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Teólogo José Comblin
La derrota del neoliberalismo
Autor: HERNAN SOTO
EL teólogo José Comblin estuvo en Chile. A su lado aparece José Aravena, director de la Corporación Urracas de Emaús.
El sacerdote José Comblin ha hecho la mayor parte de su vida sacerdotal en América Latina. Especialmente en Brasil, aunque también trabajó cerca de 15 años en Chile hasta que se lo impidió la dictadura de Pinochet.
Es considerado uno de los más importantes teólogos católicos y como tal, actuó como experto en las conferencias episcopales de Medellín y Puebla. Ha escrito numerosos libros, entre ellos uno sobre la doctrina de la Seguridad Nacional y otro sobre el neoliberalismo. A los 86 años se mantiene en plena actividad y estuvo recientemente en Chile, ocasión en que PF lo entrevistó
Al parecer la crisis en la economía mundial cede terreno. Con todo, el neoliberalismo y su modelo de sociedad no han resuelto las causas de fondo de la crisis, ¿coincide con este diagnóstico?
“Efectivamente, el neoliberalismo como ideología ha evidenciado su fracaso. Algunos señalan que para el capitalismo ha habido un quiebre semejante al que significó para el socialismo el derrumbe de los socialismos reales. En todo caso, los ideólogos neoliberales han tenido que guardar silencio, perdieron su arrogancia y todavía no se recuperan del golpe que les ha significado una crisis comparable o superior a la de 1929. Para enfrentarla los Estados han tenido que poner freno a los excesos y desbordes del mercado.
Como es obvio, cada país ha tenido experiencias diferentes. En Brasil, donde vivo, la crisis se ha sentido poco. El gobierno tomó la iniciativa y adoptó medidas para impedir que bajara el consumo. Es bastante grande el mercado interior, lo que atenúa la dependencia de las exportaciones, y por otra parte, éstas se vieron poco afectadas por la mantención de la demanda asiática de materias primas y alimentos. El mercado de capitales siguió funcionando bien, debido a que se pagan altísimos intereses. Lula ha actuado con gran habilidad política. No ha habido inquietud social, movilizaciones ni protestas multitudinarias. Tampoco situaciones masivas de hambre o miseria.
En América Central, que vive de las remesas de dinero que los emigrantes envían de Estados Unidos y cuyas exportaciones van a ese mercado, ha habido dificultades graves. Es lo que en proporción mucho mayor ha ocurrido en México, por otros problemas de gravedad. Puede decirse que la intensidad de las repercusiones de la crisis ha estado en proporción directa a la dependencia de Estados Unidos.
El desprestigio del neoliberalismo ha sido enorme y los economistas han dejado de hablar en tono triunfalista. Hay una especie de compás de espera y no surge un modelo alternativo todavía. Se busca un reordenamiento en la economía mundial. Está en tela de juicio el papel de Estados Unidos y del dólar, por su astronómico endeudamiento, la carga que le significa su gasto militar y el peso de las guerras que afronta.
El problema es Estados Unidos. China no tiene todavía la fuerza suficiente como para rivalizar con él. Tratando de entender las particularidades de China, que también tiene grandes debilidades, sería positivo que Estados Unidos no fuera la única e incontrarrestable potencia a escala mundial. Los chinos crecen y crecen. Están invadiendo Africa y tomando posiciones antes ocupadas por los occidentales. Es claro también su interés por América Latina”.
¿Cómo ha actuado Brasil?
“Es claro que la crisis ha deteriorado la hegemonía de Estados Unidos, lo que también es favorable para los países latinoamericanos puesto que facilita la integración, posibilitando el sueño de Hugo Chávez, que puede dejar de ser una utopía. En ese cuadro es interesante la posición de Brasil, que tiende a pensarse en soledad, explicablemente por su separación física y su historia. Durante mucho tiempo no hubo real intercambio con los otros países latinoamericanos y pesó también la rivalidad con Argentina. Ahora las cosas son distintas. Gracias a los esfuerzos del gobierno del presidente Lula se han establecido intercambios con Venezuela y fortalecido los lazos con Argentina. Hay un claro acercamiento, en que influye además la potencia de la economía brasileña en los planos industrial y financiero, que lo colocan entre las economías importantes del mundo. Además, hay grandes expectativas derivadas del descubrimiento de petróleo en la plataforma marítima continental y Lula ha formado una nueva compañía estatal petrolera para controlar esa riqueza y evitar que caiga en manos de las transnacionales.
Aunque la situación de Brasil ha mejorado en el plano social, siguen siendo abismantes las diferencias entre ricos y pobres. El problema de la droga es muy serio, con la violencia armada de las pandillas que siguen a los grandes narcotraficantes. En el campo, la reforma agraria no avanza y la situación ha cambiado con el desarrollo vertiginoso del agro-negocio. La soya y la caña de azúcar son los cultivos principales así como el enorme crecimiento de la ganadería, que al ser extensiva y con métodos primitivos determina una demanda fuerte de nuevas tierras que se consiguen con la deforestación de la Amazonia. Más del 60 por ciento de la superficie agrícola del Estado de Sao Paulo se destina a la caña de azúcar para producir biocombustibles que se exportan a Estados Unidos. El deterioro del medioambiente es pavoroso en la selva, y pone en peligro la subsistencia de los pueblos indígenas que viven allí. La situación de la Amazonia preocupa mucho, incluso a los militares, que se mantienen prescindentes aunque para algunos esa actitud deriva del enorme plan de compra de armamentos en que está empeñado el gobierno”.
Elecciones en Brasil
El próximo año hay elecciones presidenciales en Brasil. ¿Cuáles son las expectativas?
“Es obvio que si el candidato fuera Lula, sería reelegido con una amplia mayoría. Lo respaldan desde los grandes empresarios a la gran masa popular, porque sabe tenerlos a todos más o menos contentos. Su popularidad no es traspasable a la candidata presidencial del PT, que no tiene su carisma. En realidad nadie lo tiene. Además la situación se ha complicado con la renuncia de la ministra del Medioambiente, que tiene mucha popularidad y planteamientos progresistas. El mayor peligro, sin embargo, lo representa Ciro Gómes, un multimillonario que paradojalmente es el jefe del Partido Socialista, autor de varios proyectos que han resultado muy polémicos. Es un candidato fuerte, miembro de una familia tradicional con muchos contactos. Pero de todas maneras es probable que gane el PT. El 43% de la población ha declarado que votará por el candidato que Lula indique, cualquiera que sea. A pesar de la implacable campaña que contra el gobierno han llevado adelante en estos siete años los grandes medios de comunicación”.
Volviendo a la crisis global que ha remecido la economía. El Papa Benedicto XVI ha dado a conocer la encíclica “Caritas in veritate” en que aborda temas económicos y que algunos sostienen es comparable a “Populorum progressio” de Paulo VI. ¿Cuál es su opinión?
“A mi juicio hay mucha exageración. Caritas in veritate no dice nada especialmente interesante con relación a la crisis ni a los excesos del capitalismo. Ha sido producto de una larga elaboración, casi media docena de proyectos paulatinamente le quitaron todos los elementos que parecían conflictivos y le dieron un carácter excesivamente abstracto, que la alejan de las personas corrientes. Es fruto de un Papa que es un teólogo de la vieja escuela, con una concepción de la Iglesia que no da cuenta de la realidad actual. El actual Papa fue durante años profesor de teología en la Universidad de Tubinga, que tuvo que abandonar ante protestas de profesores y alumnos. Se trasladó a una universidad de segundo nivel, donde se dedicó a trabajar en la teología tradicional sin alcanzar logros relevantes. En su trayectoria vaticana se ligó a posiciones conservadoras y sigue la línea de su antecesor, Juan Pablo II, que dio creciente importancia al Opus Dei y a otras congregaciones e institutos parecidos que dominan en Roma. Ha proseguido el proceso de derechización, que se refleja, entre otras cosas, en el nombramiento de los obispos”.
El campo religioso
“Benedicto XVI tiene una idea de Iglesia parapetada, con la verdad y con la disciplina de la Iglesia ligada durante siglos al poder, lo que melló mucho su vocación profética y su capacidad de crítica. Con esta tradición, la Iglesia no pudo comprender a la Revolución Francesa ni los derechos del hombre y el ciudadano con su concepción laica y de separación de la Iglesia y el Estado, así como su fuerte aspiración democrática. La Iglesia condenó a la Revolución Francesa y al mundo que se construyó basado en sus principios. Recién con el Concilio Vaticano II esta situación comenzó a (…)
(Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 699, 27 de noviembre, 2009. Suscríbase a PF. punto@interaccess.cl) |