemplo de liderazgo entre sus pares y de entendimiento en la diversidad. De hecho, chascones, guatones, colorines, freístas y otras yerbas comparten la directiva de la JDC y llevan a la práctica los acuerdos tomados en conjunto, aunque no todos piensen lo mismo.
Es lo que enfatiza Héctor Gárate Wamparo, presidente de la JDC (chascón), pero también lo reafirma el vicepresidente nacional, Rodrigo Buzada (guatón). Este último, aunque aparentemente concentrado en su computador en el otro extremo de la oficina, está presente durante toda la entrevista y al final, se incorpora de buena gana a lo que termina siendo un “diálogo de tres”. Desde las paredes miran los rostros de Radomiro Tomic, Clotario Blest, Alberto Hurtado, el cardenal Raúl Silva Henríquez, Bernardo Leighton y otros.
Los jóvenes de la DC tienen deseos de hacerse oír. Al V Congreso Nacional Ideológico del PDC, realizado en octubre, no sólo presentaron propuestas. También se expresaron a través de cantos y pifias. Eso ofendió a ciertos oídos y algunos los trataron de “piqueteros” o de actuar como “barras bravas”. Para ellos, eso fue otra señal de lo lejos que están las cúpulas de la juventud del país.
Héctor Gárate, de 31 años, preside también la Juventud Demócrata Cristiana de América Latina. Estudió ciencias políticas y administrativas en la Universidad de Los Lagos (Puerto Montt), está casado con Karin Arriagada -otra dirigente de la JDC-, tienen dos hijos y se declara seguidor de Radomiro Tomic y Belisario Velasco.
¿Qué piensa de la crisis o cuasi quiebre que sacude a su partido?
“Haciendo un poco de historia: los dos quiebres que ha tenido la DC -de los que surgieron el Mapu y la Izquierda Cristiana- emanaron de la JDC. La pregunta es ¿por qué ahora este quiebre no nace de la JDC?”.
¿Por qué?
“Porque así como falta legitimidad a los partidos políticos en la sociedad civil -que es parte de la crisis de identidad que tienen los partidos-, también hay falta de legitimidad de los líderes políticos -de las estructuras cupulares- con los jóvenes de sus propios partidos. Por eso, la JDC no se desangra con esta crisis, a diferencia de las crisis de 1969 y 1971, que eran quiebres relacionados con diferencias sustanciales en la visión de la sociedad desde el humanismo cristiano. Lo de hoy son peleas por cuotas de poder. Y eso no nos alienta a rasgar vestiduras por ninguno de los dos bandos. Sí hemos manifestado claramente nuestro pensamiento y nuestra posición en el consejo nacional del partido. Cuando se debatió el problema de Adolfo Zaldívar, yo voté a favor de la propuesta de la directiva, porque no nos gusta que se esté violando constantemente la institucionalidad del partido. No me gusta que Adolfo Zaldívar trate a la gente de pandilleros, mafiosos o mesa siciliana. No estoy de acuerdo con esas formas de hacer política, como tampoco estoy de acuerdo con la gente que hace política en el otro bando, como el senador Jorge Pizarro que permanentemente anda amenazando y violentando a las personas”.
¿Se refiere a las amenazas al ministro del Interior, Belisario Velasco?
“Así es. Esto es una teleserie llamada ‘Democracia Cristiana’. ¡Vea el próximo capítulo! Los protagonistas están en el escenario. Los guatones y colorines son dos sectores que históricamente trabajaron juntos y trataron de desperfilar este mundo chascón que hoy está reemergiendo. Al menos en la JDC queremos cambiar de canal y no seguir viendo la misma teleserie. Si ellos quieren continuar con el espectáculo, en la JDC tenemos suficiente madurez política para asumir los desafíos que ellos no quieren asumir. Es lamentable, porque uno respeta la institucionalidad, cumple con todo lo que significa ser democratacristiano y dirigente juvenil. Acabamos de darle una gran noticia al partido en medio de esta tremenda crisis: nos transformamos en la primera fuerza política estudiantil de Chile, dentro de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech)”.
NI ALVEARISTA NI ADOLFISTA
¿Qué significa ser primera fuerza en la Confech?
“En el segundo semestre de este año hubo elecciones en las federaciones estudiantiles, y haciendo un recuento de las fuerzas políticas estudiantiles, más los movimientos independientes y autónomos, la JDC quedó como primera fuerza política en las federaciones universitarias. Es un lindo desafío, ya que hay un estilo distinto -al menos en la JDC- para encarar a la sociedad y al partido. En el segundo rango ponemos al partido, porque nosotros, como dijo Eduardo Frei Montalva, primero somos chilenos y después somos democratacristianos. El PDC es un partido político, un instrumento o vehículo para poner en práctica las ideas”.
¿Los dirigentes actuales lo tienen presente?
“Creo que no. Me parece que su egolatría y ensimismamiento los lleva a pensar que el PDC es el máximo referente, o su objetivo último. Pienso que todos están bastante perdidos. Cuando un partido político se diviniza y lo que es peor, cuando se endiosan las personas en ese partido, se abre la puerta a los caudillismos y populismos internos, que cada día se hacen más presentes en Latinoamérica. Acabo de llegar de Colombia y me doy cuenta que nuestro querido país no está tan lejos de caer en los vicios en que han caído otros partidos de la región”.
¿Cuál es su postura frente a los caudillismos en el PDC?
“Lo he planteado desde que estuvimos en la campaña previa a las elecciones en la JDC: ni alvearista ni adolfista. Cuando se instalan figuras ‘divinas’ por sobre el partido, creo que las cosas vienen mal. Hemos dado una señal clara: la JDC llevó ideas y propuestas al congreso ideológico. Planteamos terminar con el lucro en la educación, apoyar a los trabajadores a través de la negociación colectiva interempresas… Y ganamos, porque mientras otros estaban preocupados de la competencia interna, de cómo los captaban las cámaras de televisión y de a quién aplaudían más, nosotros nos ocupamos de las ideas. Mientras ellos se dedicaban a la farándula, nosotros nos dedicamos al contenido. En torno a esto se unió mucha gente del mundo progresista. Lo que sucedió en el congreso es sustantivo, todos deberían tener puesta su atención en las resoluciones y en cómo llevarlas a cabo”.
Parece que la atención está lejos de eso.
“A veces me pregunto si esta pelea puede tener algún resultado positivo. Y llevando la suspicacia al máximo, ¿no será todo esto parte de una maniobra para no llevar a cabo las resoluciones del congreso ideológico? Quien revise sus conclusiones, orientadas a los próximos 15 ó 20 años, se da cuenta de que pueden pasar hartas cosas en este país. Y para cualquiera que tenga intereses creados, eso es preocupante. Más que lo que está pasando en el partido. ¡Hasta podría ser un montaje para dejar de lado los acuerdos del congreso!”.
Ya se dejó a un lado aquello de terminar con el lucro en la educación.
“Eso nos afectó mucho. Y no sólo eso. Antes del congreso ideológico se hizo una junta nacional y se acordó por unanimidad crear una empresa estatal de transporte público. Ese acuerdo se plasmó en un documento. Pero después se hizo una reunión del consejo nacional para desconocer tal acuerdo. ¿Por qué no se está reconociendo la institucionalidad del partido? El fin del lucro en la educación es algo muy arraigado en la JDC. Antes que la nueva Loce se votara, en el consejo nacional expresamos públicamente que esa materia no era de su competencia, porque ya había sido resuelta por el congreso ideológico. Pero también reconocimos que gracias a que desde la DC se impulsó con mucha fuerza ‘el fin al lucro’, el gobierno tuvo un avance sustantivo en la mesa de negociación. Reconocemos un avance respecto de lo anterior. Pero el sueño de la JDC es terminar con el lucro en la educación. Es decir, terminar con la educación particular subvencionada, y con la municipalización, que es otra resolución del congreso ideológico del partido”.
¿Qué van a hacer al respecto?
“Estamos considerando con algunos dirigentes estudiantiles ‘el fin al lucro 2’. Queremos llamar a nuestros dirigentes en la educación superior a una movilización para avanzar hacia el paro nacional, que nos lleve a discutir los temas de fondo. Los ‘pingüinos’ dieron un gran ejemplo en 2006. Hay que avanzar, como planteaba Radomiro Tomic, a través de un gran pacto social y político del pueblo. Así podremos contribuir a una sociedad más justa y alcanzar el sueño de los democratacristianos: traer el reino de dios a la Tierra. O sea, un mundo más equitativo, con justicia social, con desarrollo humano y no sólo del capital. Pero tenemos un número importante de autoridades públicas que defienden al pie de la letra y a punta de cañón el neoliberalismo instalado en nuestra sociedad”.
¿Cuándo se publicarán los acuerdos del congreso ideológico?
“Con el senador Mariano Ruiz-Esquide y un grupo de camaradas -don Renán Fuentealba, María Rozas, Ricardo Hormazábal- creamos hace poco el Movimiento V Congreso con el propósito de velar por la defensa de las resoluciones del congreso ideológico. Muchos están aprovechando la teleserie de guatones y colorines para olvidarse de los acuerdos. Estamos exigiendo que se redacte el documento. Para eso hay un plazo de 90 días, que vence a mediados de enero. Hasta ahora no hemos visto ningún avance”.
“APAGAREMOS EL TELEVISOR”
Usted habló del sueño democratacristiano. ¿Es compartido dentro de su partido?
“La reivindicación del proletariado, de los estudiantes, del pueblo tiene que ver con nuestra esencia, con los ejemplos del padre Hurtado, del cardenal Silva Henríquez, de Radomiro Tomic. Los jóvenes queremos encaminarnos a un nuevo proyecto político. Si ellos no solucionan pronto su problema y no cambian la teleserie, nosotros apagaremos el televisor”.
¿Qué significa eso?
“No nos iremos de la DC. Ellos tendrán que revisar por qué están en la Democracia Cristiana. Uno de los postulados de la JDC es generar una revolución cultural que se refleje en la sociedad. Podemos implementar políticas sociales que ayudan a los desposeídos, pero si no cambiamos la conciencia -partiendo desde el interior de los partidos políticos-, si no entramos a fondo en lo que significa formar a un nuevo ciudadano, el problema seguirá igual. Hoy, desde el proyecto político de la Concertación, en educación estamos formando futuros individuos -no ciudadanos- exitistas y competitivos. ¿Quién ganó? Aparentemente la Concertación. Pero realmente ganó Pinochet. Dejó una sociedad centrada en la competitividad y el exitismo. Nuestro partido está lleno de esa gente. Cada miembro de la Juventud y del partido tiene que buscar la forma de rebelarse. A la JDC ya no le interesa quedar bien con quienes están en las cúpulas del gobierno y del partido”.
¿Desde cuándo?
“Al menos desde que se eligió esta directiva, hace poco más de un año. La JDC se ha vuelto a poner de pie. Si creen que nos interesa estar bien con las cúpulas para llegar a ser autoridad designada o elegida en cargos de representación popular, están equivocados. Muchos jóvenes preferimos pasar a ser parte de la historia de nuestro partido antes que formar parte del inventario de la Concertación”.
Entonces, ¿ni pensar en otro gobierno?
“Mientras no se reconozcan errores, como el Transantiago, no hay nada que hacer. La causa del fracaso del Transantiago y de la misma Concertación habrá que buscarla en los grupos de tecnócratas y neoliberales que se instalaron no sólo en el gobierno, sino en nuestros propios partidos. Es mi esperanza que podamos levantar a la Concertación y ganar el próximo gobierno. Pero si pudiera servir como lección para que nos quedemos los verdaderamente democratacristianos, en buena hora que perdamos. Se tienen que ir los que entraron sólo para buscar cargos y plata. Aquí no los queremos”.
¿Qué plantean respecto del modelo económico, hay que cambiarlo o reformarlo?
“Cambiar. Pero al menos yo no compro el cuentito de la ‘corrección del modelo’. Es un discurso atractivo, marketero, que vende. ¡Revisemos la agenda legislativa de Adolfo Zaldívar! No es un parlamentario que se destaque por defender derechos laborales y sindicales. Reconocemos que en dictadura defendió los derechos humanos. Pero no sabemos qué le dio ahora por corregir el modelo económico… Aunque está en su derecho y de los arrepentidos es el reino del Señor. A lo mejor quiere hacer un cambio en el modelo, ¡pero tiene que demostrarlo en su agenda legislativa, en el Senado!”
PATRICIA BRAVO
(Publicado en “Punto Final” Nº 654, 21 de diciembre, 2007)
Volver | Imprimir
| Enviar
por email |