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Terrorismo de Israel conmueve al mundo
Profeta de la muerte
“El baile del Minotauro”, de Aníbal Ortizpozo
La humanidad ha sido conmovida por el acto de terrorismo perpetrado por Israel contra seis navíos de un convoy humanitario que se desplazaba por aguas internacionales del Mediterráneo oriental. La condena mundial incluye esta vez a algunos de sus hasta ahora incondicionales defensores. La acción llevada a cabo por la Marina israelí reúne todas las características para tipificarla como un acto de piratería internacional, ya que tuvo lugar en alta mar en aguas internacionales.
Israel llevó a cabo la operación militar utilizando armas de grueso calibre, aviones, helicópteros y barcos de guerra, además de centenares de soldados, contra un convoy que se proponía romper el bloqueo que se aplica a Gaza desde hace tres años. Si bien era un convoy humanitario, su objetivo también era político: lograr que la ONU y la opinión pública mundial se decidan a actuar para poner fin al bloqueo aéreo, terrestre y marítimo que sufre Gaza. Los tripulantes del convoy no trataron únicamente de llevar víveres y materiales para reconstruir lo que la soldadesca sionista había destruido en diciembre de 2008 y enero de 2009, sino que estaban dispuestos a entregar su vida por una causa sentida por todos los hombres y mujeres libres del planeta. Los que han pagado con sus vidas este propósito, llevan sobre sus hombros la dignidad de toda la Humanidad.
El concepto de aguas internacionales
En el curso del proceso civilizatorio el concepto de “aguas internacionales” fue inscrito primero en el derecho romano -“res communis”-; luego fue recogido por los jusnaturalistas Vitoria y Suárez en el siglo XVI y después, por Grocio. Se avanzó luego en la idea de que Alta Mar era un Mare liberum, es decir, un espacio abierto para la libre navegación de navíos enarbolando el pabellón de cualquier nacionalidad. El acto de piratería perpetrado por Tel Aviv en la madrugada del 31 de mayo -que segó la vida a una decena de militantes solidarios con el pueblo palestino-, fue cometido en este espacio. Esa acción premeditada -que concitó una ola de repudio de casi toda la comunidad internacional a excepción de Washington, su protector, que ha buscado por todos los medios bajar el perfil a la resolución emitida por la ONU-, se añade a su largo y nutrido prontuario criminal.
Crímenes del Estado sionista
El Estado sionista tiene un extenso prontuario en acciones ilegales, asesinatos y pisoteo del derecho internacional. Citaremos los crímenes más recientes. Hace pocos meses, miembros de una de sus organizaciones criminales -el Mossad- asesinaron en Dubai a un dirigente de Hamas, utilizando pasaportes de Estados “amigos”. Tanto Gran Bretaña como Australia expulsaron a agentes de la organización por su implicancia en este asesinato. Alemania y Francia sólo expresaron su “molestia” por la utilización de sus pasaportes en este crimen.
Hace más de un año, durante un mes se llevó a cabo con absoluta impunidad un bombardeo a Gaza. Las fuerzas sionistas utilizaron toda su poderío bélico: bombas de fósforo, aviones sin pilotos, misiles, cazabombarderos, tanques, carros blindados y cañoneo desde navíos. Esa bestial operación causó la muerte de más de 1.400 palestinos, entre ellos mujeres, ancianos y niños, miles de heridos y cuantiosos daños materiales. Sin embargo, Hamas demostró -como en 2006 lo había hecho Hezbollah en El Líbano- que con sólo resistir e impedir su desaparición había alcanzado una victoria, a un precio terrible.
Ya en esa oportunidad, tímidas voces se levantaron en el mundo para pedir “moderación” al Estado sionista. Pero Obama acababa de ser elegido presidente en EE.UU. y tenía otras preocupaciones. La Unión Europea (UE), obsesa por la “seguridad de Israel” e impotente, debido al complejo de culpabilidad por la matanza de judíos en los años cuarenta, hizo caso omiso de las voces que pedían sanciones contra Tel Aviv. Israel estaba en período electoral y todos los candidatos competían lanzando “ofertones” extremistas a un electorado fascistizado.
Israel y EE.UU., con la complacencia ¿y la complicidad? de la UE y la ONU, aplicaron a Gaza un bloqueo aéreo, terrestre y marítimo, contando con la colaboración del régimen egipcio del presidente Hosni Mubarak. El bloqueo a Gaza era parte de un plan puesto en marcha por EE.UU. e Israel para provocar la caída del gobierno islámico de Hamas, que ganó las elecciones legislativas de 2006. El temor al contagio movió a Mubarak a plegarse a ese plan, toda vez que en Egipto el movimiento de los Hermanos Musulmanes, inspirador ideológico de Hamas, tiene gran arraigo en la población y el país se encuentra desde hace años bajo “estado de excepción”.
Contra Hamas
La “comunidad internacional”, léase EE.UU., la UE, Tel Aviv y el Egipto de Mubarak, consideraron que el triunfo de Hamas era inaceptable y que había que derrocar a su máximo dirigente -Ismail Haniyeh- para reemplazarlo por un presidente más dócil. Mahmud Abbas y Al Fatah aceptaron jugar ese triste papel, prestándose para un intento de golpe de Estado en Gaza, empleando para ello fuerzas palestinas al mando de Mohamed Dahlan, jefe de las fuerzas de seguridad.
Pero los milicianos de Hamas lograron imponerse y en el curso de 2007 controlaron por completo la Franja de Gaza. Ismail Haniyeh ejerce desde entonces como presidente palestino en Gaza. En contrapartida, sus partidarios sufrieron una dura represión en Cisjordania a manos de las fuerzas de seguridad de Abbas. El combate fratricida entre palestinos cayó como maná del cielo para Tel Aviv, que desarticuló la necesaria unidad de los palestinos. Pero no imaginó que Hamas contaba con un arraigo creciente en la población y que se mantendría en el poder a pesar del bloqueo.
La victoria de Hamas se produjo poco después que EE.UU. e Israel lanzaran una campaña propagandística denunciando el supuesto peligro que conllevaría la decisión soberana del gobierno iraní de Mahmud Ahmadinejad de continuar el proceso de enriquecimiento de uranio para su industria energética.
El día en que se inició el bombardeo de Gaza -27 de diciembre de 2008-, Mahmud Abbas, en conferencia de prensa conjunta con Ehud Olmert, a la sazón primer ministro israelí, culpó a Hamas de desencadenar el bombardeo a Gaza. Ese bombardeo de un mes sobrecogió a la humanidad. El bloqueo no cejó, al contrario, se acentuó al punto que Mubarak contrató a una empresa norteamericana para construir un muro de acero de tres metros de profundidad en el puesto fronterizo de Rafah, destinado a impedir “el contrabando” hacia Gaza. Desde entonces Tel Aviv estableció como modus operandi una estrecha colaboración con El Cairo, destinada a impedir el paso de productos de primera necesidad -y de visitantes- hacia Gaza.
Meses después, el informe Goldstone sobre los bombardeos, emitido en noviembre de 2009, constató que las operaciones contra Gaza podían ser tipificadas como “crímenes de guerra”.
Ataque a la flotilla
El uso premeditado de la fuerza militar es evidente a pesar de la propaganda sionista de que la soldadesca habría “respondido a la violencia” de los pasajeros del navío Mavi Mármara. ¿Esperaban -como escribe Israel Shamir- que los invitaran a tomar té? Pero la fábula de la agresión con armas de fuego no ha convencido ni a los más incondicionales aliados de Tel Aviv, que ven con temor la escalada a que puede llevar la histeria belicista de Israel. La reacción de casi todos los gobiernos europeos ha sido condenar a Israel. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, cuyo predecesor había contemporizado y aceptado el criminal bloqueo a Gaza, ha dicho que el “embargo inmoral contra Gaza debe cesar inmediatamente”. Ello debería abrir paso a sanciones contra el Estado sionista y poner término a la impunidad de que goza gracias a la complacencia de Estados Unidos, la UE y la ONU.
Los relatos de los tripulantes liberados por Tel Aviv confirman que las fuerzas israelíes iniciaron el ataque en aguas internacionales a las 4.30 hrs. del 31 de mayo, disparando antes de abordar los barcos desde los helicópteros. El médico alemán de 61 años Matthias Jochheim, expresó: “Es natural que los tripulantes turcos defendieran su navío, pero lo hicieron con palos y puños. Estábamos con dos miembros del Bundestag (Parlamento alemán) y los soldados israelíes nos robaron todo, pasaportes, maletas, fotos, celulares, nos golpearon y esposaron”.
Por su parte, ocho ciudadanos franceses que participaron en el convoy solidario fueron repatriados. Uno de ellos, Yussef Benderbal, de 39 años, miembro de la ONG Comité de Ayuda a los Palestinos, dijo a su llegada a París: “A las 4.30 de la mañana subí a la cubierta del barco, el Spendova, y vi avanzar a gran velocidad unas lanchas de desembarco y a 200 metros pude ver que al Mavi Mármara descendían los comandos desde los helicópteros. Los israelíes nos golpearon y esposaron”.
La versión entregada por los tripulantes solidarios del barco turco (donde hubo nueve muertos a bala) señala que los comandos israelíes, antes del abordaje, dispararon desde lanchas y helicópteros. Los tripulantes turcos y los activistas se defendieron con palos. El desigual combate duró más de una hora. Los voluntarios franceses que llegaron a París en la tarde del 3 de junio, luego que el gobierno francés exigiera su liberación en el plazo de 24 horas, confirmaron que la soldadesca israelí se ensañó con los tripulantes turcos y los miembros de las ONGs.
Israel sufre derrota política
El resultado político del acto de piratería perpetrado por Israel ha sido catastrófico para su imagen, y su sistema de alianzas ha comenzado a resentirse. Benjamin Netanyahu no pudo entrevistarse con el presidente Obama y la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton -sionista confesa-, apoyó la prudente condena de la ONU y su demanda de crear una comisión investigadora de la criminal acción en aguas internacionales. A la repulsa mundial debe agregarse la indignada reacción de Turquía, miembro de la OTAN y aliado de EE.UU. que mantenía relaciones con Tel Aviv y que se encamina a una ruptura definitiva. Turquía aparece ahora como el gran país musulmán defensor de la causa palestina.
Las relaciones de Israel con Ankara se habían visto dañadas hace más de un año, cuando el primer ministro turco Tayyip Erdogan increpó a Simon Peres en Davos, a raíz del bombardeo de Gaza. Luego Turquía suspendió la cooperación militar con Tel Aviv, y junto a Brasil obtuvo del presidente iraní un acuerdo con respecto a la industria nuclear, fundamental para el desarrollo de Irán. Esto cayó como balde de agua fría en Israel, que junto a EE.UU. y algunos países de la UE preparaban una intervención en Irán.
La derrota política de Tel Aviv es entonces en todos los planos. Ahora el secretario general de la ONU plantea el levantamiento del “bloqueo inmoral” sobre Gaza, esa prisión a cielo abierto del pueblo palestino. Hasta el presidente Mubarak, consciente que la inmensa mayoría de los egipcios rechaza su vergonzosa colaboración con Tel Aviv, ha anunciado la apertura del puesto fronterizo de Rafah, al sur de Gaza.
Como en otras ocasiones, Tel Aviv anunció por boca de Netanyahu, que “no permitirá nuevos convoyes en dirección a Gaza”, en circunstancias que el navío irlandés Rachel Corrie -en homenaje a la norteamericana arrollada por un buldozer israelí el año 2003-, se dirigía hacia ese destino llevando a bordo a quince internacionalistas y al Premio Nobel de la Paz, Mairead Maguire. El sábado 5 de junio a mediodía, el navío fue interceptado por la marina israelí y sus soldados subieron a bordo luego que la tripulación y los militantes irlandeses se negaran a desviar su ruta. Los buques israelíes han conducido al Rachel Corrie al puerto de Ashod.
La indignación por el ataque terrorista israelí sigue creciendo en el mundo y la modificación de las alianzas que comienza a diseñarse en el Cercano Oriente, podría indicar que el poder de Tel Aviv en la región ha comenzado a declinar. El presidente Obama declaró que el bloqueo es “insostenible” y fuentes oficiosas del Ministerio de RR.EE. galo afirman que Tel Aviv estaría bajo presión y obligado a poner fin al bloqueo, al menos en su forma actual.
En Chile, donde existe una numerosa comunidad de origen palestino, la solidaridad debería alcanzar niveles muy altos de compromiso, por encima de la tradicional pusilanimidad de sus dirigentes. Lo que está en juego es la dignidad del ser humano y los derechos del pueblo palestino, pisoteados por la fuerza militar sionista.
PACO PEÑA
En París
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 711, 11 de junio, 2010)
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