TV digital en Chile
Tema cultural y polItico
Autor: Lidia Baltra
La postergación del gobierno, hasta el próximo año, de la definición de la norma que usaremos en nuestra futura televisión digital, tiene en ascuas a medio mundo. Primero a los propietarios actuales de los siete canales de TV abierta del país, que quieren que el gobierno escoja la norma norteamericana que los favorece como emisores con antigüedad. Luego a los potenciales nuevos emisores, que esperan pacientemente la norma europea o japonesa que les darían la oportunidad de entrar en el espacio radioeléctrico en igualdad de condiciones. A los comerciantes de televisores, que necesitan saber qué equipos traer para la venta. Y también a la gente “de a pie”, que esperamos con curiosidad saber cuál aparato comprar, ya que por ahora sólo miramos con angustia los precios de televisores plasma, LCD y de alta definición.
Por eso, el panelista francés Jean-Noël Dibie, profesor de la Sorbona (entre otros importantes títulos), nos lanzó un chorro de agua fría cuando en el encuentro “Provocaciones de Fucatel” -el observatorio de medios con especialización en televisión que dirige la periodista Manuela Gumucio-, declaró que al escuchar las primeras intervenciones le pareció haber retrocedido 10 años, porque ahora en Europa el tema es si quedará espacio para la televisión frente a la invasión masiva y veloz del mundo digital. Agregó que en los supermercados de su país ya se venden televisores que sirven para todas las normas: la norteamericana, la europea o la japonesa. Entonces, fácilmente se concluye que el asunto tecnológico está solucionado.
Una vez más se reitera que la llegada de la televisión digital a nuestro país no es un problema técnico, sino un desafío cultural. No es un “acontecimiento”, dijo el especialista francés, sino una evolución, “como cuando en el siglo XIV se pasó de los frescos a la pintura en madera”. Por eso, el eje del último panel del seminario “TV chilena: un modelo para armar”, de fines de octubre en Santiago, giró en torno a qué vamos a hacer los chilenos cuando tengamos operando esta nueva televisión, porque si se elige la norma europea o japonesa, las más probables, habrá más disponibilidad de canales para emitir programas. Es decir, habrá mayor variedad de emisores.
A esto se oponen los siete canales de TV abierta actualmente agrupados en Anatel: TVN, UC-TV, Mega, Chilevisión, Telecanal y La Red, en la capital, y UCV-TV en Valparaíso. Ellos prefieren la norma norteamericana, que les da la primera opción, pues no desean compartir la torta publicitaria con nuevos comensales. “¿Quién dijo que la gente quiere más canales…? Lo que quieren es más calidad”, alegó Jaime de Aguirre, director de Chilevisión. Francisco Vidal, presidente del directorio de Televisión Nacional, hablando “a título personal” (porque no podía representar a la vasta gama de directores y porque presumiblemente no está en la misma parada), coincidió en que lo que se discute “es un tema político porque tiene que ver con la distribución del poder, y el medio más poderoso es la televisión”.
Como al parecer en agosto en ambientes clave iba ganando la (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 652 de “Punto Final”, 23 de noviembre 2007)
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