Punto Final, Nº 875 – Desde el 12 hasta el 25 de mayo de 2017.
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Las drogas en Chile

Alcohol y pasta base: asesinos sigilosos

 

DR. Patricio Bustos Streeter, director del Senda.

 

 

Patricio Bustos Streeter, director del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), conversó con Punto Final. El doctor Bustos tiene amplia trayectoria en el sector público. Se desempeñó como director del Servicio Médico Legal entre 2007 y 2016, y anteriormente fue director del Servicio de Salud de Iquique y Seremi de Gobierno y de Salud de la Región de Antofagasta. “Son casi tres meses de intenso trabajo, nos hemos reunido con los ex directores del Conace y Senda, sociedades científicas, grupos pro cannabis, parlamentarios, ministerios de Educación y Salud, Colegio de Profesores, Confusam, etc. No han sido solo visitas protocolares sino de trabajo. También participamos en el inicio del año escolar en Renca e Independencia. Y ya hemos ido a provincias, a Villa Alemana, Valparaíso, Graneros, Castro, Osorno y Puerto Montt, reuniéndonos con la comunidad escolar, de salud, indígenas, mujeres y pobladores, con mucho énfasis en lo social, no solo en lo institucional”, dice el doctor Bustos. Sobre su responsabilidad actual le dijo a PF:
¿Qué ocurre con las drogas en nuestro país?
“En primer lugar, hay que ‘desmarihuanizar’ el tema. El problema más grave es el alcohol, la pasta base y el consumo de heroína, aunque muy esporádico. Lo novedoso son las drogas sintéticas, la más conocida es el éxtasis, pero hay un sinnúmero circulando. Por su masividad y por lo difícil de identificar, cuando se descubren, es complejo imputar delitos si no se identifica la sustancia traficada. En regiones del sur, el problema es el alcohol. Existe, por ejemplo, la costumbre intrafamiliar de dar chicha de manzana a menores para que estén calentitos o fresquitos. Está el ‘tercer tiempo’ de los partidos de fútbol: borrachera masiva con grandes posibilidades de derivar en riñas, accidentes, violencia intrafamiliar, etc. En el norte, la pasta base; y en la Región Metropolitana, la droga sintética, que irrumpió muy fuerte. Para verlo desde las prevalencias, en un curso de enseñanza media de treinta alumnos, diez han consumido marihuana; uno, pasta base; uno, cocaína; quince, alcohol en el último mes; y dieciocho han tenido episodios de borrachera. En adultos las cifras varían un poco. Es importante enfrentarlo como un problema de salud pública, no como una mala conducta y menos asociarlo automáticamente al delito. Hacemos prevención, tratamientos y reinserción social.
Se trata de una cuestión crónica y recurrente, a diferencia de otras que se pueden enfrentar con vacunas o un antibiótico. Aquí no. Son problemas con muchas dimensiones, no solo de sanidad, sino también con una dimensión social, por eso que en el ámbito de la prevención trabajamos mucho sobre lo que llamamos ‘mecanismos por factores protectores’. El hecho de pertenecer a una familia que conversa sobre la droga, con padres que se interesan dónde están sus hijos, que los van a buscar a las fiestas, que les consultan no solo sobre el rendimiento escolar sino sobre su entorno y amistades, lo que no es vigilancia sino acompañamiento, cuando existe lo que llamamos la parentalidad responsable y acompañadora, baja a la mitad el riesgo de que los niños consuman drogas.
Conversábamos con el subsecretario del Interior sobre la necesidad de mecanismos de alarma cuando los jóvenes abandonan la escuela, pues la escolarización también es un mecanismo protector, y eso es extensivo al mundo del trabajo. Tener trabajo es un factor protector frente a la posibilidad de caer en el consumo de sustancias dañinas. Los disruptivos o que promueven el consumo, obviamente son todos aquellos factores de disgregación social.
Senda acompaña decididamente todo el proceso de golpear al narcotráfico, creemos que hay que disminuir la oferta de quienes promueven, incentivan o difunden sustancias dañinas para la salud. Somos absolutamente favorables a que se castigue a los narcotraficantes doblemente si promueven, incentivan o entregan drogas a niños, niñas o adolescentes. Medidas cada vez más duras permitirán que se golpee el narcotráfico donde se debe. Quienes están formándose neurológicamente no tienen madurez para decidir respecto a asuntos vitales; están en una etapa de transición, por eso se debe castigar a quienes les proporcionen alcohol y drogas. En eso coincidimos con todos quienes se han reunido con nosotros”.

POLITICAS ANTIDROGAS
¿Se discute modificar la ley de drogas?
“Somos partidarios de ver el tema en su conjunto”, agrega el Dr. Bustos. “Definitivamente, no hay una trayectoria lineal en el uso de cannabis o cannabis medicinal y el uso de cocaína, pasta base, heroína o el sida. No se ha demostrado. Nuestra propuesta es que se sancione drásticamente a quienes incentiven o promuevan las drogas en niños, niñas y adolescentes, y respecto a los casos de consumo, no confundir a narcotraficantes con consumidores. El Estado debe intervenir, lo dijo la directora de la OMS: ‘Todos conocemos un niño o un joven que consume sustancias, drogas o alcohol, y hay que tenderles la mano, llevarlos al consultorio y no a la cárcel’. Esa es la actitud de Senda. Para el consumo, de acuerdo a la ley 20.000, la propuesta del gobierno es regular, no es liberalizar o promover, no es plantar marihuana, en ningún caso difundir, porque sabemos que es dañino para la salud. Regular el consumo de manera que se impida el acceso a niños y adolescentes, que no sea un asunto entre traficantes y consumidores. Regular el porte y la tenencia en forma restrictiva y responsable”.
Pero la legislación no prohíbe el consumo ni el cultivo de marihuana…
“No es delito, según sentó jurisprudencia la Corte Suprema. Y obviamente, somos respetuosos de la ley”.
Sucede que las policías parecieran perseguir más a consumidores que a narcotraficantes…
“Debemos hacer, como gobierno, que la PDI y Carabineros -que cumplen una notable acción junto a la Subsecretaría de Prevención del Delito-, persigan, sancionen y ojalá prevengan e impidan el narcotráfico. El trabajo de Senda es prevenir el consumo de sustancias dañinas para la salud, alcohol y drogas, y si la prevención no tiene resultados -porque no somos responsables del consumo, es un tema social, sanitario, cultural y de muchos otros factores- si a pesar de eso no logramos impedir el consumo, tenemos que proponer tratamientos y reinserción social, que la gente tenga la posibilidad de reorganizar su vida. La asociación delito-droga puede ocurrir en muchos casos de comisión de delitos, pero definitivamente no se da en la gran mayoría, eso es necesario diferenciarlo.
Hay un aspecto de nuestro trabajo que no es conocido y no se ha difundido: hemos elaborado materiales para niños desde los tres años hasta la enseñanza media, para el mundo laboral, etc. Si a pesar de nuestros esfuerzos sigue el consumo, la gente va a tratamientos. Hemos identificado la distribución de personas por sustancia principal de consumo al ingresar a tratamiento en 2015. El principal ingreso fue por pasta base, con un 40,9%; luego alcohol, con un 37,1%; cocaína, con un 15,5%; y marihuana, con un 4,8%... El tabaco es un buen ejemplo. ¿Qué se hizo? Se restringió consumo y propaganda. Subieron los precios y se limitaron los lugares para fumar. Hoy es un niño u otro familiar quien le dice al fumador que vaya al patio o al balcón. Hay también propaganda preventiva. Son los niños quienes les llevan a sus padres dibujos con los pulmones llenos de alquitrán. El tabaco es una droga legal, como también el alcohol. Y la curva de tabaquismo en Chile está bajando, hace algunos años iba en ascenso. Esta es una política global exitosa”.
Muchos jóvenes no consumen tabaco.
“Así es. Algunos dicen que automáticamente se han convertido en consumidores de marihuana, pero eso no tiene prueba estadística. En tratamiento, lo más grave es alcohol y pasta base. Pero el tema no es solo estadístico. El consumo llega a ser disruptivo -por usar una palabra de Solange Huerta, directora del Sename-, en la vida de las personas. Por ejemplo, el alcohol está en todas partes. Vivo en un barrio de La Florida y a tres cuadras de mi casa, hay jóvenes en las plazas alcoholizados. El alcohol es una droga teóricamente blanda y legal. Niños que reciben chicha en sus casas, otros que piden a adultos que les compren alcohol, o peor aún, dueños de botillerías que les venden. En el acceso a las sustancias hay adultos atrás: narcotraficantes, microtraficantes, pero también aquellos que venden drogas legales como alcohol, que es un gran problema de salud pública”.

RECETAS CHILENAS
La marihuana es considerada droga dura, ¿debiese cambiar su estatus?
“Hay un paso interesante, la aceptación, como la que acaba de aprobarse en Argentina, y la cannabis para uso medicinal. Eso abre espacios porque en otras sustancias definitivamente no se encuentra ningún uso medicinal. Es un avance desde el punto de vista del concepto. Nosotros apoyaremos toda medida que proponga el gobierno respecto a la marihuana y otras modificaciones a la ley 20.000. En Chile se hacen estudios y se está usando marihuana con fines medicinales, autorizados por el ISP, en un protocolo extremadamente riguroso. Desde 2012, en que tenemos ‘Cero Alcohol’ y luego la Ley Emilia, las alcoholemias en controles de Carabineros arrojan que a quienes se descubría manejando bajo efectos del alcohol o embriaguez eran el 22%, y en 2016, la cifra es de solo 3%. Es un logro en salud pública. Conducir bajo los efectos del alcohol disminuye la visión, la reactividad, y la capacidad global de reaccionar frente a eventos imprevistos. Estamos tomando medidas efectivas con fundamento científico. Tenemos que buscar ‘recetas’, medidas o leyes para Chile, basados en la realidad de nuestro país.
Podemos tomar como referencia otras experiencias internacionales, pero nuestra receta debe ser para la cultura chilena, sus costumbres y con la gran variabilidad que tenemos respecto a lo que llamamos ‘patrones de consumo’, es decir, el cómo se llega a consumir ciertas sustancias y cómo se logra salir de eso, qué mecanismos protectores tenemos. El alcohol es una ‘droga social’, se puede consumir para celebrar, acompañar, por la alegría del triunfo y la pena de la derrota, mientras que lo que lleva a otros consumos tiene otros factores, como familia sin apoyo parental, la escolarización: el abandono escolar es un campanazo de alarma, falta de trabajo: las personas deben ser llevadas a rehabilitación y reinsertados socialmente”.

TRABAJO CONJUNTO CON LA SOCIEDAD
¿Lo que hace Conace y Senda: rehabilitación, tratamientos y prevención, ha significado bajar el consumo?
“No. Ha significado para quienes consumen que hay una alternativa para salir de la droga, y que tengamos estrategias utilizables desde la temprana edad para evitar el consumo. Navegamos contra la corriente cuando, por ejemplo, hay propaganda de alcohol a toda hora y en cualquier lugar, cuando no hay restricciones, y sí las hay en otros países. Como Senda hacemos un llamado de atención de que es un problema que no puede estar solo a cargo de una institución que cuenta con una dotación de 600 funcionarios, sino que debe ser preocupación de la sociedad. Por eso, compartimos responsabilidad con otros ministerios. Tenemos que lograr algo que la ministra Delpiano nos dijo: incorporar en el currículum de profesores y de educación cívica el tema del consumo de sustancias dañinas, incluido el alcohol. Lograr que en la atención primaria de Salud, se realicen no solamente los test de detección precoz sino también tratamientos de consejería, para que las personas no lleguen a ser consumidores crónicos”.
¿Cuál es el sector más preocupante?
“Los jóvenes, porque antes de los 21 años hay daño neurológico permanente. El desarrollo neurológico se afecta por el consumo de alcohol y drogas. Por eso somos tajantes y drásticos respecto al castigo, incluso proponiendo el aumento de penas de cárcel. Los niños y jóvenes son más vulnerables neurofisiológicamente: el daño en ellos es peor. Existe el policonsumo: quienes pasan de una sustancia a otra, o continúan con más de una. Son problemas en los cuales hay que tener conocimiento técnico, pero además un enfoque social. Reconocer que nunca una institución por sí sola podrá golpear al narcotráfico, prevenir el consumo, hacer tratamientos, y lograr la rehabilitación y reinserción social. Es un abanico de ámbitos en los cuales Senda entrega elementos técnicos, de promoción de la salud e informativos, para ser compartidos con instituciones con quienes tenemos un trabajo previo. Este rompecabezas requiere de políticas de Estado que deben construirse en conjunto, tampoco es materia de un solo gobierno. Estamos trabajando en conjunto con el Poder Judicial y las Fiscalías, que están conscientes que este asunto no es solo de jueces, fiscales o policías, sino que tiene un ámbito de salud. Senda complementa ambas acciones trabajando con Gendarmería, Sename, las policías y el Poder Judicial, para lograr objetivos comunes”

ARNALDO PEREZ GUERRA

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 875, 12 de mayo 2017).

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