Punto Final, Nº 888 – Desde el 10 hasta el 23 de noviembre de 2017.
Documento sin título
Buscar
Ultimo editorial

Homenaje

Carta al director
Ediciones Anteriores.
En Quioscos
Archivo Histórico
Acto Miguel Enríquez
Discursos:
- Carmen Castillo
- Melissa Sepulveda
- Lorenza Soto
- Felipe Quezada
- Coordinadora Arauco-Malleco
Autobiografía de un rebelde
Regalo

“Invasión eléctrica” en La Araucanía

 

Hidroeléctricas y forestales explotan sin piedad la Región de La Araucanía. Daniela Morales Guzmán (29 años), abogada de la Universidad Católica de Temuco, participa en la Red de Defensa de Territorios, plataforma que defiende a comunidades mapuches y movimientos de defensa del agua y territorios. La Red es parte del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT). En La Araucanía agrupan a organizaciones medioambientalistas, como Red de Acción por los Derechos Ambientales (Rada), el Observatorio Ciudadano, y las comunidades de Cunco, Curarrehue y Melipeuco, entre otras.
“En la región -dice Daniela Morales- hay diversos conflictos y desde la plataforma que nos da la Red trabajamos principalmente con los territorios cordilleranos, en Boyeco y en Temuco, con una asociación que agrupa 32 comunidades rurales, y que abarca las comunas de Temuco, Galvarino y Lautaro”.

MAS Y MAS HIDROELECTRICAS
¿Cuál es el conflicto con las hidroeléctricas?
“Melipeuco es la comuna con más hidroeléctricas en la región. El conflicto es en torno a eso y a los tendidos eléctricos que se han realizado para llevar la energía al Sistema Interconectado Central. El mundo rural indígena sobrevive en pequeños retazos de tierra, minifundios de una hectárea promedio. Y si se tiene una o dos hectáreas, y le expropian un pedazo, es un problema. Se reducen aun más sus territorios. La mayor demanda es por tierra. Las que tienen no dan abasto para una población que crece, y ante eso, deben emigrar.
Ahora, con los proyectos instalados y otros en carpeta, están despojando a las comunidades de sus tierras y recursos naturales. Hay varias hidroeléctricas en Melipeuco, pero la que ha causado más conflictividad es la de Truful Truful, central de pasada El Rincón. A principios de septiembre, comunidades y organizaciones que defienden ese territorio denunciaron que una de las empresas destruyó su aliwen, un sitio sagrado. No era solo un canelo en medio de otros árboles: tiene una significación y se emplaza en un lugar especial. Lo destruyeron con maquinarias. Según lo que tenemos entendido, fue la empresa Enerbosch S.A. Se evalúa presentar una querella por ‘ultraje a un objeto de culto’. En Melipeuco hay otra central, en Carén: Carilafquén Malalcahuello. Ahí se inicia un tendido eléctrico. Existen dos tendidos importantes: el de Carén-Melipeuco, y el de Melipeuco-Freire, uno de los más grandes de la región. Carén afectó a 17 comunidades del valle de Allipén. Hicieron pelear a las familias y comunidades, era usual ver a comunidades divididas. Después de la inversión forestal, una comunidad que estaba organizada con una personalidad jurídica, después tenía tres y hasta cuatro, y eso es porque se han creado figuras paralelas. Las empresas las utilizan como mecanismo para validar los proyectos. La intervención rompió la armonía”.
¿Qué está ocurriendo en Cunco?
“Es la comuna a vecina a Melipeuco, donde también quieren instalar hidroeléctricas. Las empresas se están desplazando hacia Cunco, hay una hidroeléctrica instalada. Trabajo con la comunidad de Huerere, en el río Allipén, no quieren que se instale la central Santa Olga. Llevamos un año y medio en este proceso. Hemos sabido que hay planeadas otras centrales. Han hecho estudios en el río Huichahue. Pero aún no ingresan al Sistema de Evaluación Ambiental, por lo tanto, todavía no conocemos su diseño. Lo que sabemos es la información que han filtrado las propias empresas. Santa Olga vendría a ser la primera represa en la región, algo parecido a Ralco. También invadirá un río que es muy importante para la cuenca del Toltén, el río Allipén. Se creará un lago artificial, una pérdida territorial importante para las tres comunidades aledañas. Si ya hay problemas de reducción de tierras, nuevamente tendrán que migrar, lo que implica un traslado forzoso, o verán sus tierras reducidas en forma importante. En Huichahue construirán una central y no sabemos cómo será. Están definiendo el proyecto Central Huichahue. Tras eso, las comunidades de Cunco se volvieron a organizar. Y hay otros proyectos, lo que demuestra que no es algo aislado: existe una planificación para que Cunco siga los pasos de Melipeuco, que sea una comuna productora de hidroelectricidad. En Cunco hay dos grupos ciudadanos urbanos, además de las comunidades indígenas. Existe un consejo de lonkos, en conjunto con Melipeuco, para defender a las comunidades de la ‘invasión hidroeléctrica’, como la llaman”.
¿Se trata de diferentes empresas?
“En general, son diferentes empresas, pero hacen ‘alianzas’ en el territorio, en particular con una familia de terratenientes: los García, que les dio paso al tendido eléctrico. Huerere colinda con la familia García en tres sectores. Se trata de hermanos y primos del senador de Renovación Nacional (RN) José García Ruminot. Promueven la generación hidroeléctrica como bloque. En Huerere, quien está ‘en acuerdo’ con la empresa, es su hermano. En el Truful Truful, Melipeuco, también están los García”.

VERTEDERO EN BOYECO
¿Y en Boyeco, qué sucedió con el vertedero?
“En Boyeco, a doce kilómetros de Temuco, se instaló un basural en los años 80, en el corazón del territorio de Foyeco, como se denomina en mapudungún, agua de foye, agua de canelo, aludiendo a que es un lugar ceremonial… Ahí se emplazó el vertedero municipal en 1992, que estuvo 24 años contaminando el territorio de las comunidades. Se instaló en dictadura y fue reafirmado durante los gobiernos posteriores. Muchos alcaldes, incluido Francisco Huenchumilla, trataron de dar una solución, pero realmente todos confirmaron que funcionara en medio de las comunidades mapuches. Allí murió gente, a inicios del 2000, y entre 2007 y 2009 las comunidades dieron una fuerte lucha para que se cerrara el vertedero. Judicializamos el tema para forzar su cierre, porque había un plan de cierre que llevaba años paralizado. Según ese plan, en 2014 Boyeco debía cerrar, pero en 2015 seguía funcionando y el plan recién estaba en la etapa 1 de 6. Empezamos un proceso, reuniéndonos con las comunidades, llegamos a juntar 130 dirigentes, y nos hicimos parte del sumario sanitario ante la Seremi de Salud, y también del sumario de la Superintendencia del Medioambiente, que determinó una multa de 130 millones de pesos a la municipalidad. En diciembre pasado, finalmente se cerró. Ahora está el problema ambiental de llevar la basura a Los Angeles. Hay que tener claro que el plan de cierre era de 2009 y recién en 2016 las autoridades tomaron en cuenta que tenían que trasladar los desperdicios a otro lugar. Tuvieron años para hacerlo, para programarse y estudiar alternativas. Parece que la sanción de la Superintendencia motivó el cierre: si la primera multa fue de 130 millones, la segunda sería el doble. Hoy las comunidades buscan la reparación del daño ambiental. Ser de Boyeco está estigmatizado, son ‘la gente del vertedero’. Tampoco pueden sembrar pues las napas de agua están contaminadas. El territorio quedó contaminado con metales pesados. Miles de personas fueron afectadas. Las comunidades alrededor de Boyeco son cuatro. El impacto más grave, en el primer anillo, es de ocho kilómetros a la redonda. Y son tres anillos. Calculamos más de 1.500 personas afectadas directamente”.
¿Quiénes se beneficiaban de la existencia del vertedero?
“La empresa de Guillermo Siles se encargaba del traslado de la basura, pero en el fondo se beneficiaban todos los habitantes de Temuco y la municipalidad, para la que era más cómodo llevar la basura a Boyeco. Incluso el terreno fue comprado por la municipalidad. Servimar Limitada fue el último operador. En un principio, un particular arrendaba el terreno a la empresa que trasladaba los desechos. Durante la alcaldía de Huenchumilla, se compró el terreno, en 2007-2008. Era tierra indígena obtenida irregularmente, las comunidades tenían títulos de merced”.

FORESTALES VS. BOSQUE NATIVO
¿Qué sucede con las plantaciones forestales?
“Al lado de Boyeco está Huimpil Ñielol, a no más de quince minutos de Temuco. Es un cordón cordillerano dentro de un desierto verde: más de tres mil hectáreas de plantaciones forestales. El parque nacional y monumento natural Cerro Ñielol y el parque Rucamanque -administrado por la Universidad de La Frontera (Ufro)-, son las únicas muestras de bosque nativo en la zona intermedia de La Araucanía, no quedan más. Alrededor hay comunidades indígenas y cuatro empresas forestales. Las comunidades tienen los mismos problemas de todas las que viven rodeadas de forestales: falta de agua y baja productividad en sus tierras, fumigaciones, enfermedades. Demandan revertir la expansión forestal, y que la zona vuelva a ser de bosque nativo. Para eso gestionan la venta o donación de un terreno de cien hectáreas, y de otros más, para hacer un ‘corredor biológico’ desde el Cerro Ñielol hasta el Rucamanque, y varios buffer -zonas de amortiguamiento- que los protejan de los incendios.
Sucede que las plantaciones forestales colindan con viviendas. Debiera existir una zona de bosque nativo entre las forestales y las comunidades. Ellos solicitan que al menos las forestales dejen de plantar. Se supone que los cursos de agua no pueden tener plantaciones forestales a menos de veinte metros. Pero hoy están incluso dentro de los cauces de agua. Exigen que cumplan la ley, que cumplan sus propios planes de manejo, y que se establezcan zonas de protección. En esas cien hectáreas se plantaría bosque nativo y se construiría un centro intercultural: el Huimpil Ñielol. El bosque nativo serviría de corredor biológico para que la fauna que vive en el Ñielol pueda llegar hasta Rucamanque, y viceversa. Se trata de volver a proteger el bosque nativo, plantarlo, y que el desierto verde vuelva a tener vida. Para las comunidades mapuches protegiendo el bosque se protege la vida y a las futuras generaciones”.
¿Existen otros problemas medioambientales en la región?
“En Malleco, los parques eólicos. En Villarrica, problemas con las plantas de tratamiento de aguas servidas que van a instalar en Lican Ray. Todavía hay inconvenientes con eso, aunque el tema cobró auge entre 2006 y 2009. Las comunidades discuten la calidad del tratamiento, porque finalmente lo que hacen las empresas es verter agua clorada a los ríos. Hay varios conflictos con forestales, principalmente en Malleco, Cautín y Lican Ray. Diría que en La Araucanía los principales problemas son con las hidroeléctricas y forestales. Y eso se replica en muchas zonas. Por eso, justamente una de las formas de organización en red es para sumar experiencias, atender y paliar algo los problemas. Pero hasta el momento, se podría decir que solo estamos apagando los incendios”.

ARNALDO PEREZ GUERRA
En Temuco

(Publicado en“Punto Final”, edición Nº 888, 10 de noviembre 2017).

revistapuntofinal@movistar.cl
www.puntofinal.la
www.pf-memoriahistorica.org
¡¡Suscríbase a PF!!

 

 

Punto Final
Translation

Google Translate

En esta edición

Democracia gota a gota

Vivir en un campamento

Tortura y muerte de joven comunista

Impacto de la Revolución Rusa en América Latina

La efímera República de Cataluña

En edición impresa

La revolución bolchevique y Nuestra América

Las últimas horas del combate electoral

“Invasión eléctrica” en La Araucanía

Crónica para un final

Liberar a los medios o liberarnos de ellos

El honor militar

Visita