![]() |
||
![]() |
![]() |
|
Edición 645 - Desde el desde el 10 al 23 de agosto de 2007
|
||
![]() |
||
Inicio | Favoritos | Recomendar Página | Cartas al Director | |
|
“La culturala hace el pueblo”El ministro Francisco Sesto y la embajadora venezolana, María Lourdes Urbaneja, pusieron una ofrenda floral en la tumba del presidente Salvador Allende. También rindieron homenaje a las víctimas de la dictadura militar en el Memorial del Cementerio General.
Parecía extraer energía del lugar -tensión, emoción- mientras caminaba por la calle O’Higgins del Cementerio General. Recién, junto a la embajadora de la República Bolivariana de Venezuela, María Lourdes Urbaneja, había puesto una ofrenda floral en la tumba de Salvador Allende. Mañana fría del sábado 28 de julio. Adherida a la piel llevaba el homenaje, de la solidaridad y de la lucha. Camino al Memorial de las víctimas de la dictadura se encontró con los símbolos que recuerdan a otros combatientes por la dignidad de Chile: Gladys Marín y José Manuel Balmaceda, el presidente derrocado en 1891 por nacionalizar el salitre. Un poco más allá se cruzó con la modestísima tumba de Violeta Parra. A todos les dedicó un momento, es-tremecido, de su visita a Chile. Nadie su-po si rezó frente a las tumbas. Lo más probable es que, en esos instantes, refle-xiones e imágenes surtidas se mezclaran en la cabeza de Francisco (Farruco) Sesto Novás, ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela. La energía acumulada le servirán al ministro Sesto (arquitecto, urbanista y poeta, 64 años, nacido en Vigo, España) para continuar encabezando el trabajo cultural de su país, que parece orientarse a crear estructuras y mecanismos paralelos a los que están en manos de los grandes empresarios que, con apoyo directo de EE.UU. y la complicidad encubierta de los gobiernos de otros países, como Chile y España, intentaron derrocar al presidente Hugo Chávez el año 2002. Pero el ministro Sesto también enfrenta a otros enemigos: las falencias en el ámbito cultural y artístico, como consecuencia de décadas de gobiernos corruptos. Pero Farruco Sesto no vino a Chile a dar lecciones de nada. Sólo a entregar el punto de vista bolivariano en la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, realizada en Viña del Mar y Valparaíso. Una reunión más protocolar que ejecutiva. No alcanzó a ver ninguna película de la Muestra de Cine Iberoamericano que se había programado ni se sumó a quienes recorrieron los sectores patrimoniales de Valparaíso… por ir a Isla Negra, a la casa-museo de Neruda, que al final tampoco resultó. Sólo intervino en un acto de solidaridad con Venezuela y Cuba, el resto del tiempo la pasó conversando sobre realidad cultural de América Latina. Y sus necesidades. ¿Qué porcentaje del Producto Interno dedica Venezuela a la cultura? “Tengo la cifra en relación al Presupuesto Nacional: alrededor del 0.6 por ciento, que se gasta a través del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y de sus 37 organismos adscritos. La cifra no incluye lo que reciben otras instituciones que trabajan el tema cultural, como las Orquestas Sinfónicas Juveniles e Infantiles. Son 300 millones de dólares anuales”. ¿Lo considera adecuado, bajo, alto? “En relación a Chile, alto (57 millones 500 mil dólares (N. de PF). Estamos necesitando más recursos ya que el paradigma de la gestión cultural ha cambiado en Venezuela. Antes era de elite y por la elite, y bueno, tenía sus museos, un teatro… todo concentrado en Caracas. Ahora la gestión cultural llega a todo el territorio, a 27 millones de habitantes. Tenemos programas como la Misión Cultura, 36 mil estudiantes universitarios desarrollando proyectos en las comunidades en que viven. Ese esfuerzo exige recursos”. ¿Proyectos de investigación y artísticos? “Son proyectos culturales. Para nosotros el concepto de cultura va más allá de las bellas artes y la creación. También incluye los sistemas de valores, el patrimonio material y espiritual, la memoria. También hemos estado creando la forma de gastar bien el dinero, para no derrochar nada. Venezuela tiene fama de país rico. Pero país rico es el que deja atrás sus problemas materiales y sociales. No basta tener petróleo, los recursos hay que utilizarlos muy bien”. LABERINTO IBEROAMERICANO Sin entusiasmo excesivo y más allá de lo que se logra, el ministro Farruco Sesto considera importante haber asistido a la X Conferencia Iberoamericana de Ministros de Cultura, porque se intercambiaron opiniones y se validó la cultura como “un espacio desde donde se puede construir de una mejor manera la unidad de nuestros pueblos”. De estos encuentros valora Ibermedia e Iberescena, programas que financian actividades audiovisuales y escénicas. Bolivia propuso formar un Instituto Iberoamericano de Lenguas Nativas… “Quedó como algo a estudiar. Es una buena idea, tendrá que ir madurando. En Venezuela el tema indígena tiene presencia cualitativa más que cuantitativa. Hay 32 lenguas originarias vivas, con miles de años de existencia, que representan una cultura y una forma de ver el mundo”. “Cultura como factor de cohesión social” fue la ponencia de Chile ¿Qué le pareció? “El término ‘cohesión social’ se había aprobado en otras cumbres. Venezuela puso énfasis en que debíamos entender de la misma manera este concepto, ya que tiene una cara negativa y otra positiva. Sería negativo si, teniendo sociedades estructuradas sobre la injusticia y la desigualdad, entendemos ‘cohesión social’ como mecanismos para que todo se mue-va manteniendo la desigualdad. En cambio si se dice que iremos alcanzando la cohesión social mientras se van eliminando las desigualdades y todo tipo de exclusiones, sería una buena manera de entender ese concepto”. O sea, se mantienen las diferencias… “Ocurre que no hay un vocabulario común. Por ejemplo, para nosotros en Venezuela ‘sociedad civil’ es un concepto pésimo. Sin embargo, para otros países es un término maravilloso. Quienes dieron el golpe el 2002 para derrocar al presidente Chávez lo hicieron en nombre de la ‘sociedad civil’. Sin embargo, en Argentina, la sociedad civil la integraban quienes se enfrentaron al régimen militar. Un gobierno neoliberal lo ve de una forma y uno que quiere construir el socialismo lo ve de otra. Al final, quedó algo así como la búsqueda de cohesión social en la igualdad… Un poco matizado”. VENEZUELA EN LA MIRA ¿Venezuela tiene una política cultural coherente, nacional? “Sí, sí tiene. En este gobierno y con una revolución que se declara antiimperialista y que está en la construcción del socialismo, se le ha dado énfasis muy especial a la cultura. En primer lugar, había que cambiar el paradigma de la gestión cultural, basada en las bellas artes y hecha por unos pocos para menos de 50 mil familias. Nosotros nos basamos en tres principios: a) Masificación: que la gestión cultural sea para todo el pueblo, no sólo para quienes, se supone, están preparados para recibir los dones de la creación artística; b) Desconcentración: hacer llegar la gestión a todo el territorio; c) Democratización, que la gestión cultural no sea decidida por una autoridad, sino por el pueblo mismo... Pero nos dimos cuenta que se podían definir grandes políticas, pero que el Estado carecía de mecanismos para llevarlas adelante. Queríamos desarrollar una política en el área del libro, pero no teníamos una distribuidora, una librería, una imprenta, una editorial poderosa… Las tuvimos que crear. Ahora tenemos 52 librerías en todo el territorio. Hay ciudades en Venezuela que no tienen una librería, un cine, un museo o una sala de teatro. Hemos trabajado para refundar la institucionalidad cultural y dotar al Estado de los mecanismos para desarrollar grandes políticas culturales. En esa fase estamos”. PARTICIPACION POPULAR ¿Se estimula la participación de la gente? “Tenemos cuatro niveles de gobierno: nacional, estadual, municipal y comunal. En Venezuela debería haber 50 mil consejos comunales que incluyan los comités necesarios para la acción en distintas áreas: ambiental, comités de cultura, etc. Estamos trabajando en conectar el gobierno nacional con ese poder de base. Es una línea maestra de acción. Estamos creando 50 mil bibliotecas con cien títulos cada una. Es decir, cinco millones de libros para los consejos comunales. Tenemos muy claro que en definitiva, el gobierno no hace la cultura sino el pueblo, pero con el Estado poniendo los recursos. Un ejemplo es la Misión Cultura, un programa de 35 mil estudiantes universitarios en desarrollo cultural. Uno por cada 200 familias trabaja en las comunidades”. ¿Y qué ha dicho el empresariado frente a estas políticas? “Venezuela es un país polarizado y la oposición dice que todo está mal. Sin embargo, cuando el Estado se mete estimulamos también al sector privado. Las editoriales, por ejemplo, admiten estar en su mejor momento en producción y venta de libros… Claro que lo achacan a otras razones…” ¿Excluye el Ministerio de la Cultura a la empresa privada de participar en el área cultural? “Hay discusiones a las que falta entrar a fondo. Tenemos 24 estados federales y en ocho no hay una sola sala de cine. Así, ¡qué pueden reclamar de exclusión los dos grandes circuitos de exhibición! ¡Qué pueden reclamar si creamos la red de cinematecas nacionales en todos los estados y ya van 200 salas comunitarias de cine en sitios donde hay que llevar los equipos a lomo de mula o por los ríos del Amazonas! ¡Qué nos pueden reclamar! Ellos discriminan a la población y trabajan sólo por lucro. Hasta el momento no hemos ocupado espacios que ellos pudieran decir ‘estamos acorralados’. A lo mejor llega el momento en que nos digan ‘ustedes están editando libros de arte subvencionados que compiten con nosotros’. Más bien hemos buscado llegar a acuerdos de coproducción. No es fácil. Pronto van a salir unos libros de narrativa latinoamericana en un periódico popular en conjunto con una editorial multinacional. Les he dicho a los empresarios que podríamos trabajar en cosas donde ellos pueden aportar. Por ejemplo, derechos de autor sobre narrativa reciente. Ahí podemos llegar a acuerdos en políticas que interesen al Estado. Tratamos de alentar formas de coproducción y ponernos de acuerdo en políticas de distribución… Pero tenemos intereses distintos: al sector privado le in-teresa la ganancia, nosotros tenemos una responsabilidad de Estado”. CULTURA DE MASAS Y TELEVISION ¿Qué piensa de la televisión y las telenovelas? “Puedo decir que el pueblo venezolano no conoce al pueblo chileno, por lo menos no lo conoce tan bien como conoce al pueblo californiano, de Florida o Chicago, los lugares de donde vienen muchas de las series que invaden nuestra TV. Hace treinta años al menos que no llega a Venezuela una película de Chile. En la TV no vemos ningún programa chileno. La literatura chilena la conocemos a través de editoriales españolas multinacionales. Aquí tenemos un problema que debemos resolver entre todos. La radio y TV son medios que condicionan el pensamiento. Hasta los niños funcionan con el sistema de valores negativos que nos implantan: individualismo, culto al éxito, competitividad, palabra horrible, forman parte de sistemas de valores que se propagan a través de la televisión. Mirar la vida como si fuéramos norteamericanos es parte del drama de nuestros pueblos. Por eso en la Unesco se dio la lucha de casi todas las naciones del mundo contra EE.UU. y se aprobó la Convención de la Diversidad Cultural. ¿Qué estamos haciendo nosotros para enfrentar esta situación? Fabricar productos para radio y televisión a fin de dar la batalla de las ideas” LEOPOLDO PULGAR IBARRA (Publicado en “Punto Final” Nº 645, 10 de agosto, 2007)
|
[
Chile - Santiago ] Punto Final S.A. San
Diego 31, of. 606 | E-mails:
|