Edición 704 - del 5 al 18 de marzo de 2010
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Casas de nylon  (o la mutación de un país)

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Metamorfosis

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Casas
de nylon
 (o la mutación de un país)

LAS actrices Alejandra Jiménez (Amanda) y Gabriela Arancibia (Lucía) en “Casas de nylon”, de la compañía Dispositivo Teatral, de Valparaíso.

Aunque la opción de vida de dos de los tres personajes de este montaje resulta al menos controvertida, se sienten orgullosos por ser consecuentes, más aún si el tercero prefiere continuar con su doble vida, dejando de lado la extraordinaria experiencia humana vivida durante una noche de temporal. El marco general es una habitación que se llueve, por la que desfilan “60 años de lucha armada, 20 años de políticas de vivienda y una joven reforma procesal aplicada para la nueva pacificación del sur”.
Casas de nylon, de Sebastián Cáceres, es un canto a la dignidad, una metáfora para describir la conducta de quienes debieron mutar para sobrevivir, pero manteniendo con ternura un punto de vista radical, única forma de no ser absorbido por el sistema”. Las palabras pertenecen a Camilo Reyes, a una semana del debut en la capital de este montaje de la compañía Dispositivo Teatral, de Valparaíso. “La humanidad es el último vestigio de las personas, es una unidad tierna, consecuente y solidaria”, remarca el director.
En esta obra la anécdota merodea situaciones reconocibles. Los protagonistas son un travesti (Amanda), una joven anarquista (Lucía) y un fiscal persecutor. Cada uno arrastra una historia que decanta cuando deben pernoctar en una casa de nylon, en alusión a las tristemente célebres “casas Copeva”, que se llovían por todos lados, alegoría a la precariedad de la vida urbana santiaguina. “El abandono del Estado hacia su población es parte de una realidad que todavía existe”, afirma Camilo Reyes acerca de esta historia de sobrevivencia y resistencia.
¿Qué aspectos describe este abandono?
“La obra es una metáfora sobre el abandono político que viven los hombres y mujeres de acción que lo dieron todo en la lucha por la democracia y que luego de quedar a la deriva, reaccionan con lucidez, ya que entienden que la mutación física, ideológica y política es la única alternativa para sobrevivir. Están representados en Amanda, ex militante de una organización armada que se da cuenta que debe mutar para tener un destino contemporáneo y, tal vez, sobrevivir. Y lo hace a través de la transexualidad. Se siente desarraigado del flujo de propuestas políticas concertacionistas”.
¿Lucía es el factor antagónico?
“Lucía es el paradigma de aquellos jóvenes políticos de ahora que, a nuestro juicio, están descontextualizados de la realidad. Tratan de instalar un punto de vista derrotado, que es la violencia. De alguna manera eso vemos en los okupas y anarcos de hoy, cuya consigna es ‘todos contra el poder’. El anarquismo fue importante alguna vez, pero creemos que hoy no corresponde. El fiscal, aunque mantiene ciertas dudas de su función inquisidora, representa al poder, al Estado, al aparato judicial y represivo, la tecnocracia a que llevó la mutación política en Chile y América Latina”.
¿La redención es a través del amor?
“Más que el amor, todo se desmorona a partir de la relación humana que se establece entre los tres personajes. El fiscal, por ejemplo, pese a su nueva experiencia esconde su subjetividad y vuelve a una vida con doble estándar y a valorar que tiene la vida de la gente en sus manos”.
Algunos verán pesimismo en esta propuesta…
“La obra es un cántico a quienes entregaron o casi entregaron sus vidas en la lucha por la democracia. Es un drama urbano en el margen de la ciudad. En este montaje nuestro punto de vista es tratar de ver las consecuencias políticas que vive un país que ha mutado. La historia olvida a las masas y sus luchas e instala a los líderes como los héroes. Uno conoce y conoció gente que luchó y hoy están alcoholizados, con sus vidas destrozadas”

(Matucana 100. Ju., vi. y sá., 20.00.
$ 3.000 y $ 2.000. Ju. $ 1.500).

LEOPOLDO PULGAR IBARRA
Quiénes son

Autor: Sebastián Cáceres
Director: Camilo Reyes
Elenco: Alejandra Jiménez (Amanda), Gabriela Arancibia (Lucía), Víctor Vargas (Franco, el fiscal)
Diseño escenográfico: Ricardo Ogalde
Construcción escenográfica: Taller El Litre
Sonido: Lautaro Babric
Diseño de vestuario: Marcela Ilica
Iluminación: Francisco Salgado
Productor general: Mauricio A. López.

(Publicado en Punto Final, edición Nº 704, 5 de marzo, 2010)
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