Ignacio Achura
Rejuvenecio
a los 27 años
Autor: LEOPOLDO PULGAR IBARRA
Anduvo dos meses por las calles de Bretaña, Francia, haciendo teatro de rue, como dicen por allá, en cinco festivales. Lo hizo junto a los doce integrantes de su compañía La Patriótico Interesante sobre el lomo de El jabalí, magnífica versión de la tragedia de Ricardo III, que narra aspectos de la vida de un rey sanguinario cuya crueldad responde a la brutal discriminación que sufrió desde niño, debido a su deformidad física.
A los franceses les gustó este Shakespeare a la chilena. “Un experto nos dijo que era el Skakespeare más shakespereano que había visto. Raro, porque El Jabalí es muy chileno”, recuerda el actor y director Ignacio Achurra. Por todo esto, a los 27 años, se siente rejuvenecido. Más “embalado” que nunca y dispuesto a “dar la batalla hasta donde podamos” con su grupo. Dice que las ganas le alcanzan para organizar la Asociación de Artistas de Calle de Chile. Y, al parecer, ya tiene padrino francés.
¿Había un ansia muy grande por actuar en el extranjero?
“Desde las ganas de hacer algo para contárselo a los nietos, hasta el deseo de abrir el campo laboral; desde ver la posibilidad de ganar plata para vivir del teatro, hasta afiatar a la compañía. Quería que mis compañeros comprobaran lo reconocido que pueden llegar a ser los oficios de técnicos, diseñadores y productores. En Francia el teatro de calle es profesional. Además, la sociedad francesa me parece interesante: tiene un vínculo con Chile, desde la nostalgia por Allende pasando por el amor a Víctor Jara e Inti Illimani… También queríamos mostrar nuestro trabajo y ver qué pasaba…”.
¿Si la obra gusta en Francia, se valoriza en Chile?
“Lamentablemente así es en Chile… A los franceses les gustó la obra, conversaron con nosotros, nos hicieron reportajes en radio, televisión y diarios. Este trabajo, que sacó aplausos en Francia, fue rechazado en el Fondart las dos veces que postulamos”.
PARIENTE POBRE
¿El teatro de calle es subvalorado en Chile?
“Sí. La Patogallina es lo más valioso en Chile en los últimos diez años, pero igual que nosotros no tienen ‘nuño’. Si hubiesen desarrollado su arte en Francia, seguro que tendrían subvención. En Chile son tantas las adversidades… vivimos en un sistema neoliberal de mierda, que determina a la gente. Si no vende, no vale, y el arte es secundario y el teatro callejero, terciario… Pero estamos cagados si no creemos que es importante lo que hacemos”.
¿Debilitan esas precarias situaciones?
“No, al revés. La precariedad y la marginalidad nos (…,)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 648 de “Punto Final”, 28 de septiembre, 2007)
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