Punto Final, Nº761 – Desde el 06 al 19 de julio de 2012.
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Rafael Maroto Pérez, cura obrero y dirigente del MIR, fue un fulgor de fe y esperanza en la lucha revolucionaria. El 10 de julio se cumplen 19 años de su muerte. Como se escribió en PF 295: “Rafael vivió su tiempo como lo hizo Jesús; en abierto compromiso con los rebeldes que tienen hambre y sed de justicia”.

Nacido el 10 de enero de 1913 en el seno de una familia tradicional, se sintió llamado al servicio religioso y en el seminario fue compañero de algunos que alcanzarían altas dignidades en la Iglesia, entre otros Juan Francisco Fresno, que como cardenal-arzobispo lo suspendió de sus funciones sacerdotales en 1984. La acusación era grave: Maroto aparecía en el MDP, la coalición opositora a la dictadura, como vocero público del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que en la clandestinidad había tomado las armas contra la tiranía. “Francisco -dijo Maroto al cardenal-, tú tienes que cumplir en conciencia con tu deber y yo con el mío”. Unos días después, fue detenido y relegado a Tongoy. Esa fue una de las numerosas oportunidades en que Maroto -que había sido párroco en la Población La Legua, vicario episcopal de la Zona Centro de la Arquidiócesis de Santiago y obrero en la construcción del Metro-, estuvo preso y relegado.

En el comité central del MIR, el cura Maroto era Absalón, el hijo rebelde de David. Fue el primero de los religiosos -y religiosas- que abrazó la militancia en ese movimiento. Al MIR pertenecieron numerosos sacerdotes y monjas que compartieron su fe con la Teología de la Liberación y con el marxismo, haciendo complementario lo que parecía antagónico.

En 1988 Rafael Maroto asumió sin vacilaciones la presidencia del último congreso del MIR. La organización ya estaba minada por el cáncer de la división, que llevaría a su desintegración. Más adelante Maroto participaría en varios -pero inútiles- esfuerzos por reconstruir el MIR. Tuvo, asimismo, un rol activo en iniciativas que partieron de “Punto Final”, como los foros -que generaron el Comité por la Unidad de la Izquierda, que presidió el ex ministro Pedro Vuskovic-; en el Movimiento de Izquierda Democrático Allendista (MIDA) y más tarde, en la fundación del partido Fuerza Amplia de Izquierda (FAI) que Maroto presidió.

Con la salud ya muy debilitada, vivió sus últimos días con la familia de Osvaldo Castro Cid, un ex compañero en las obras del Metro. En su agonía recibió la extremaunción del vicario de la Pastoral Obrera, su amigo Alfonso Baeza Donoso. Murió a la una de la madrugada del sábado 10 de julio de 1993, a la edad de 80 años y seis meses. A sus funerales asistieron miles de trabajadores y jóvenes que veían en Rafael Maroto un ejemplo de abnegación y valor al servicio de Dios y de la revolución.

 

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 761, 6 de julio, 2012)

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