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Reacomodos en la
derecha
Se reagrupan
los liberales

SERGIO Onofre
Jarpa: sus herederos en
RN todavía tienen poder.
Andrés Allamand ha debido redoblar sus visitas al gimnasio. Dice
que es para relajarse, pero el ya veterano rugbista sabe que necesita
tonificar su musculatura y despejar su mente para sostener los duros combates
que está enfrentando. La arena política es para gente ruda
y el ex diputado ya tiene la piel curtida y llena de cicatrices obtenidas
en mil batallas, la primera de las cuales acometió a fines de 1971,
cuando el Partido Nacional (PN) le pidió que trabajara por Sergio
Diez en la elección complementaria de un diputado por Linares,
donde el candidato de la derecha se impuso en enero de 1972 con el 58%
de los votos.
Hoy, 32 años después, vuelven a encontrarse en una contienda
electoral, pero esta vez asumida en la propia casa, en la tienda que los
cobija desde fines de los años 80, cuando fue creada Renovación
Nacional que heredó a muchos de los militantes del desaparecido
PN.
Sergio Diez pertenece a aquella generación de políticos
que acunaron a Andrés Allamand, donde también figuran Pedro
Ibáñez, Sergio Onofre Jarpa, Francisco Bulnes y Víctor
García Garcena, entre muchos otros. Ellos fueron la savia ideológica
y la praxis partidaria de la cual se nutrió el más prometedor
heredero de la derecha republicana.

SERGIO Diez: resucitó por obra y gracia de Piñera.
Esta vez, a los 48 años de edad, Allamand optó otra vez
por desempolvar su armadura de cruzado y levantarse en contra de la hegemonía
de la UDI, que amenaza con sepultar el proyecto de una derecha liberal
y moderna, necesaria según él para darle un soporte realista
a la Alianza por Chile y a su intento de llevar a Joaquín Lavín
a La Moneda.
Allamand y sus aliados saben que la UDI, por sí sola, no consigue
más del 20 ó 25% de los votos y que para ganar las elecciones
presidenciales del 2005 se requiere el 50% más uno. Creen también
que el populismo, recurso tan usado por los gremialistas, es peligroso
a la hora de captar sufragios y más aún al gobernar, y que
el único camino seguro es una coalición amplia, diversa,
que vaya desde el centro-centro hacia la derecha, ojalá entusiasmando
a independientes y electores marginales, muchos de ellos desencantados
y/o aburridos de la Concertación.
La quinta columna
El proyecto que encarnó originariamente la denominada “Patrulla
juvenil”, dirigida por Allamand, Sebastián Piñera,
Alberto Espina y Evelyn Matthei, ha sido torpedeado durante más
de una década por los operadores de los poderes fácticos,
entendidos éstos como algunos grupos empresariales, sectores de
las Fuerzas Armadas nostálgicos de Pinochet, fracciones ultraconservadoras
de la Iglesia Católica y el diario El Mercurio, al cual se sumó
en los últimos años Copesa, la empresa propietaria del diario
La Tercera y la revista Qué Pasa.
Los duros episodios vividos por Allamand y Piñera, principalmente,
son ya legendarios: la grabación de una conversación telefónica
(realizada por oficiales de ejército) difundida por Ricardo Claro
en Megavisión; las acusaciones de Francisco Javier Cuadra de consumo
de cocaína en el Congreso; el multimillonario apoyo a Carlos Bombal
para evitar que Allamand llegara al Senado; el reemplazo de Piñera
por un ex almirante para la senaturía por Valparaíso, son
los más conocidos. Pero ha habido otros, varios otros, mantenidos
en reserva hasta hoy por los afectados.
El último fue articulado por Patricio Cordero, el brazo derecho
de Joaquín Lavín en los municipios de Las Condes y Santiago,
a quien el supernumerario del Opus Dei conoce desde inicios de los años
80, cuando compartían la casa de huéspedes de la Universidad
de Concepción, hasta donde habían sido llevados por Jaime
Guzmán para intentar robustecer las entonces reducidas fuerzas
del naciente gremialismo en la región del Bio Bío.
La presencia de los poderes fácticos se hizo fuerte a su vez en
las propias filas de RN, principalmente entre algunos diputados y senadores
que, desde mediados de la década de los 90, se resisten a acatar
los acuerdos tomados en las instancias regulares del partido. Entre los
senadores hace de cabeza Sergio Romero y tras él se alinean Mario
Ríos, José García Ruminot y, ocasionalmente, el mismo
Alberto Espina. El diputado Alberto Cardemil, por su parte, dirige a los
disidentes de RN en la Cámara Baja, donde se ordenan Pedro Alvarez
Salamanca, Germán Becker, Mario Bertolino Rendic, René Manuel
García, Pablo Galilea y Carlos Kutchel.
Romero y Cardemil, muy cercanos a Sergio Onofre Jarpa y a los núcleos
más conservadores de la vieja derecha terrateniente, son los que
operan, primero, a través de radio Agricultura (Romero fue director
de la emisora) y más tarde con El Mercurio y Copesa. Ellos representan
a los últimos resabios de los dueños de fundo que lucharon
contra la reforma agraria y que, por estos tiempos, se encuentran ocasionalmente
en los rodeos y fiestas huasas, donde la estrella principal sigue siendo
Agustín Edwards, el poderoso dueño de El Mercurio y figura
emblemática de los criadores de caballos chilenos.
El hombre que
viene del sur
El viernes 2 de abril Sergio Diez Urzúa cumple 79 años.
Su mejor regalo podría ser el regreso a la política a la
cabeza de RN, dirigiendo una lista única que reúna y entusiasme
a la enorme mayoría del partido. El colaboró en el borrador
de la Constitución de 1980 junto a Jaime Guzmán por encargo
de la dictadura, brindando aportes sustantivos a los capítulos
1, 2 y 3, donde se establecen las bases de la institucionalidad, los derechos
y los deberes de los ciudadanos. Este nieto de colonos españoles
que se afincaron en La Araucanía, cultor del derecho y de la filosofía,
padre de seis hijos, católico observante, primer candidato presidencial
de la derecha después del triunfo del NO en el plebiscito de 1988,
reaparece con la intención de transformarse en el gran catalizador
de una nueva derecha, más moderna, respetuosa de sus propias normas
y estatutos, y con la mente abierta a los cambios que son tan necesarios
para el país.
Pese a su entusiasmo, Sergio Diez podría sufrir un traspié
en su rumbo hacia la cúpula de RN. El Ministerio del Interior,
a través del abogado Francisco Bravo, solicitó al ministro
de fuero Juan Guzmán que cite a Diez para que explique un discurso
que pronunció ante la Asamblea de Naciones Unidas como embajador
de la dictadura y en el que desconoció la desaparición de
119 personas, de la denominada Operación Colombo ejecutada por
la Dina en complicidad con los servicios secretos de la dictadura argentina.
El pedido se enmarca en los casos de Carmen Bueno y su pareja, el cineasta
Jorge Müller, quienes forman parte de una lista de 119 miristas detenidos
desaparecidos. El abogado Bravo también solicitó que concurra
a declarar en el mismo caso el ex ministro del Interior y actual senador
UDI, Sergio Fernández.
“La intención es que el señor Sergio Diez aclare de
una vez por qué, el año 1975, ante la Asamblea de Naciones
Unidas, informó que cerca de 70 personas que se encontraban denunciadas
como desaparecidas no tenían existencia legal, por qué señaló
que otras estaban muertas o en el exilio, y que todas las denuncias de
organismos de derechos humanos eran falsas y mal intencionadas”,
expresó Bravo.
Andrés Allamand se ha esforzado al máximo en los últimos
quince días para evitar la competencia interna en las elecciones
del próximo 17 de abril. A través de TVN, aseguró
que no había convencido casi a nadie, pero el ex alumno del Liceo
Lastarria se siente poseído una vez más por el aliento de
los elegidos, por la vitalidad de los que creen que están para
las grandes cosas, y es muy probable que en el Consejo General de RN consiga
unificar a todas las corrientes de RN, se abrace otra vez con Sebastián
Piñera y reinicie, junto a Sergio Diez, el patriarca llegado del
sur, la tan esperada reingeniería de su partido y de la Alianza
por Chile.
Escollos en el camino
El Mercurio, uno de los poderes fácticos más activos del
país, ha encabezado las maniobras para impedir que Sebastián
Piñera vuelva a levantar cabeza. Día tras día insiste
en calificar a los dirigentes de RN como “lavinistas” y “aliancistas”,
en oposición al supuesto “piñerismo”, que buscaría
destruir la campaña presidencial del alcalde de Santiago. La semana
pasada, los titulares no dejaban duda: “Piñera retoma rol
político y da su aval a lista paralela a Torrealba”; “Piñera
no se rinde: organiza lista para frenar a Torrealba”; “Piñera
recupera el poder dentro de RN”; “Diez y Prokurica se pelean
el mando de RN”; “Senador García evalúa su participación
en lista de Diez”; “Piñera desafía liderazgo
de Allamand”; “Jarpa: con Sergio Diez vamos a volver atrás,
hay que poner gente nueva”; “Lavinismo despliega lobby con
los candidatos a la presidencia RN”; “El gran ganador. La
resurrección de Piñera”.
El lunes 22, sin embargo, El Mercurio dio un brusco giro al titular en
la portada de su cuerpo C: “Cita de Allamand y Piñera reordena
la Alianza por Chile”. En la tarde, el vespertino La Segunda agregó
que “Allamand y Piñera estudian cambiar nombre y logo a RN”,
incluyendo una foto donde ambos aparecen casi abrazados y sonrientes.
Pareciera ser que la derecha se está habituando a realizar sus
grandes operaciones los fines de semana. Así fue, a comienzos de
marzo, la preparación del descabezamiento de Piñera y Pablo
Longueira. Y así fue, también, el domingo 21 cuando lograron
abuenarse los dos rostros más reconocidos de la derecha liberal,
Piñera y Allamand.
Recurso desesperado
Un paso en falso dieron los diarios de las empresas El Mercurio y Copesa
cuando intentaron crear la falsa imagen de que la Corte de Apelaciones
estaba virtualmente empatada para fallar el eventual desafuero de la diputada
Pía Guzmán. “Postergación por riesgo de empate”,
dijo La Segunda un lunes; “Eventual empate aplazó votación
sobre desafuero”, agregó El Mercurio el martes en su portada;
“Posible empate atrasa desafuero de diputada”, llegó
a decir La Tercera ese mismo día. Nada de eso ocurrió, salvo
en la imaginación de aquellos que titularon esas crónicas…
Pero no sólo Pía Guzmán mantiene extremadamente nervioso
al duopolio. También la vertical caída de Raúl Alcaíno
como posible candidato a suceder a Lavín en la alcaldía
de Santiago. A mediados de la semana pasada, el diario de Alvaro Saieh
publicó una nota titulada “Surgen dudas sobre fortalezas
de Alcaíno para suceder a Lavín”. Simultáneamente,
El Mercurio entrevistó a Pedro Sabat, alcalde RN de Ñuñoa,
que declaraba: “A Lavín no podría decirle que no”.
Bastó eso para que al día siguiente, ambos diarios incluyeran
dos crónicas tituladas “Raúl Alcaíno reafirma
que él es el candidato de la Alianza por Santiago” y “Alcaíno:
Sigo siendo el candidato”, respectivamente.
El gas argentino
La crisis que se instaló durante marzo en los domicilios de la
derecha, ha obligado a los editores de los diarios lavinistas a extremar
su imaginación para intentar despejar de sus páginas la
incómoda situación de su abanderado, que primero anunció
su decisión de asumir la conducción de la Alianza y poco
días después, al primer embate verbal del ministro José
Miguel Insulza, reculó afirmando: “Yo no soy el jefe político
de la oposición”. Cotidianamente, los editores reciben instrucciones
para darle una manito al candidato. Un solo ejemplo: el viernes 26 de
marzo, El Mercurio tituló una de sus páginas políticas:
“Lavín inalterable ante ataques y encuestas”. Más
le vale, murmuran algunos inquietos representantes de los poderes fácticos.
Así, en este escenario, surgió la posibilidad de que una
empresa gasífera argentina se vea obligada a reducir sus envíos
de ese recurso a Chile por razones de fuerza mayor. De inmediato, el tema
fue ubicado en las portadas, advirtiendo sobre un posible desabastecimiento
y llamando la atención sobre una supuesta política energética
errónea por parte de los gobiernos de la Concertación. Todas
las explicaciones y afirmaciones reiterando que no había riesgos
para la población y las industrias consumidoras han sido relegadas
a un segundo plano. Tampoco nadie ha dicho que la planificación
de nuevas inversiones en el sector quedó en manos de la iniciativa
privada tras la venta de las empresas eléctricas estatales, a fines
de la década de los 80, en los últimos estertores de la
dictadura militar.
Otro intento desesperado por distraer a los lectores lo ofreció
el Consejo Nacional del PDC, programado para el fin de semana pasado.
No obstante, los demócrata cristianos acudieron cantando y marchando
con sus banderas azules. Debatieron los temas agendados, discutieron con
pasión, votaron, escucharon el recuento y, unos más contentos
que otros, regresaron a sus casas. Colorines y disidentes, chascones y
guatones, se estrecharon las manos y acordaron seguir trabajando juntos
por el partido. No hubo rostros desencajados, ni insultos ni amenazas.
Se ejerció la democracia interna y se respetó la decisión
de las bases. Nada más ni nada menos.
¿Schaulsohn o Trivelli?
Jorge Schaulsohn pidió que no se dilate más el nombramiento
del candidato de la Concertación por la comuna de Santiago. Marcelo
Trivelli, por su parte, dijo que hay plazo hasta fines de abril. Ambos
están muy bien situados en las encuestas y en condiciones, cualquiera
de ellos, de derrotar a Raúl Alcaíno, el candidato de Lavín.
Parece relevante, además, que los negociadores del PS, PPD, PDC
y PR, propongan buenos nombres para recuperar la comunas aledañas
al centro, como Estación Central, Quinta Normal, Independencia,
Recoleta y La Florida, todas actualmente bajo control de la derecha.
Hoy por hoy, posiblemente sea Sebastián Piñera el único
político de la Alianza que pueda enfrentar exitosamente al postulante
de la coalición gubernamental. Sin embargo, hasta ahora, el empresario
ha dicho que “no está en mis planes” aunque -cada vez
que puede- hace alarde de sus profundos conocimientos sobre las más
variadas instancias del codiciado municipio capitalino. El versátil
líder de RN ha dado muestras de que no le cuesta mucho variar sus
decisiones y desde hace tiempo tiene en su cabeza diversos proyectos que
variarían drásticamente el paisaje urbano del centro de
la ciudad. Un río Mapocho navegable, jardines colgantes, barrios
universitarios, centros financieros con tecnología de punta, transporte
público moderno y eficiente, entre otras iniciativas, podrían
transformar a Piñera en el Vicuña Mackenna del siglo XXI
y de allí, por qué no, quedar a un paso de La Moneda. Otra
alternativa, mencionada en algunos medios de prensa, sería su interés
por el cupo senatorial del sector poniente de Santiago, hoy en manos de
Jovino Novoa. De producirse ese enfrentamiento, desde ya habría
que reservar palco.
MANUEL SALAZAR
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