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Los medios y el caso Spiniak
Lo que oculta
la cámara
“Un mundo sin periodistas sería un mundo feliz”.
JOHN MAJOR, ex primer ministro de Gran Bretaña
Desde
la detención del empresario Claudio Spiniak y su procesamiento
por los delitos de estupro, facilitación de la prostitución
y producción de material pornográfico, los periodistas y
la prensa han asumido un rol preponderante en la denuncia de hechos que
puedan ayudar a desenredar lo que parece una tenebrosa madeja de corrupción
y explotación sexual de menores, con sospecha de múltiples
conexiones en ámbitos policiales -hay carabineros procesados-,
políticos y empresariales.
Pero estas denuncias también han provocado fuertes polémicas,
sea porque se cuestiona la precisión o credibilidad de las fuentes
-en el caso de niños que habrían reconocido a políticos-,
o particularmente, por las actuaciones de medios como Chilevisión
y la revista Plan B, que provocaron la confesión pública
del juez Daniel Calvo de haber estado en un sauna frecuentado por homosexuales
donde, según las denuncias, se practicaba sexo.
Pese a que hasta ese momento su eficiencia profesional contaba con la
aprobación de todos los sectores, su idoneidad para investigar
el caso quedó en entredicho, más aún cuando el denunciante,
Sebastián Rodríguez, ex dueño del sauna gay y recientemente
procesado por giro doloso de cheques, le acusa -sin pruebas, aparte de
su testimonio- de haberse relacionado sexualmente con menores. La Corte
Suprema decidió sacarlo de la investigación, reemplazándolo
por el ministro Sergio Muñoz. El futuro de la carrera judicial
de Calvo quedó en la cuerda floja. Posteriormente, se supo que
al día siguiente de haber asumido como ministro en visita, Calvo
tuvo una reunión privada en un hotel con el presidente de la UDI,
Pablo Longueira, y con el abogado de esa colectividad Gabriel Zaliasnik,
en circunstancias y con objetivos poco claros.
Sin embargo, los métodos utilizados por Chilevisión para
intentar comprobar la denuncia efectuada por Rodríguez nada tuvieron
de ortodoxos. De ahí que la jueza Gabriela Pérez está
investigando si ese medio cometió o no delito al grabar una conversación
telefónica y proporcionar una filmadora a Sebastián Rodríguez
para que registrara, subrepticiamente, un encuentro con el ministro del
caso Spiniak, como una forma de probar sus acusaciones de que éste
era un cliente asiduo de su local. La jueza también investiga si
Calvo fue objeto de algún tipo de extorsión y las motivaciones
del denunciante Rodríguez. El Consejo de Defensa del Estado se
hizo parte de esta investigación.
Además, a petición de la Corte Suprema, tanto el Consejo
Nacional de TV, el Consejo de Etica de los Medios de Comunicación
y el Colegio de Periodistas deberán pronunciarse sobre estos hechos.
Según resolvió esta última entidad, el Tribunal de
Ética y Disciplina de la Región Metropolitana iniciará
un sumario. A la vez, la directiva nacional del Colegio solicitó
al ministro secretario general de Gobierno, Francisco Vidal, que se le
restituya la tuición ética sobre el desempeño de
sus pares, atribución arrebatada durante la dictadura militar a
todos los colegios profesionales. A través de diversos comunicados,
el Consejo Nacional del Colegio de Periodistas reiteró el rol fundamental
que cumplen la libertad de expresión y el derecho a la información
en una sociedad democrática, como también la responsabilidad
social del periodismo. Destacó que el Código de Etica del
Colegio afirma que “el periodista no recurrirá a subterfugios
-como utilizar identidades falsas, cámaras o micrófonos
ocultos- para obtener la información” y que “debe mantener
un incuestionable respeto a la dignidad y vida privada de las personas,
evitando invadir su intimidad con las facilidades que ofrecen las nuevas
tecnologías (...) La excepción a esta norma se dará
sólo cuando la divulgación de actos privados sea necesaria
por razones de fiscalización pública de probidad funcionaria
o cuando al amparo de la intimidad se está violando el derecho
a la integridad física, psicológica u otro derecho individual”.
Por su parte, el Consejo Nacional de Televisión (CNT) presentó
cargos contra Chilevisión por lesionar la dignidad del juez Daniel
Calvo al difundir imágenes obtenidas a través de una cámara
oculta, después que éste reconoció públicamente
haber estado en el sauna, tras ser informado que había sido filmado
por el jefe de prensa de Chilevisión, Alejandro Guillier. Es decir,
la difusión posterior habría sido innecesaria. El CNT también
formuló cargos contra Canal 13, en este caso por lesionar la honra
de Spiniak al mostrar imágenes de cuando fue arrestado en su casa
en horas de la madrugada, donde se le vio en su dormitorio a medio vestir.
No obstante, exponer imágenes de personas detenidas en condiciones
humillantes es una práctica común y que lleva mucho tiempo
en los canales de televisión. Por eso, llama la atención
que el CNT reaccione sólo ahora, cuando el afectado es un empresario
defendido por un abogado bien pagado y no cuando se trata de gente pobre
e indefensa.
En cuanto a Chilevisión, el director ejecutivo Jaime de Aguirre
explicó así su postura en la “Revista del Sábado”
de El Mercurio (15/11/03): “Es lamentable la situación familiar
que esto le puede haber generado (al juez Daniel Calvo), pero nuestra
misión como medio de comunicación era informar a la ciudadanía
sobre una inhabilidad que podía comprometer la capacidad del juez
para investigar un caso tan relevante como el Spiniak. Las costumbres
sexuales del juez Calvo son para nosotros sólo un contexto. La
vida privada de las personas existe mientras no afecte el bien público”.
El director de prensa y conductor de Chilevisión Noticias, Alejandro
Guillier, si bien defendió el contenido del reportaje también
admitió “un error de procedimientos en la utilización
de herramientas periodísticas controversiales que a la postre pudieran
ser consideradas ilegales”. Todo esto pone en evidencia las complejidades
que rodean el ejercicio del periodismo, sobre todo por cuestiones no resueltas
en la sociedad chilena que parecen cobrar mayor relevancia en situaciones
críticas.
LA ESCURRIDIZA TRANSPARENCIA INFORMATIVA
Interesantes aportes sobre la necesaria reflexión
que hay que hacer sobre los muchos temas pendientes, surgen desde el Observatorio
de Medios. Este organismo no gubernamental, creado por la Fundación
para la Capacitación e Investigación en Televisión
y Técnicas Audiovisuales (Fucatel), se dio a conocer en octubre
con un primer estudio sobre el uso de fuentes informativas en tres diarios
nacionales (El Mercurio, La Tercera y Las Ultimas Noticias), donde se
demostró que el 21% de las fuentes utilizadas en esos medios no
estaban identificadas (La Tercera tuvo el récor, con 27%). Es decir,
las informaciones se originaban en “trascendidos” y rumores.
En poco más de la mitad de estas fuentes sin nombre se identificó,
al menos, el sector al que pertenecían y resultó que mayoritariamente
correspondían al gobierno (29%) y partidos políticos (12%).
Manuela Gumucio, periodista y socióloga a cargo de la dirección
ejecutiva del Observatorio, hace notar que lo anterior es un barómetro
del estado interno de la institución de la cual surgen los trascendidos.
“Si en La Moneda tantas personas se ven necesitadas de acudir a
este recurso para decir lo que quieren decir, es porque no hay buenos
canales internos de discusión y comunicación, o porque hay
una impronta autoritaria que hace que los subalternos no se sientan legitimados
para asumir la responsabilidad de lo que están diciendo”,
advierte. Con esta práctica, se abusa indiscriminadamente del derecho
que tienen los periodistas a mantener en reserva su fuente, pero que sólo
se debe ejercer en situaciones extremas, cuando está en peligro
la vida de una persona o hay una investigación en curso. “De
otro modo, se pierde credibilidad”, afirma la directora ejecutiva
del Observatorio de Medios. A los periodistas no les queda otra alternativa
que recurrir a esta fórmula para poder hablar de temas sobre los
cuales la gente que debiera hacerlo no quiere dar su nombre.
“En la situación del juez Daniel Calvo se usó una
fuente, o se buscó ratificar una fuente, de mala manera -grabación
de conversaciones personales-, lo que la transforma en una fuente inválida,
no legítima. No solamente por la forma en que se obtuvo la información,
sino también por la fragmentación de ésta. La justicia
norteamericana, por ejemplo, no acepta confesiones cuando la persona que
confiesa no sabe ante quién se está confesando y para qué.
En el caso del juez Calvo hubo una confesión parcial, que se exhibió
sin su contexto”. A su juicio, no era indispensable recurrir a esa
artimaña para poner en evidencia las causales que podían
inhabilitar al juez. “Desde el momento en que se recibió
esa información, igualmente se podría haber hecho saber
sin necesidad de una confesión como esa. Luego, tras la declaración
pública de Daniel Calvo, no tenía sentido sacar al aire
las imágenes y la conversación grabada”, argumenta
Manuela Gumucio.
En su opinión, muchas “verdades” que se dan a conocer
a través de fuentes no identificadas o de una cámara oculta
no contribuyen a crear un ambiente de mayor transparencia, debido precisamente
a su parcialidad y falta de contexto. Así, en vez de aclarar los
hechos, los hacen más confusos, porque ponen el foco en una parte
muy pequeña de la realidad, que no permite entender el verdadero
sentido de las acciones o hechos.
En la misma dirección, la investigadora Giselle Munizaga señala
en el estudio sobre las fuentes no identificadas que, en la sociedad chilena,
la gente siente que está sabiendo la verdad cuando ve un hecho
en vivo y en directo -como en los reality show-, porque tiene la impresión
de presenciarlo sin mediación. Pero eso no necesariamente le permite
entender lo que está sucediendo.
“La transparencia es la entrega de una información que puede
hacernos ver el verdadero sentido de lo que pasa -afirma Manuela Gumucio-.
En el caso del juez Daniel Calvo, como quedó inhabilitado y con
su imagen pública destruida, nos quedamos sin entender la lógica
interna de su drama. Puede ser o no homosexual, pero quedó estigmatizado
como tal, como también es probable, como él dice, que nunca
haya llegado a cometer un delito. Por la forma en que se enfrentó,
esta situación compleja se simplificó al máximo y
de esa manera se escamoteó el verdadero sentido de la transparencia.
La transparencia real estaba ad portas, pero nos quedamos con un simulacro
de la realidad. Esperamos que la jueza Gabriela Pérez pueda establecer
si el juez estaba siendo extorsionado y en qué forma”.
Pero no todo son críticas. “Conociendo a Alejandro Guillier
y reconociendo que Chilevisión tiene una trayectoria plausible,
se comprende que hayan pensado que debían conseguir una prueba
sobre la veracidad del testimonio que estaban recibiendo. Como Observatorio
de Medios, buscamos situarnos en la realidad de los periodistas y de su
práctica profesional. Lo que hace falta es una mayor reflexión
colectiva acerca de esto”, concluye la periodista.
Según esa institución, en Chile se está viviendo
un período de transición entre el periodismo fuertemente
controlado, que se impuso durante la dictadura, a un periodismo de denuncia
e investigación. “Estamos en el filo de la navaja de conductas
que son, al mismo tiempo, positivas y negativas, según el modo
y la dosis en que se usen. Entre unas y otras hay una línea muy
tenue -reflexiona-. La transparencia es muy importante, pero no como para
convertir el periodismo en una caza de brujas. Si se transforma en más
y más acusaciones y sospechas sobre los demás, deja de ser
transparencia. Es una ilusión de transparencia”.
El problema es que efectivamente hay cosas ocultas que recién se
están sacando a luz.
“Evidente. Pero transparencia no es solamente enfocar los aspectos
más desviados de la sociedad. ¡Habría que mostrar
muchas otras cosas! Sabemos perfectamente que en Chile no hubo ninguna
transparencia respecto de cómo se traspasaron empresas estatales
al área privada durante la dictadura. Eso fue tan escandaloso como
lo que estamos viendo ahora. Como conclusión, creo que hay gran
necesidad de ponernos de acuerdo respecto de qué transparencia
queremos”
PATRICIA BRAVO
Definición de periodismo
“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa,
el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está
oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero
no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de
ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa
y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida
y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del
lado bueno se encarga la oficina de prensa, de la neutralidad los suizos,
del justo medio los filósofos y de la justicia los jueces. Y si
no se encargan, ¿qué culpa tiene el periodismo?”
HORACIO VERBITSKY, periodista argentino
(Del libro Un mundo sin periodistas. Las tortuosas relaciones de Menem
con la prensa, la ley y la verdad, pág. 16, Editorial Planeta,
1997)
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