Edición 692 - Desde el 21 de agosto al 3 de septiembrel de 2009
Inicio |   Favoritos | Recomendar Página | Cartas al Director | Translation |
Documento sin título
Buscar
Su opinión
Ediciones Anteriores.
En Quioscos
Archivo Histórico
Publicidad del Estado

El fallo de la Fiscalia

Regalo
En esta edición

Las deudas
de la justicia

Angelini y Matte,
dueños de
La Araucanía

El Cisarro,
sus amigos
y el Estado

La dignidad de las trabajadoras sexuales

El español
de este tiempo

En edición impresa

Informarse primero
para informar mejor

Las dos derechas
de Piñera Inc.

Mapuches:
el precio
de la paz

Mapuches
bajo fuego

Coquimbo al filo
de la angustia

Integración energética
Presidente Chávez: Se levanta un mundo pluripolar y se hunde la pretensión unipolar

Visita

Las dos derechas
de Piñera Inc.


Autor: MANUEL SALAZAR SALVO

Hasta ahora, cuando restan escasos días para que venza el plazo de inscripción de las candidaturas presidenciales, todo indica que Sebastián Piñera será el único postulante de la derecha a La Moneda. Ello ha ocurrido por dos motivos principales: primero, la decisión del empresario de no fijarse en gastos para conseguir su propósito; segundo, la opción de la UDI de rescindir su opción a cambio de cuotas muy importantes de poder en el gobierno, si el postulante de Renovación Nacional consigue su propósito.
La conformación de la lista parlamentaria de la Coalición por el Cambio, más allá de las sacudidas habituales, tampoco ha puesto en riesgo la estrategia de Piñera, pese a que la votación del presidenciable puede amenazar en diciembre el primer lugar que la UDI detenta entre los partidos políticos del país. El partido que hoy dirige el senador Jovino Novoa se observa férreamente alineado, salvo las excepciones de siempre, en un trabajo silencioso para conseguir mantener su representación en el Parlamento y contribuir -donde lo dejen- a la campaña presidencial del abanderado principal.
En el comando de Piñera, en tanto, animados por los resultados que están entregando las encuestas, consiguieron aquietar al impetuoso candidato y ajustar los diversos mecanismos del trabajo territorial y de propaganda, así como la agenda del jefe.
No se observan fisuras; las viejas odiosidades y cuentas pendientes se guardaron en la bodega o en el subterráneo; los ingenieros y calculistas reemplazaron a los consejeros improvisados y a los ocurrentes de última hora. Todo parece funcionar como el más grande lanzamiento de un producto que se haya efectuado en las últimas décadas en Chile. Los encargados del marketing miden y evalúan cada nuevo paso; los responsables de la logística funcionan con la regularidad y precisión de los camiones distribuidores de la Coca-Cola; toda la cadena de producción parece afinada al detalle como la más eficiente empresa del mercado. Y es porque es eso, una empresa, con el único norte de poner en La Moneda a su principal ejecutivo.

Cambios en la campaña

El periodista Miguel Paz contó en el diario electrónico El Mostrador una muestra de cómo está concebida la campaña del candidato derechista. Los encargados de los impresos calcularon que era mejor traer una imprenta completa de China que contratar servicios locales. Instalada en los galpones de la ex industria textil Machasa, adquiridos por el candidato hace dos años, la imprenta hoy produce todo tipo de afiches y carteles las 24 horas del día. Otra iniciativa de la campaña, el periódico Chile con Todos, de ocho páginas, orientado principalmente a los sectores populares, es repartido por mujeres vestidas de azul en múltiples puntos de las principales ciudades del país. En Santiago, los sábados y domingos inundan las ferias libres de las comunas habitadas por los estratos medios y bajos.
A fines de junio, Piñera y sus principales estrategas hicieron cambios profundos en el diseño de la campaña, entregando la conducción a profesionales en su mayoría jóvenes. Del nuevo equipo surgieron algunas ideas que ya se pusieron en marcha y otras que se observarán en las próximas semanas. Una de las principales tiene que ver con apropiarse de algunos mensajes y conceptos que han sido casi patrimonio de la Concertación desde 1990; entre ellos, el uso de los colores del arco iris, el lenguaje juvenil y los diseños optimistas y alegres. También se acordó asumir sin rubores la condición de empresario de Piñera e incorporar el afán de conseguir riqueza y poder como fórmula para efectuar los cambios que él propone. En palabras simples: sabe crear riqueza y ahora quiere hacerlo para Chile y los chilenos. Símbolo de esta última noción fue el perro Beagle que le regalaron algunas pobladoras en la comuna de Estación Central, al cual bautizaron “Poder”.

Las dos derechas

Esta nueva etapa de la campaña de Piñera ha sido posible debido a un acuerdo implícito entre los representantes de las dos derechas que respaldan su postulación y que anidan, preferentemente, en los ámbitos empresariales.
Una de ellas, la más liberal en lo político y valórico, vinculada a los agricultores, a los industriales, al comercio y a algunos gremios de profesionales, está en un rápido proceso de recambio. Muchos votaron por Eduardo Frei en 1993, y celebraron el gobierno de Ricardo Lagos. Está presente, con cierta regularidad, en los editoriales del diario El Mercurio, y su conducta se puede observar en los grupos económicos tradicionales, como Matte, Angelini, Luksic y otros parecidos. Se habituaron en estos casi 20 años a la conducción política y económica de la Concertación, compartieron con sus dirigencias en todas las esferas del acontecer nacional e, incluso, aún tienen ciertas dudas sobre la conveniencia de que abandone el gobierno. No obstante, los dirigentes de esta derecha ya no tienen el mismo vigor y empiezan a ceder su lugar a una nueva generación, más ambiciosa y sin el trauma del quiebre que experimentó la sociedad chilena en el período entre fines de los años 60 y comienzos de los 90. Para ellos, Salvador Allende y Augusto Pinochet son parte de una historia que quedó atrás.
La otra vertiente pertenece a la misma generación de Piñera, y a los que se formaron bajo ella en los escenarios empresariales de las últimas tres décadas. Es la que por años prefirió a Joaquín Lavín como su candidato a La Moneda. Es mucho más conservadora en lo valórico, cercana a los sectores integristas del catolicismo, pero ultraliberal en lo económico. Sus principales exponentes se sitúan en el mundo financiero, en los mercados de valores, en la educación, en la salud, en la energía, en las telecomunicaciones y en los servicios básicos, entre otros ámbitos. Ha ido copando, poco a poco, los sectores económicos emergentes y cree que se requiere un nuevo salto hacia el desarrollo, pero con un Estado reducido a la mínima expresión.
Esta derecha cree que Sebastián Piñera debe mantener y aumentar las redes de protección social que impulsó la presidenta Michelle Bachelet, incluso con una mayor colaboración de los privados. Confía, además, en que Piñera pueda perfeccionar las políticas de seguridad ciudadana, erradicar la corrupción de la Administración Pública y mejorar los servicios de salud y de educación, entre otros.
Lo que no puede hacer Piñera, y eso ya lo ha garantizado, es cambiar el modelo de desarrollo económico, modificar en serio el sistema tributario, poner límites al lucro desmedido, permitir que los trabajadores se organicen y movilicen, regular los mercados financieros, controlar la concentración económica, frenar la especulación inmobiliaria, recuperar las riquezas básicas privatizadas y así, sucesivamente.
Al revisar el discurso que el comando de Piñera elaboró para los sectores populares,  (…)

 

(Este Artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 692, 21 de agosto, 2009, Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl