Edición 636 - Desde el 5 al 19 de abrill de 2007
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Los felices 70
Memorias de un guerrillero argentino

Autor: PAULA CHAHIN
En Buenos Aires

LUIS Mattini (Arnold Kremer Balugano), ex secretario general del PRT-ERP de Argentina.


Luis Mattini en realidad es Arnold Kremer Balugano, ex miembro del buró político y -a la caída de su líder, Mario Roberto Santucho, en julio de 1976- secretario general del Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Sin embargo, hace quince años Mattini-Kremer rompió con la organización partidaria y hoy milita en los movimientos sociales. “Estoy muy ligado al movimiento campesino”, admite quien tiene el orgullo de haber convertido su último libro Los Perros. Memorias de un combatiente revolucionario” en best seller (*).
Ex dirigente sindical, autodidacta, escritor y docente, a los 65 años Mattini además es funcionario de la Defensoría del Pueblo de la Nación: durante ocho horas diarias deja su nombre de guerra, Luis Mattini, el cual conserva para sus numerosas publicaciones y apariciones públicas. Mattini tuvo una amena conversación con Punto Final en su departamento de la Capital Federal argentina.
Mattini, háblenos de su experiencia en los 70.
“Fuimos parte de una época que tenía un imaginario en cuanto al rescate de lo latinoamericano y en que no había soluciones por la vía de la democracia representativa. Tres o cuatro ideas fuerza nos caracterizaban en relación a la Izquierda tradicional, que veía la revolución por etapas. Desde la perspectiva ideológica yo me sentía más comunista que los comunistas. Nosotros decíamos que éramos un partido comunista que se llamaba PRT. Eramos guevaristas, pero no tomábamos todo lo del Che al pie de la letra. Como marxistas-leninistas entendíamos que el partido debía dirigir la revolución. Fundamos uno para que condujera al movimiento armado. En ese sentido teníamos enorme afinidad con el MIR chileno. Integramos la Junta Coordinadora Revolucionaria (JRC) con el MIR, los Tupamaros de Uruguay y el ELN de Bolivia.
En poco tiempo logramos un desarrollo muy grande, un contingente que hizo de la militancia su vida. A pesar de haber tenido la virtud de ser creativos, fuimos incapaces de retroceder con acierto y tomar la iniciativa de pasar a la defensiva. Nosotros, siempre estuvimos a la ofensiva. Durante el gobierno de Héctor Cámpora cometimos una serie de errores políticos que nos llevaron a un desgaste muy grande. Y cuando vino la dictadura de Videla, nosotros ya estábamos fuera de combate”.
¿Qué opina un revolucionario de los 70, como usted, de lo que está pasando en América Latina?
“De los partidos marxistas tradicionales siempre rechacé una cierta visión conspirativa de la historia, un hegelianismo extremo en cuanto a que cuando pasan cosas buenas es porque los yanquis se descuidaron. Estoy de acuerdo con Eduardo Galeano en que se hace una valorización extrema de la capacidad del imperialismo norteamericano. No es así, lo interno es fundamental y si los yanquis están muy fuertes o débiles influye, pero no es definitivo. Así como su intervención en el golpe contra Allende fue evidente, en el caso de la última dictadura argentina tuvieron poco que ver. Fue mucho más propio, en nuestro país.
Ahora se está dando otro fenómeno: de la dependencia pasamos a la interdependencia. Por su propia crisis, el ca-pi-talismo global no puede manejar las cosas como lo hacía, y tiene que hacer determinados movimientos. Entre ellos, se cuela este respiro que aparece en América Latina y que es muy variable. No es lo mismo Kirchner que Chávez, ni Chávez que Lula, ni ambos que Bachelet, aunque hay una tendencia a presentar todo muy parejo. Pero lo que más me interesa de estos fenómenos no es lo que está pasando en los gobiernos, sino en los pueblos latinoamericanos.
Chávez ha puesto en crisis toda la doctrina marxista, toda la sociología; si ya Cuba había roto esquemas, esto rompió cualquier esquema y hay que mirarlo con otros ojos. Es un fenómeno raro, que tampoco es Perón. No sigue las líneas clásicas. No termina de entusiasmarme esto del bolivarianismo de Chávez. Pero sí me interesa lo que está pasando en la sociedad venezolana. Un rasgo de Venezuela era la falta de politización comparada con Chile, Argentina, Uruguay. Ahora pasó a politizarse. Sólo con eso ya es un fenómeno atractivo. Otra cosa interesante es que Chávez amenaza con que va a nacionalizar, y se caen los mercados. El imperio económico es tan endeble que un presidente latinoamericano se da el lujo de provocar ese pánico. Habla no más, cómo sería si lo hiciera”.
¿Específicamente, cómo ve a Argentina hoy?
“Aquí lo bueno es lo que no se ve. Por supuesto que admito que estamos a la vanguardia en cuanto a mandar a juicio a los milicos. Deberíamos estar orgullosos de eso. Es lo mejor que se ha hecho, pero no lo hizo sólo Kirchner, empezó con Alfonsín, aunque después hubo retrocesos. Es cierto que este gobierno le ha dado una  (…)

(*) Ediciones Continente,
info@edicontinente.com.ar

 

(Esta entrevista se publicó completa en en“Punto Final”, edición impresa Nº 636, 5 de abril, 2007)

 


 

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