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Raúl Pellegrin
El comandante
fue traicionado
El 28 de octubre pasado se cumplieron quince años
de la muerte de Raúl Pellegrin Friedmann (Comandante José
Miguel) jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR)
y de Cecilia Magni Camino (Comandante Tamara) de la dirección nacional
de esa organización. Sus cuerpos aparecieron el 31 de octubre de
1988 en el río Tinguiririca. La versión oficial fue que
habían perecido ahogados. Sin embargo, algunos hechos desmintieron
esa afirmación desde el comienzo. Los días previos, fuerzas
especiales de Carabineros habían desarrollado un operativo terrestre
y aéreo. Más de 200 efectivos “peinaron” la
zona. Buscaban un destacamento guerrillero del FPMR, que días antes
atacó el retén de Los Queñes. Un carabinero murió
en el enfrentamiento. El ataque, comandado por José Miguel y Tamara,
era parte de una ofensiva que incluyó la irrupción guerrillera
en cuatro poblados, en distintos lugares. Fue la respuesta de los rodriguistas
al triunfo del No en el plebiscito del 5 de octubre. Consideraban que
era una salida pactada por el imperialismo, la derecha y los partidos
de centro izquierda, que pretendía terminar con la dictadura, pero
legitimar el modelo económico. Además, nunca creyeron que
Pinochet entregaría el poder.
LA doctora Carla Pellegrin Friedmann atendiendo a pacientes del Hospital
San José.
Durante los últimos años, Carla Pellegrin,
médico, hermana menor de Raúl, y el periodista Rafael Walker,
ex marido de Cecilia Magni y padre de su hija, no han cejado en encontrar
la verdad y enjuiciar a los culpables. Hoy existe la convicción
judicial que ambos dirigentes del FPMR fueron detenidos, torturados y
arrojados al río Tinguiririca en estado agónico. A pesar
de los antecedentes, la Corte de Apelaciones de Rancagua ha rechazado
en dos oportunidades el auto de procesamiento contra cinco inculpados
y la designación de un juez de dedicación exclusiva. Entre
los acusados hay oficiales y suboficiales de Carabineros, algunos en servicio
activo. El 28 de octubre pasado se presentó una solicitud a la
Corte Suprema para que designe un ministro en visita. El Consejo de Defensa
del Estado anunció que se hará parte en el proceso.
Carla Pellegrin, quien siempre mantuvo una relación muy estrecha
con su hermano, piensa que “en la muerte de Raúl y Cecilia
hubo traición. Alguien de la propia organización los delató”.
SER FELIZ A PESAR DE TODO
¿Qué han significado estos quince años
para usted?
“A pesar de que quince es sólo un número, se nos ha
revuelto el alma. La vida y muerte de Raúl, marcó a nuestra
familia, porque nuestros padres nos educaron para ser honestos y consecuentes.
He reflexionado sobre lo realizado en estos años y cómo
hubiera sido la vida si él estuviera. Llegué a la conclusión
que lo más importante ha sido la lucha por la felicidad. Cómo,
a pesar del dolor infinito por la pérdida, hemos sido capaces de
recuperarnos y seguir viviendo, de educar a los hijos, que no tienen por
qué cargar con el desastre que cayó sobre nosotros. Les
hemos transmitido los valores de nuestros padres y la forma en que vivió
mi hermano. Su consecuencia, generosidad y la profunda libertad y felicidad
con que asumió su vida. Soy feliz, a pesar de todo, porque estoy
segura que él querría que lo fuera”.
¿Qué conversaron la última vez que lo vio?
“La última vez que estuve con él fue en La Habana
en 1988. Al escucharlo hablar, pensé que mi hermano había
enloquecido. ¡Estaba tan alucinado con el rediseño del Frente!
Estaba convencido que había que encontrar una nueva forma de ver
las cosas y salirse de los viejos esquemas del Partido Comunista. Había
que transitar hacia una organización donde cada miembro tuviera
libertad de pensar en forma autónoma y creativa. Creía que
los militantes tenían que aprender a pensar y a elaborar por sí
mismos, no creer ciegamente lo que les decía el partido. Lo vi
lleno de energía y proyectos, a pesar del sufrimiento que le provocó
la muerte de sus compañeros en la Operación Albania”.
¿Fue la última vez que lo vio?
“No, lo vi un poco antes del plebiscito de 1988. El sacó
carnet de identidad legal, pero como era riesgoso retirarlo de la oficina
del Registro Civil, mandó a su padre, que se llamaba igual que
él, a buscarlo. Mi papá, orgulloso y feliz de poder ayudarlo,
cumplió con el pedido y le mandó el carnet embutido en la
caja de una corbata. El día que le entregué el ‘regalo’,
nos encontramos en un sector del barrio alto. Atardecía y dimos
una vuelta a la manzana. Cuando nos despedimos, me contó que se
iba al sur y que nos veríamos a la vuelta. Me dio un beso y lo
vi perderse entre unos edificios”.
LA MUERTE DE RAUL
¿Qué sucedió en Los Queñes?
“La versión oficial fue que él y Cecilia Magni se
habían ahogado. Sin embargo, cuando vimos su rostro en el ataúd,
tenía lesiones que contradecían esa versión. En los
días siguientes, se interpuso una querella y recién a fines
de 1989, tuvimos acceso al sumario. El contraperitaje de un tanatólogo
concluyó que Raúl murió por acción de terceros
y fue arrojado al río Tinguiririca en estado agónico. En
el sumario se establece que Raúl y Cecilia fueron detenidos, probablemente
en la tarde del sábado 27 de octubre. No se sabe lo que ocurrió
entre ese día y el miércoles 31 de octubre, cuando aparecieron
los cuerpos, con fecha de muerte presumible 28 de octubre. Con esa información,
se deduce que estuvieron detenidos alrededor de 24 horas, siendo salvajemente
torturados”.
¿Tenían impactos de bala?
“No, lo que indica que sus muertes fueron horribles. Las torturas
fueron con saña. Hay una lesión específica que para
mí ha sido muy fuerte: Raúl tenía sangre en los ventrículos
cerebrales. Ello indica que lo golpearon tanto que le provocaron una hemorragia
cerebral. Yo espero que esa lesión la haya sufrido al principio,
para que estuviera inconsciente en la tortura. Hay otras lesiones brutales,
pero de verdad, no puedo hablar de eso”.
¿Han logrado establecer por qué se realizó un operativo
policial en esa zona? ¿Existen evidencias que indiquen que las
fuerzas represivas supieran que su hermano estaba allí?
“Pienso que en la muerte de mi hermano y de Cecilia, hubo traición.
Alguien de la propia organización los delató. Hemos establecido,
a través de relatos de campesinos de la zona, que las fuerzas de
carabineros tenían demasiada información sobre ambos. Sabían
que buscaban a Raúl Pellegrin y Cecilia Magni. Nosotros hemos tratado
de saber toda la verdad. Pero lamentablemente nos ha faltado cooperación.
Los rodriguistas que estuvieron con ellos en Los Queñes han ayudado
mucho a la investigación, pero otros no. Respecto de la traición
nunca sabremos la verdad, a no ser que alguien quiera aliviar su conciencia”
MANUEL HOLZAPFEL GOTTSCHALK
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