|
Congregaciones
EN CAIDA LIBRE
Me parece que sucedió en la ciudad de Valparaíso. Una camioneta color guinda se metió contra el tránsito en una avenida principal y provocó un serio problema vial y, además, un escándalo de proporciones: quien manejaba la camioneta era una monja con los nervios alterados. El chismorreo social tuvo para varios días de comentarios.
El chascarro se me ocurre a la hora de pensar en la llamada vida consagrada, la que en teoría debiera ser un “manejar contra el tránsito”, escandalizando a una sociedad pacata, hueca de valores y consumista de tonterías.
Si la vida de las congregaciones religiosas -y grupos afines- no llama la atención de nadie es porque está demasiado obsecuente con la sociedad donde se inserta: se peina igual que la clase arribista, se viste con sus mismas prendas, busca sus mismas entretenciones, realiza sus mismos trabajos rutinarios, repite sus mismos slogans, cae bajo sus mismas propagandas, corre en la misma dirección regulada por las normas de tránsito social. Le añade, eso sí, unas oraciones por la mañana, la bendición de la mesa a la hora de las comidas, la celebración de ritos y cultos semanales y una buena cuota de rutinas pastorales.
La monja histérica que se metió a contrapelo de las indicaciones del tránsito, por lo menos llamó la atención social.
EL CODIGO CANONICO
El Código de Derecho Canónico que rige la Iglesia Católica, algo así como la Constitución para un país, coloca la normativa para la vida consagrada dentro del gran apartado que trata del “pueblo de Dios”. Ahí está a continuación de lo establecido para la “jerarquía”, separando bien las aguas, como debe ser: porque las religiosas y religiosos pertenecen al polo profético y no al polo jerárquico, en la comunidad eclesial.
El Código recuerda que la vida consagrada se da mediante la profesión de los llamados consejos evangélicos, para seguir más cerca de Cristo y para dedicarse totalmente a Dios y a su amor supremo. Así dará gloria a Dios, edificará la Iglesia, procurará la salvación del mundo, conseguirá la santidad mediante la caridad y será signo preclaro que anticipe la gloria del cielo. En realidad mucha tarea.
Con razón Cristo dijo una vez que eran muchos los llamados, pero pocos los escogidos.
LOS CONSEJOS
EVANGELICOS
Los llamados consejos evangélicos han sido tradicionalmente tres, pudiendo haber sido muchísimos más: castidad, pobreza y obediencia. Hay todo un empeño colosal en tratar de conectar estos tres consejos como lo primordial en el mensaje de Jesús: muchos teólogos han tratado de explicar y de fundamentar sus explicaciones, pero al fin de todo hay que concluir que se trata de un puro asunto de fe.
Porque lo más importante en la predicación de Cristo fue que el Reino de Dios, con sus valores, ya estaba creciendo en el mundo como una semilla: pequeña, necesitada de sol, de agua y buena tierra, prometedora de frutos, sembrada en los predios más sencillos.
Entonces la vida consagrada antes que preguntarse por la vivencia de consejos evangélicos tiene que preguntarse por su compromiso con los valores del Reino: ¿se acepta pequeña, como un poco de levadura o un puñado de sal? ¿Siente la necesidad del sol, el agua y la tierra o se mete en el nirvana de las consolaciones del espíritu, que evade una realidad muchas veces áspera? ¿Prepara los nuevos frutos o se sienta a rumiar nostalgias de las cebollas de Egipto, de cuando vivía en la era de la cristiandad? ¿Se ubica en los predios de los sencillos, los espacios populares, las comunidades humanas humildes?
Ciertamente, hay mucho camino por recorrer en el siglo XXI para renovar un sistema recibido por tradición, incapaz de ser levadura o sal que dé consistencia al pan y sabor al mundo.
Han pasado 40 años desde el Concilio Vaticano II, que renovó muchas cosas en la comunidad eclesial. La Iglesia ha ganado en humanidad, en cierto diálogo con el mundo, en búsqueda de nuevas propuestas evangelizadoras. Pero no ha ganado nada aún en un nuevo tipo de organización que despeje en algo el espeso nubarrón clericalista. Y también ha perdido mucho en el tema de la vida consagrada, porque prácticamente todas las congregaciones hoy día están con serios problemas de sobrevivencia. Casi todas ellas no solamente han dejado de crecer, sino que han ido perdiendo, año tras año, a sus integrantes.
Si no realizan su vocación de ser contestatarias al sistema social y eclesial, si no dan signos creíbles de conversión al Evangelio, si no viven la santidad que se expresa en la caridad auténtica, si no se meten contra el tránsito en las avenidas de la historia, tendrán que asumir como realidad su propia cuenta regresiva como instituciones.
UN ESTUDIO
CUESTIONADOR
Un estudio preparado por Angel Pardilla, catedrático del Instituto de Vida Religiosa de los Misioneros Claretianos comprueba esa realidad. Aparte del boom de los Legionarios de Cristo (congregación mexicana catalogada como ultraconservadora) que ha tenido un crecimiento explosivo, y de un débil aumento en personal de dos congregaciones reconocidamente misioneras (Combonianos y Verbo Divino) todas las demás han bajado su personal de modo alarmante en los últimos 40 años.
Las estadisticas (1965-2005)
Los que suman:
Legionarios de Cristo:
1965: 245 integrantes
2005: 1.917 integrantes
+ 682,44%.
Combonianos:
1965: 1.950 integrantes
2005: 2.141 integrantes
+ 9,79%.
Verbo Divino:
1965: 5.773 integrantes
2005: 6.075 integrantes
+ 5,23%.
Carmelitas Descalzos:
1965: 4.022 integrantes
2005: 4.051 integrantes
+ 0,72%.
Los que restan:
Hermanos de las
Escuelas Cristianas:
1965: 17.926 integrantes
2005: 5.719 integrantes
- 68,09%.
Misiones Extranjeras:
1965: 910 integrantes
2005: 310 integrantes
- 65,93%.
Clérigos de San Viator:
1965: 1.816 integrantes
2005: 623 integrantes
- 65,69%.
Siervos de María:
1965: 2.288 integrantes
2005: 888 integrantes
-61,18%.
Mariknoll:
1965: 1.356 integrantes
2005: 534 integrantes
- 60,61%.
Hermanos del Sagrado
Corazón:
1965: 3.086 integrantes
2005: 1.224 integrantes
- 60,33%.
Marianistas:
1965: 3.490 integrantes
2005: 1.473 integrantes
- 57,79%.
Maristas:
1965: 10.228 integrantes
2005: 4.369 integrantes
- 57,28%.
Sagrados Corazones:
1965: 2.175 integrantes
2005: 970 integrantes
- 55,40%.
Asuncionistas:
1965: 1.965 integrantes
2005: 911 integrantes
- 53,63%.
De la Santa Cruz:
1965: 3.352 integrantes
2005: 1.588 integrantes
- 52,62%.
Pasionistas:
1965: 4.288 integrantes
2005: 2.268 integrantes
- 47,10%.
Escolapios:
1965: 2.535 integrantes
2005: 1.386 integrantes
- 45,32%.
Jesuitas:
1965: 36.038 integrantes
2005: 19.850 integrantes
- 44,91%.
Columbanos:
1965: 1.055 integrantes
2005: 584 integrantes
- 44,64%.
Sacramentinos:
1965: 1.645 integrantes
2005: 913 integrantes
- 44,49%.
Cartujos:
1965: 596 integrantes
2005: 331 integrantes
- 44,46%.
Trapenses:
1965: 3.952 integrantes
2005: 2.266 integrantes
- 42,66%.
Franciscanos Menores:
1965: 27.009 integrantes
2005: 15.794 integrantes
- 41,52%.
Hospitalarios de
San Juan de Dios:
1965: 2.295 integrantes
2005: 1.347 integrantes
- 41,30%.
Oblatos de
María Inmaculada:
1965: 7.607 integrantes
2005: 4.569 integrantes
-39,93%.
Dominicos:
1965: 10.091 integrantes
2005: 6.109 integrantes
- 39,46%.
Redentoristas:
1965: 8.858 integrantes
2005: 5.432 integrantes
- 38,67%.
Barnabitas:
1965: 610 integrantes
2005: 382 integrantes
- 37,37%.
Agustinos:
1965: 4.440 integrantes
2005: 2.811 integrantes
- 36,68%.
Benedictinos Confederados:
1965: 12.070 integrantes
2005: 7.798 integrantes
- 35,39%.
Premostratenses:
1965: 1991 integrantes
2005: 1.294 integrantes
- 35%.
Mercedarios:
1965: 1.068 integrantes
2005: 735 integrantes
- 31,17%.
Estigmatinos:
1965: 625 integrantes
2005: 443 integrantes
- 29,12%.
Dehonianos:
1965: 3.255 integrantes
2005: 2.316 integrantes
- 28,84%.
Trinitarios:
1965: 800 integrantes
2005: 569 integrantes
- 28,87%.
Murialdinos:
1965: 880 integrantes
2005: 630 integrantes
- 28,40%.
Sagrada Familia:
1965: 1.293 integrantes
2005: 947 integrantes
- 26,75%.
Carmelitas:
1965: 2.786 integrantes
2005: 2.091 integrantes
- 24,94%.
Salesianos:
1965: 22.042 integrantes
2005: 16.645 integrantes
- 24,48%.
Paulinos:
1965: 1.400 integrantes
2005: 1.077 integrantes
- 23,07%.
Agustinos Recoletos:
1965: 1.515 integrantes
2005: 1.179 integrantes
- 22,17%.
Capuchinos:
1965: 15.838 integrantes
2005: 11.229 integrantes
- 20,10%.
Claretianos:
1965: 3.770 integrantes
2005: 3.089 integrantes
- 18,06%.
Don Guanella:
1965: 566 integrantes
2005: 476 integrantes
- 15,90%.
Cistercienses:
1965: 1.665 integrantes
2005: 1.470 integrantes
- 11%.
Escalabrinianos:
1965: 829 integrantes
2005: 769 integrantes
- 7.23%.
Franciscanos Conventuales:
1965: 4.650 integrantes
2005: 4.595 integrantes
- 1.18%.
Don Orione:
1965: 1.090 integrantes
2005: 1.082 integrantes
- 0.73%.
CONCLUSION
Con estos datos los estudiosos sociales de las cosas de la religión tienen un buen material de análisis. Unos, los menos, verán lo que hay detrás de los números. Otros, los más, se encomendarán a Dios para que remedie el problema. Ojalá alguno también se pregunte qué estará soplando, diciendo, gritando, vociferando el Espíritu, que hace nuevas todas las cosas. Y una vez detectada esa voz, no tenga miedo a meterse contra la corriente, no más
ADOLFO BECAR
(Publicado en “Punto Final” Nº 654, 21 de diciembre, 2007)
Volver | Imprimir
| Enviar
por email |