Edición 721 desde 29 de octubre al 11 de noviembre de 2010
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Sólo una noche más

JOvenes perdidos en la gran urbe, en “Sólo una noche más”.

Las inquietudes y las preocupaciones expuestas en el Manifiesto de los Jóvenes Iracundos ingleses es la referencia principal de Sólo una noche más, el montaje de Javier Ibarra (Clara, Dolores). Reflexiona este director joven: “Con el estreno de Recordando con ira, de John Osborne, año 1956, en Londres, cambió el curso del teatro que se hacía en Inglaterra, y se comenzó a hacer un teatro mucho más contingente y presente respecto de los pro y contra de una sociedad cada vez más restringida e injusta”. Así, para este montaje, además de inspirarse en la visión de los jóvenes de la mitad del siglo XX, Ibarra tomó en cuenta algunas noticias de la actualidad chilena.
De autoría colectiva, Sólo una noche más narra la historia de tres jóvenes -un matrimonio y un amigo en la condición de allegado- que viven en un pequeño departamento en el centro de Santiago, convivencia que se vuelve violenta día a día. Los ataques verbales de él contra su mujer, la sociedad y el mundo, la frialdad de ella y la actitud amistosa y conciliadora del amigo revelan el desconcierto, la soledad y el desaliento que reina entre ellos.
En la obra se valora la naturalidad escénica…
 “Uno de mis grandes objetivos en este montaje fue trabajar para que esta obra realista fuera ‘sencilla’ en su estructura y no se notara la complejidad sicológica que también tiene la propuesta. El terror -estilo teatral que me apasiona y que es parte de mi agenda creativa- tiene otro tipo de complejidad. Para hacer terror hay que trabajar al interior de un universo estético, sensorial y de puesta en escena muy especial y de poca referencia metodológica.
Todos los jóvenes directores al comienzo creamos a partir de ‘buenas ideas’, dejando de lado lo fundamental en el teatro: el trabajo con el actor. Para mi próximo estreno, La sonata de los espectros, de August Strindberg, combinaré la experiencia de este montaje con la complejidad de una puesta en escena de terror. Hacer realismo hoy es como re-escuchar un buen disco de música que lo dejaste por un tiempo... Los buenos estilos nunca mueren”.
¿Santiago, como gran urbe, asusta, espanta, agrada?
 “A mí me encanta la naturaleza. Creo que eso me hace observar la ciudad como un lugar poco atractivo para habitar. Es paradójico, porque mi vida sucede en la ciudad. Sin embargo, me considero un romántico y la ciudad es lo menos romántico que hay... Por eso me gusta el terror. Creo que, por contraste, en esta obra utilizo particularmente esta ciudad. Vivimos en un Santiago lleno de complicaciones, una ciudad muchas veces sucia y con ningún sentido de verdadera convivencia con el otro. Por eso en la obra están las molestas micros, el abúlico domingo y el eterno trabajo ‘bien mal pagado’, como lo dice el texto. Detesto que en Chile te hagan esperar para todo, que las cosas se hagan mal o a medias, que exista la ley del menor esfuerzo y que la gente no sea atenta con los demás. El teatro me sirve para mostrar cómo veo esta ciudad. Y si tengo que hablar de ella, digo lo que pienso”.
¿Cuál es su percepción de la juventud actual? ¿Hay desconcierto, soledad, amargura de unos, frialdad de otros?
 “Como joven, veo mi propia juventud como la de mis pares, un tanto alejados entre nosotros mismos. Desearía que fuésemos más humildes en lo que hacemos. No es fácil hacer teatro, y hoy más que nunca necesitamos el apoyo de nosotros mismos, de quienes deseamos y valoramos lo que hacemos. El teatro -y todo oficio- no es más que amor y trabajo. No soy bueno para la socialité, pero cuando me relaciono debo ser absolutamente respetuoso.
No sé qué caracteriza a nuestra juventud, y creo que no es bueno encasillar una generación bajo un nombre. Sin ir más lejos, los ‘jóvenes iracundos’ odiaban que los llamaran de esa manera. Sí creo que debemos ser más respetuosos entre nosotros”.
¿De verdad cree que el amor salva todo, como propone la obra?
”No me cabe la menor duda. Lo difícil es decidir amar. El amor es el más bello sacrificio que uno puede hacer”

LEOPOLDO PULGAR IBARRA
 

Quiénes y dónde

Dramaturgia: Autoría colectiva. Dirección: Javier Ibarra. Elenco: Javiera Osorio (Paula), Gastón Salgado (Cristián), Carlos Aedo (Roly), María Jesús
Acevedo (Angeles). Diseño integral: Los Contadores Auditores.
-PROCESO. El director reconoce como referentes algunas experiencias externas, la lectura de textos interesantes para el montaje y la reflexión permanente.
-FUNCIONES. Sala Sidarte. Ernesto Pinto Lagarrigue 131. F: 777 1036. Lu., ma. y mi., 20.30. $ 3.000.

 

Punto Final
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