Punto Final, Nº 875 – Desde el 12 hasta el 25 de mayo de 2017.
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Francia

La hora de los banqueros

 

“A partir de hoy comienza el reino de los banqueros”, escribió Carlos Marx en las primeras líneas de su libro La lucha de clases en Francia, refiriéndose a la tutela que en el siglo XIX ejercían los bancos sobre los gobiernos. Ya en esa época mencionaba a los banqueros Pereire, Fould, Rothschild y otros.
Emmanuel Macron, el candidato de la “mundialización feliz”, ex empleado del Banco Rothschild, ha ganado la elección presidencial en Francia derrotando a la candidata de la extrema derecha Marine Le Pen(1). El periodo que ha mediado entre las dos vueltas puso al desnudo lo que representan ambos candidatos.
Ya en la primera vuelta se había podido constatar que una parte del electorado que vota por Macron se sitúa en las regiones que tienen como base un gran centro urbano: París, Lyon, Lille, Marsella, Burdeos (ver PF 874). En cambio, los electores que sufragan por Le Pen provienen fundamentalmente de la ruralidad, del este de Francia, del norte y de la región costera del Mediterráneo. Las dos primeras regiones han resultado ampliamente damnificadas por el desmantelamiento industrial llevado a cabo por gobiernos de derecha o del Partido Socialista durante estos últimos treinta años. Eso ha causado una cesantía masiva y ha dejado en sus electores el sentimiento de haber sido sacrificados en el altar del europeismo mundializado.
Ante el peligro de provocar un nuevo tropezón a la ya tambaleante Unión Europea -los sufragios anti UE del FN de Le Pen, del movimiento Francia Insumisa, Francia de Pie y otros, totalizan más de 17 millones de votos sobre 36 millones válidamente emitidos-, el establishment pasó al ataque. No solo la oligarquía nacional, sino también la extranjera, desde Obama a Merkel y los dirigentes alemanes Schulz, Schäuble, Sigmar Gabriel, Jean Claude Junker de la Comisión Europea, los mismos que le han puesto la soga al cuello a Grecia.

PRESIONANDO A FAVOR DE MACRON
En el plano interno se ha ejercido una presión nunca antes vista de parte de los representantes del pensamiento dominante sobre dirigentes políticos como Jean Luc Mélenchon (2/3 de sus partidarios -Francia Insumisa- decidieron democráticamente abstenerse o votar blanco; Nicolas Dupont Aignan, quien en nombre de su partido Francia de Pie, firmó una alianza electoral con Le Pen; además de Henri Guaino, Marie France Garaud y otros(2). Muchos intelectuales han alzado su voz afirmando el derecho al disenso ante la disyuntiva representada por los dos candidatos y llamaron a votar en blanco o a abstenerse. El filósofo Michel Onfray fustigó a consejeros de Macron: “El belicista Bernard Henri Lévy; Pierre Bergé, uno de los accionistas mayoritarios de Le Monde, partidario del alquiler de úteros ajenos; Jacques Attali, plagiario condenado por la justicia; Daniel Cohn Bendit, pedófilo; todos ellos promotores de una política liberal a ultranza que ha permitido a Le Pen estar presente en esta segunda vuelta y pasar del 1% obtenido por el FN en la presidencial de 1981 a 23% en 2017”.
Emmanuel Todd y Régis Debray -que sufragaron por Mélenchon en la primera vuelta- fueron también el blanco de furibundos ataques. Habían expresado en un tono más mesurado: “Votar por Le Pen es votar por la xenofobia, pero votar por Macron es la aceptación de la servidumbre”, puntualizó Todd. Régis Debray dijo: “Macron ha obtenido sus mejores resultados entre los franceses radicados en Nueva York y en la City de Londres (...) Hay una Francia rica y una Francia pobre (…) Los intereses de clase no están pasados de moda y creo que la división entre la Izquierda y la derecha sigue existiendo (...) Es el retorno de la buena y vieja lucha de clases (...) Entre un capitalismo financiero que cree todo permitido y un ‘socialismo’ que olvidó hasta su abc, se ha abierto una brecha por donde ha pasado una corriente de aire que hace girar las alas del molino de Le Pen desde hace décadas”.(3)

LOS POBRES EN FRANCIA
Los partidarios de Macron han dado lecciones de humanismo, generosidad y progresismo -con la arrogancia que les confiere su confortable posición desde lo alto de sus 5.000 euros mensuales- a los franceses dejados de la mano de la mundialización, que sufren los embates del mundialismo europeista y que representan una mayoría de electores de sectores populares, que prefirieron apoyar a Le Pen o a Mélenchon, votar en blanco o abstenerse en la segunda vuelta.
En esta segunda vuelta el FN alcanzó una cifra histórica: más de 11 millones de votantes y el 35% de los sufragios, mientras que Emmanuel Macron logró el 65%. Recordemos que en la primera vuelta la abstención fue de 20%, y en la segunda ha sido de 25%, sobrepasando los 11 millones, si se suman los votos blancos y nulos en un universo de 47 millones de inscritos. Marine Le Pen, con un discurso xenófobo y remarcando la llamada “preferencia nacional” en lo que respecta a cuestiones relativas al trabajo, la prestación de servicios del Estado (salud, educación, subsidios de cesantía), a la limitación del ingreso de extranjeros al territorio nacional y el reforzamiento de las fuerzas de seguridad en la represión del terrorismo islamista.
La proposición más criticada de Le Pen fue la salida del euro y la creación de una moneda nacional, previa negociación con los otros países europeos, que tiene como perspectiva el “Frexit”, es decir, la salida de Francia de la UE. Por su parte Macron aplicará una verdadera guerra social, según la expresión de Jean Luc Mélenchon: declaró que profundizará la reforma al Código del Trabajo vía decreto sin pasar por la Asamblea Nacional, lo que presagia serios encontrones con los sindicatos (CGT y FO, particularmente) que consideran este procedimiento como un cassus belli, sino también con sus propios y eventuales diputados elegidos en las legislativas de junio próximo.(4)
Las capitales europeas -en primer lugar Berlín- han reaccionado con un suspiro de alivio puesto que la pesadilla de un quiebre profundo de la UE en que se hubiese traducido una victoria de Le Pen, se aleja por algún tiempo, al menos hasta las legislativas de junio. Donald Trump declaró vía Twitter: “Felicitaciones, estoy impaciente en trabajar con usted”. El primer ministro griego Alexis Tsipras expresó que la victoria de Macron es “una fuente de inspiración para Europa”. En Austria, país donde un candidato de extrema derecha casi fue elegido el año pasado, la prensa expresa con cautela: “Que un candidato liberal y europeísta sea elegido no cambia nada al hecho que en la primera vuelta la mitad de los franceses votaron por candidatos que preconizaban la salida de Francia de la UE”.
Si bien es cierto Macron ha obtenido una victoria clara, un análisis más en detalle de los votos demuestra que ha sido electo con el 43% de los sufragios; si se toma en consideración la abstención (25%) y los votos blancos y nulos que sobrepasaron los cuatro millones.
En los círculos allegados al presidente electo no se esconde la voluntad de obtener en las parlamentarias de junio la mayoría absoluta, pero es un objetivo difícil toda vez que la victoria de Macron obedece en gran parte a un rechazo a Le Pen y no a una adhesión a su programa de gobierno. En la noche misma, los dirigentes del partido Los Republicanos (derecha tradicional) -que por boca del derrotado candidato François Fillon había llamado a votar por Macron-, ahora dirigido por François Baroin, ha advertido que todo candidato que establezca acuerdos electorales para las legislativas de junio con En Marcha (el movimiento de Macron) será excluido de sus filas, situándose así en la oposición al futuro gobierno. Los Republicanos tienen 225 parlamentarios y aspiran a conservarlos. El candidato del PSF (6,4%), Benoit Hamon, teme una nueva debacle electoral en las legislativas y ha llamado a la unidad de toda la Izquierda. El PSF, con 295 diputados desde 2012, espera una baja catastrófica de ese número dada la impopularidad del gobierno socialista.

AHORA: ELECCIONES LEGISLATIVAS
Jean Luc Mélenchon afirmó, luego de conocidos los resultados, que su movimiento -Francia Insumisa- tiene vocación mayoritaria: “La elección que acaba de terminar debe mostrar que después de un voto de rechazo y de miedo es hora de tomar una decisión positiva”. Llamó a “todos los que han votado por Francia Insumisa que quieren romper con el pasado (...) las legislativas serán la ocasión para votar por un nuevo proyecto de sociedad”. Su movimiento no dispone de diputados en la Asamblea Nacional y el gran problema son sus relaciones con el PCF, (quince diputados) que es reticente a aceptar la “aplanadora” de candidatos propuestos por Mélenchon. Más aún, este último ha declarado que toda propaganda de sus candidatos utilizada por el PCF en la cual aparezca su imagen, tendrá que ser autorizada por él, so pena de querella.
El Frente Nacional, por boca de Marine Le Pen, se ha presentado desde la noche de su derrota como “la primera fuerza de oposición frente a Macron; tenemos el apoyo de más de diez millones de electores”. El FN, en efecto, ha obtenido su más alto porcentaje desde su fundación en 1972, y prevé transformarse y eventualmente cambiar de nombre, según han declarado algunos de sus dirigentes, mientras Marine Le Pen ha llamado a su refundación. En la actualidad dispone sólo de dos diputados debido al sistema electoral que lo perjudica. En 1986, gracias a la medida proporcional decidida por Mitterrand para dividir a la oposición de derecha, el FN eligió 35 diputados, perdidos luego de la reintroducción del escrutinio mayoritario. El objetivo del FN es ahora elegir cuarenta diputados y posicionarse como la cabeza visible de la oposición “nacional” al liberal Macron.
Francia sale de una elección y entra inmediatamente en otra campaña electoral, la “tercera vuelta”, o sea las elecciones parlamentarias de junio. Si el presidente electo no logra su objetivo, esto es, obtener una mayoría que le permita gobernar a voluntad durante cinco años, Francia se encaminaría a una nueva cohabitación entre el presidente y una mayoría adversa en la Asamblea Nacional. Los comentaristas señalan que la reciente elección ha concitado el interés mundial. Seguramente dicha opinión no está lejos de la que Marx había escrito observando las vicisitudes políticas galas: “Francia, el país donde la lucha de clases siempre ha sido llevada más que en otros países hasta la decisión total”.

PACO PEÑA
En París

Notas
(1) Resultados oficiales: Emmanuel Macron 65% y Marine Le Pen 35% de los sufragios válidamente emitidos.
(2) Nicolas Dupont Aignan, diputado gaullista, en ruptura con la derecha tradicional, entre las dos vueltas llegó a un acuerdo con Le Pen. François Fillon de Los Republicanos, enredado en varios escándalos de malversación que erosionaron sus posibilidades electorales, había llamado a votar por Macron. Henri Guaino, diputado de LR, gaullista, consejero del ex presidente Nicolas Sarkozy llamó a abstenerse. Marie France Garaud, ex consejera del presidente Georges Pompidou y del presidente Jacques Chirac llamó a votar por Le Pen.
(3) Michel Onfray, filósofo, anarquista, fundador de la Universidad Popular de Caen. Emmanuel Todd, ensayista, demógrafo. Régis Debray, filósofo.
(4) Diversos sindicatos de asalariados reagrupados en el Frente Social, más el Frente de Izquierda, Francia Insumisa y otros llamaron el 8 de mayo a la primera manifestación contra la regresión social que prepara Macron.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 875, 12 de mayo 2017).

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