Edición 570 - Desde el 25 de junio al 8 de julio de 2004
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Sergio Aguiló (PS):

Para el PS es
“Bachelet sí o sí”

“La desigualdad es el gran talón de Aquiles de Chile. Este ‘gigante’ que algunos ven como un tigre asiático, tiene una base feble”, afirma el diputado socialista Sergio Aguiló Melo. Por eso piensa en cambios, en volver a un Estado de bienestar, pero del siglo XXI. Por eso es uno de los once miembros del comité central del PS que crearon la corriente de reflexión Opción Socialista, con el propósito de retomar las viejas banderas de equidad y justicia social. Ese podría ser un camino para agrupar a una “Izquierda plural” y generar un programa que haga suyo Michelle Bachelet, a quien ve en la primera vuelta de la elección presidencial, lo quieran o no los socios de la Concertación. De todo esto habló Aguiló con PF.
El gobierno y los empresarios se vieron muy contentos con la última cifra de crecimiento de la economía, que en abril llegó a 5%. Sin embargo, la gente no se conmueve con este tipo de noticias, ya no cree que eso beneficiará a todos.
“En Chile está empezando a emerger una realidad muy elocuente. Un país puede crecer a un 5 ó 5,5 por ciento -lo que se estima para este año y el próximo- y, sin embargo, tener una determinada distribución del ingreso que hace que ese crecimiento termine concentrado en el 10% de la población de más altos ingresos, mientras la población restante percibe de manera muy marginal -o casi no percibe- beneficios para su calidad de vida. El malestar de la sociedad chilena, producto de esta desigualdad brutal, lejos de disminuir con las tasas de crecimiento actual puede, incluso, acrecentarse en algún momento. La percepción del gobierno y de los empresarios es que entramos en un período de vacas gordas, no sólo por el crecimiento de la economía sino también por la mejora significativa del precio del cobre. Sin embargo, este período no se expresa en la casa ni en la vida cotidiana del 80 ó 90 por ciento de los chilenos. Y esto no significa que el crecimiento sea malo -siempre es bueno-, sino que la economía está creciendo dentro de un modelo de desarrollo concentrador y desigual. Lo que tenemos que demostrar quienes creemos en una alternativa distinta, es que se puede crecer con un modelo diferente, o por lo menos con cambios significativos respecto del actual. O sea, que nuestra producción puede diversificarse y que es posible aumentar el empleo, la productividad del trabajo, los salarios, la recaudación tributaria y la red de protección social, manteniendo el crecimiento”.
Esos cambios tendrían que ser profundos. ¿Está hablando de un modelo distinto al neoliberal?
“Cuando hablo de un nuevo modelo de desarrollo no estoy pensando en un cambio en la base capitalista de la organización de la economía. En el interior del sistema capitalista -tomando en cuenta la experiencia del siglo XX y parte del XIX-, hay dos corrientes muy diferentes.
Una es la sociedad y el Estado de bienestar, como existen en los países nórdicos de Europa, en España de los últimos años o en Costa Rica, dentro de América Latina. Su característica principal es que la producción de bienes y servicios básicos está en manos de capitalistas privados, pero hay reglas muy rigurosas de respeto al trabajo, una red de protección estatal en salud, educación y previsión social que entrega esos servicios en forma gratuita -o casi- al cien por ciento de la población, de modo que aún en períodos de crisis la gente tiene esas coberturas. El Estado genera políticas de diversificación de la producción y subsidia a la micro y pequeña empresa.
La otra corriente es la alternativa neoliberal, que conocemos.
Cuando hablo de cambios no pienso en volver a la situación de los 60 o comienzos de los 70. Hablo de un cambio que no necesariamente saca a Chile de la globalización, sino que lo hace participar asociado con sus iguales de América Latina y le da un rol más relevante al Estado, aumentando la recaudación del 18 por ciento del ingreso nacional actual al 25 ó 30 por ciento. Esto permitiría al Estado hacerse cargo de toda la educación superior -al menos de los jóvenes provenientes de familias de bajos ingresos- o de la salud, entre otras cosas.
Creo que no hay posibilidad de cumplir la gran promesa de crecer con equidad -que hizo el presidente Ricardo Lagos cuando era candidato-, sin un Estado de bienestar”.

EQUIDAD... O CRISIS

Para la derecha, el Estado de bienestar es una experiencia que fracasó.
“Acabo de conocer una discusión interesantísima que tuvo lugar el año pasado entre Tony Blair, Lionel Jospin y el primer ministro alemán, en el seno de la socialdemocracia internacional. Era una discusión entre la llamada ‘tercera vía’ -que propicia Blair junto con un sector del partido socialista alemán-, y la alternativa de modernizar y poner al día la gran tesis del Estado de bienestar, planteada por el francés Jospin y otro importante sector del socialismo alemán encabezado -cosa curiosa- por un ex ministro de Hacienda. Es una discusión plenamente actual. En la socialdemocracia internacional ganó con mucha fuerza la tesis de que no sólo es posible, sino que es obligatorio optar por una reactualización del Estado de bienestar, si no queremos entrar en una crisis profunda de nuestras democracias. La tesis era: si no tenemos la posibilidad de demostrar a todos los ciudadanos de nuestros países que el crecimiento económico llega como bienestar hasta la última familia, dentro de poco tendremos la institucionalidad democrática en crisis. Esto reafirma la idea de un Estado fuerte encargado de generar condiciones de equidad, justicia social y protección social. La tercera vía, como postura intermedia, ha sido un fracaso en Inglaterra y eso ha llevado a Tony Blair a establecer esta alianza espúrea con lo más reaccionario del establishment norteamericano y a participar en la política imperialista de agresión a Iraq, incluso al margen de la institucionalidad de Naciones Unidas”.
Estas ideas también están presentes en Opción Socialista. ¿Por qué se creó esta corriente?
“Por dos razones, pero quiero aclarar que es una corriente de reflexión y no orgánica. En nuestro partido ha sido tradicional construir corrientes orgánicas que, a medida que el tiempo pasa, se transforman en corrientes sin pensamiento, sin propuestas, de administración de cuotas de poder interno. ¡Nada más lejos de nuestro interés! Queremos generar un espacio en el partido para que se vuelvan a discutir estas cosas: básicamente, se trata de volver a discutir temas que nunca debieron dejar de ser centrales para el PS, como la suerte de los trabajadores, de los más vulnerables y desposeídos en una sociedad capitalista tan antagónica como ésta, administrada por un modelo neoliberal. Sabemos que Chile es uno de los países con peor distribución del ingreso en el mundo. Y si nacimos como partido para luchar por la justicia social, por la igualdad de oportunidades, por el ensanchamiento de las libertades... ¡cómo no luchar por la igualdad! Ese es nuestro propósito”.

“ME CONSIDERO SOCIALDEMOCRATA”

¿Esto implica ponerse, de frentón, más a la Izquierda dentro de la Concentración?
“Sin duda, esto de ‘Izquierda’ y de ‘derecha’ es relativo. Yo me considero un socialdemócrata. En la época en que empecé a militar, declararse socialdemócrata era...”.
...Vergonzoso?
“Desde luego. Era más bien una descalificación que a uno le propinaba un tercero cuando lo encontraba muy ‘amarillo’. Hoy, si tomamos en serio las cosas, declararse socialdemócrata dentro de la Concertación -y tratar de serlo- es extremismo. En ese sentido, estaríamos en la Izquierda de la Concertación... No sé si del país... porque también está la Izquierda que llamamos extraparlamentaria. Pero lo que nos interesa, sin romper la Concertación, es generar en el país una Izquierda plural. Estas ideas de equidad y justicia social, de igualdad entre los hombres, en derechos y oportunidades, son de la Izquierda. Se han buscado caminos diversos dentro de la Izquierda, pero siempre sobre la base de esos valores fundamentales. Por lo tanto, es muy importante construir una Izquierda plural. Eso supone, por parte de los socialistas que estamos en la Concertación, una mayor autonomía, al menos para criticar aquellos aspectos de la administración neoliberal que más golpean a los trabajadores. Pero con la misma franqueza quiero decir que esto también supone que la Izquierda extraparlamentaria -sobre todo, ciertos sectores- abandone conceptos que la hacen poco creíble. Nadie puede construir hoy una Izquierda plural persiguiendo la instauración del socialismo. Alguien podría hacerlo como un saludo a la bandera -no sé a qué bandera en este caso- pero a comienzos del siglo XXI pretender alcanzar igualdad y justicia social construyendo el socialismo, es una tesis superada por la historia”.
¿Qué debería plantearse esa Izquierda plural?
“Tenemos que ir construyendo un camino, con mucho respeto, entre quienes están fuera de la Concertación y quienes estamos dentro. Creemos que es posible un modelo de desarrollo alternativo que dé más seguridad y garantías a la mayoría de la población, haciendo que las ventajas del desarrollo y del crecimiento lleguen a todos. Eso es posible sobre la base de una Izquierda plural fuerte y que no sólo esté constituida por partidos políticos, sino también por aquellas organizaciones o movimientos donde están hoy las fuerzas de Izquierda. La CUT, las organizaciones de mujeres, ambientales y ecologistas pueden estar detrás de un programa que se fundamente en los valores que hemos mencionado. Sería un gran movimiento sociopolítico”.
Para Carlos Altamirano, la “vanguardia” de hoy está más en estos movimientos sociales que en los partidos políticos.
“Si uno analiza cómo efectivamente han ocurrido las cosas, con un espíritu historiográfico, tiene que concordar con el compañero Altamirano que las principales peleas por la igualdad y la justicia social han tenido como protagonistas a los movimientos sociales”.

MICHELLE BACHELET
“SI O SI”

Este remezón que propone Opción Socialista dentro del PS y la intención de dar forma a una “Izquierda plural” se da en un contexto preelectoral . En cierta forma, ¿obedece a la intención de aunar fuerzas detrás de una candidatura presidencial de Michelle Bachelet que enfrente a Lavín?
“La Concertación tiene varios precandidatos. La única manera de resolver, es que haya una primaria amplia, donde todo el pueblo -excluyendo a los militantes de derecha- se pronuncie sobre quién debe ser el candidato de esta alianza”.
Sobre eso no hay acuerdo en la Concertación...
“Pero ése es el punto de vista nuestro. Tiene dos ventajas: que no sea una cúpula la que resuelva un tema tan importante y que, por primera vez, en torno a la primaria la Concertación tenga una discusión de fondo sobre qué tipo de país queremos y para dónde vamos. La única discusión de ‘fondo-fondo’ que ha tenido la Concertación fue en el período previo al plebiscito de 1988. Después... hemos administrado el sistema neoliberal (avanzando en algunos aspectos, lo cual me alegra). Si hacemos esa discusión y Michelle Bachelet es una de las candidatas, ella puede conectarse -dada su trayectoria y su historia, sería muy natural- con las tradiciones más progresistas de la mayoría del pueblo chileno. En ese sentido, sería lógico que buena parte de la Concertación, pero también buena parte de la Izquierda no concertacionista, votara por Michelle a condición de que construyamos un programa que exprese nítidamente estas banderas progresistas de justicia social y de cambio, en la dirección de alcanzar una sociedad más igualitaria.
Si no fuera así, si se impusiera un candidato por parte de un sector de la Concertación, negándose a las primarias, creo que habría la posibilidad que un sector de la Concertación no siga a ese candidato impuesto por un mecanismo no democrático. En ese sentido, a lo mejor los caminos de la vida hacen que los sectores progresistas se encuentren en un espacio distinto”.
Es decir, ustedes seguirán sí o sí con su candidata...
“Soy de los que piensa que si Michelle Bachelet no concurre a una primaria, porque ‘otros’ en la Concertación lo impidieron, ella tiene que estar en la primera vuelta de la elección presidencial, aunque se presenten dos candidatos de la Concertación. Así de claro”.
¿El PS estaría en esa postura?
“No creo que el conjunto, pero una amplia mayoría sí estaría”.
¿Se podría quebrar la Concertación?
“No, no, pero vienen momentos de definiciones. Obviamente, el PS se va a preguntar de aquí a la próxima elección presidencial... ‘Bueno, estamos creciendo al 5%, aumentó el precio del cobre, Chile es un país más rico, ¿cómo llega eso a las familias de pobladores de Curepto, a los trabajadores pesqueros, al 80% de los chilenos? ¿De qué manera hacemos cambios significativos a este modelo para que, ahora sí, el crecimiento sea con igualdad?’. Planteará aspectos programáticos, pero al mismo tiempo dirá que para llevar adelante esas ideas tiene una candidata, ¡y que sea el pueblo quien decida!”

PATRICIA BRAVO


“No le creo a ‘La Tercera’”

En la investigación de irregularidades en el MOP se han denunciado filtraciones de la jueza Gloria Ana Chevesich y presiones que podrían venir del gobierno. Es otro tema asociado con corrupción que afecta la imagen de la Concertación. Se supone que hubo derivación de fondos a la campaña electoral de la Concertación, pero nada se dice abiertamente... ¿Qué opina el diputado Aguiló del manejo del gobierno y los partidos en este trance?
“Soy de los que cree que los tribunales deben operar con independencia y libertad absolutas. Lo hemos dicho en relación con el tema de derechos humanos y es válido para todo. No creo que se hayan usado platas del MOP para beneficio político, a partir del conocimiento que tengo de la gente involucrada, pero están los tribunales de justicia para aclararlo. Lo que sí tengo claro es que al diario La Tercera, que se ha basado en las ‘filtraciones’, no le voy a creer. Si la versión viene de ahí, para mí es muy oscuro...”.
¿Por qué?
“No es una acusación al voleo contra la prensa, sino contra La Tercera. Y así se lo he dicho a periodistas de ese diario, algo que un político no suele hacer porque después no lo nombran nunca más... ¡me da exactamente lo mismo!
En una época La Tercera fue vocera de la Dina, después de la CNI y, luego, de las más oscuras intenciones de los sectores ultra reaccionarios. De manera que yo-no-le-creo-a-La Tercera. Distinto es que un tribunal competente, en sus distintas instancias, determine que hubo ilícitos, en cuyo caso hay que sancionar a los responsables, cualquiera sea el ilícito cometido o el cargo que los imputados ocupen. Pero no voy a emitir un juicio categórico a partir de lo que informe La Tercera. Aparte de ser contradictorio con mis principios, sería una ingenuidad. Y en éso no pienso caer”


Cómo enfrentar la desigualdad

Para Sergio Aguiló, lo primero que habría que hacer es que la recaudación de impuestos aumente de aquí al 2010 del 18 al 25% del PIB, por medio de una reforma tributaria. Propone tres mecanismos: cobrar un royalty a la gran minería por el doble de lo propuesto por el gobierno (o sea, 6%); aumentar el impuesto a las utilidades de las empresas de 17 a 22% -aun así, asegura, sería uno de los más bajos de América Latina y del mundo- y terminar con las exenciones tributarias que hacen que el actual 17% sea una ficción.
“Con ese aumento del ingreso fiscal al 25%, el Estado puede garantizar la atención en salud en el sector público no sólo de las 56 enfermedades que contempla el Plan Auge, sino de todas las enfermedades”, afirma el parlamentario. Pero, además, asegura que se podría garantizar un salario mínimo de subsistencia a las personas desempleadas. También alcanzaría para garantizar estudios superiores gratuitos a los estudiantes del primer y segundo quintil más pobre que hayan superado las pruebas de selección”


(Revista "Punto Final", edición Nº 570, 25 de junio, 2004, págs. 4-5)

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