Edición 704 - del 5 al 18 de marzo de 2010
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Pehuenches
acusan al Estado

 

Autor: LUCIA SEPULVEDA RUIZ

werken Pedro Suárez, de Malla Malla, Alto Bío Bío.

Uno de los primeros problemas que deberá enfrentar Sebastián Piñera, es la respuesta que dará su gobierno a la acusación ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la aprobación del Estado chileno a la construcción, en el río Bío Bío, de una tercera central hidroeléctrica llamada Angostura. El hecho es considerado como una violación del denominado “acuerdo amistoso” suscrito en 2003 entre el Estado y las familias mapuche-pehuenche, como fórmula para destrabar la construcción de la central hidroeléctrica Ralco en el Alto Bío Bío. Piñera se ha pronunciado a favor de los megaproyectos energéticos, en tanto que el tema indígena, casi ausente de su discurso, le saltará a la cara porque el Estado se comprometió a no autorizar nuevos megaproyectos en tierras indígenas del Alto Bío Bío.
Esa negociación permitió a Endesa llevar adelante su proyecto Ralco, que había generado un prolongado conflicto entre el gobierno, el mundo indígena y los ambientalistas. En tiempos de Ralco, Endesa tenía proyectada esta central, que llamaba Huequecura, y vendió el proyecto a su socio Colbún, del grupo Matte, que lo rebautizó como Angostura. Su construcción tendría un serio impacto social y ambiental. La cuenca del río Bío Bío contiene el 41% de las especies nativas de peces, muchas de ellas en peligro de extinción. Recursos escasos, como el agua y únicos, como estos peces, serán afectados por el megaproyecto energético, y el reclamo indígena resonará con fuerza en el ámbito internacional.

En suspenso

El abogado Roberto Celedón, que participó en el citado acuerdo, aceptó llevar el proceso a la Comisión Interamericana por encargo de los afectados actuales y los firmantes de entonces, Berta Quintremán, Rosario y Mercedes Huenteao y Aurelia Marihuán, que se sienten traicionados. La denuncia a la entidad interamericana, presentada a fines de 2008, se reactivó a comienzos de 2010, luego de la aprobación del proyecto por la Corema (Comisión Regional de Medio Ambiente) de la región del Bío Bío en noviembre del año pasado. El proyecto Angostura se encuentra suspendido por una reclamación presentada ante Conama por Freddy Nolberto Pérez Sanhueza en representación de la organización Aguas Libres, Juana del Carmen Méndez Curriao y René Renato Flores Arévalo, cuyas familias serían desplazadas.
A la lucha contra el proyecto Angostura de Colbún se unieron también organizaciones medioambientales y sociales de Santiago, como la Red de Justicia Ambiental, el Observatorio de Conflictos Ambientales, Ecosistemas, Codeff, Feministas Autónomas, el Colectivo No a Pascua Lama, el Centro Ecoceanos, la Liga por la Justicia Climática, y el movimiento Patagonia sin Represas. Las organizaciones fueron informadas de la situación por Freddy Pérez (Aguas Libres de Quilaco) y Ronny Leiva, del Grupo de Trabajo Mapuche por los Derechos Colectivos, en una reunión ampliada.

“Señor Colbún”

La palabra de Pedro Suárez, de Malla Malla, werken del lof Newen Mapu del Alto Bío Bío les llegó a través de un video que muestra un momento único: la visita técnica a terreno de una comisión gobierno-empresa, en la que irrumpieron los campesinos. El dirigente pehuenche reaccionó así:
“Yo le digo al señor representante de la empresa, al señor de gobierno, de Conama acá, nuevamente están atropellándonos, están en ese camino de genocidio. (…) Antes que nada deberían conversar con nosotros, que somos los dueños de esta tierra quieran o no quieran (…) Si acá está Falabella, si acá está tal persona particular, ellos sabían que esta tierra era de nosotros, que lo hayan comprado es problema del mismo Estado (…) Yo le digo, señor Colbún, usted debe entrar en una conversación con el pueblo pehuenche del Alto y Bajo Bío Bío. Tenemos muchos niños estudiando afuera, en cualquier accidente si se rompe cualquier represa va a haber una tragedia muy grande. A mucha gente no mapuche y mapuche no le importa nada, simplemente porque han perdido el tema del valor humano. Quizás los tiene locos el asistencialismo o el mismo sistema de vida que hoy se vive. Y por eso mismo, yo quiero dejar bien claro acá, al señor gobierno de Conama, que aquí no sólo existe un kuel. Para nosotros, ¡todos los lugares son sagrados! No sólo ha muerto gente aquí por un solo régimen de persecución; aquí hay mucha gente de nuestro pueblo bañada en sangre, en este lugar y de todos los lugares del sur. Entonces, que ustedes, hoy día, sin considerarnos a nosotros, lleguen y hagan las cosas, caminen por allá, por acá y filmen, hagan lo que sea, ese es un atropello a nuestro derecho. Yo pienso que deben conversar y agendar desde ya una reunión con Colbún, pero en forma, como pueblo mapuche, ¡No como comuna Alto Bío Bío! Porque a nosotros eso no nos representa. Ustedes mismos saben que esa es una estructura del Estado chileno. Nosotros somos aparte y seguimos vivos. Por eso decimos no a la represa, no se construye aquí la represa”.

Dos veces desplazados

El proyecto está ubicado en la confluencia de los ríos Bío Bío y Huequecura, que para los pehuenches marca la entrada al territorio ancestral del Alto Bío Bío. La empresa sostiene que no hay indígenas en el sector, porque no existen comunidades reconocidas por Conadi, pero la realidad es diferente. Son más de 40 las familias indígenas que viven en los lugares que serán inundados: Los Notros, Lo Nieve y Los Nogales (comuna de Santa Bárbara), y la localidad de San Ramón (comuna de Quilaco). Entre los afectados hay cinco personas que fueron relocalizadas en Los Notros a raíz de la construcción de la central Ralco. La escuela G 967 de Los Notros, y tres campings que se encuentran en el área, serán inundados también. En el área de influencia del proyecto, la mayoría de los habitantes siguen sin tener luz ni agua potable y en Quilaco la electricidad es más cara que en Los Angeles. Para ellos no hay ventajas, sino la pérdida irreparable de un hábitat que aman por su paisaje, historia y diversidad.
En el área impactada directamente hay un sitio de significación cultural y religiosa denominado (…)

(Este artículo se  publicó completo en Punto Final, edición Nº 704, 5 de marzo, 2010)
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