Lo peor que puede pasar

Autor: Aurelio Alonso Tejada
En La Habana

Hace unos días, de tanto leer lo que aparecía en torno a la irracionalidad presidencial norteamericana -que no acierto a saber por qué seguimos llamando “política”-, no pude evitar que ese torbellino acabara por marearme y obligarme a descansar, despierto y tenso, por un par de horas. Esos dispositivos de simplificación del entendimiento humano, que contribuyen a veces al esclarecimiento aunque otras veces disfrazan la complejidad con el simplismo, me llevaron a una pregunta inevitable: ¿Y ahora, qué es lo peor que puede pasar?

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