Edición 721 desde 29 de octubre al 11 de noviembre de 2010
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Farmacias Ahumada
La huelga silenciada

Autor: ARNALDO PEREZ GUERRA

Desde el 5 de octubre, los 800 trabajadores afiliados al Sindicato Nº 1 de Farmacias Ahumada (Fasa) se encuentran en huelga legal en medio de sepulcral silencio de los medios de comunicación, que difunden la millonaria publicidad de ese consorcio. A poco de iniciarse el movimiento, la cadena pasó a poder del holding mexicano Grupo Casa Saba (GCS). El nuevo dueño de Fasa es Manuel Saba Ades, magnate mexicano con inversiones también en las industrias textil, turística y en medios de comunicación. Saba, junto con su competidora -Nacional de Drogas-, controlan el setenta por ciento del mercado farmacéutico mexicano.
Farmacias Ahumada -la cadena farmacéutica más grande de Latinoamérica-, obtiene millonarias utilidades cada año. Tiene 1.255 locales en Chile, Perú y México. Sin embargo, desde hace casi una década sus trabajadores en Chile no han recibido gratificaciones y muchos tienen un sueldo base de 32 mil pesos. El reajuste que propuso la empresa es de 11 pesos y los salarios de estos trabajadores se redondean con las comisiones por ventas. Pero aun así, muchos están por debajo del salario mínimo legal.
“La empresa no ha querido dialogar”, dice Imarú Martínez Calderón, presidenta del Sindicato Nº 1 y con más de diez años en la empresa. Los huelguistas se han reunido con diputados, autoridades del Trabajo, con el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, y entregaron una carta al embajador de México, Mario Leal. Este se comprometió a hacerla llegar al gobierno y Congreso de ese país. En Valparaíso, los dirigentes sindicales fueron recibidos por la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados. Se debatió porqué Fasa incumple la ley 20.281 que obliga a las empresas a igualar los sueldos base con el sueldo mínimo. Según los trabajadores, el promedio de sus sueldos no supera los 280 mil pesos, y esto gracias a las comisiones, lo cual explica que se empeñen en vender a los clientes los fármacos más caros y no los genéricos.
“En total más de 3.500 personas trabajamos en Fasa, porque bajo el mismo nombre hay varias ramas: Servicio al Cliente, Administradora de Beneficios Farmacéuticos (ABF), Cobranzas y otros”, dice Imarú Martínez. “Estamos en huelga porque la empresa no ha querido negociar. Nuestras peticiones son simples. Por ejemplo, una gratificación garantizada. Fasa tiene utilidades millonarias. En 2009 declaró nueve mil millones de pesos… Y para el primer semestre de este año confiesa otros siete mil millones de pesos. También pedimos que el sueldo base sea el mínimo legal: 172 mil pesos. Hoy el promedio es de apenas 32 mil pesos”, dice Imarú Martínez. Pero el dirigente Juan Olivares, de Arica, añade que en esa ciudad el sueldo base es de 23 mil pesos.

Negocio a todo vapor

El cambio de propietarios de Fasa se dio a conocer a mediados de septiembre. Entonces se informó que el grupo Falabella -de las familias Solari, Cúneo y Del Río- había aceptado la oferta del grupo mexicano Casa Saba para comprar en 99,5 millones de dólares su participación en Farmacias Ahumada. Días antes, la familia Codner -controladora de la cadena-, había decidido vender. José Codner Chijner recibió -junto con su familia- 252 millones de dólares por sus acciones. Codner poseía el 21,6 por ciento del capital. Las ventas de Fasa superan los 1.700 millones de dólares anuales. En 2008, adquirió Farmalíder a la cadena de retail D&S. Fasa controla más del 32 por ciento del mercado nacional, el resto está dominado por las cadenas Cruz Verde y SalcoBrand. Un pequeño siete por ciento lo explotan farmacias independientes.
Sebastián Piñera fue accionista de Fasa hasta abril de 2009 (poseía alrededor del 2 por ciento de las acciones, que valían 2,4 millones de dólares). Se deshizo de su paquete accionario al estallar la denuncia de la Fiscalía Nacional Económica por la colusión de las tres cadenas farmacéuticas que operan en Chile para elevar los precios de 222 medicamentos. Fasa tuvo que pagar una multa de un millón de dólares.
“Nos pagan sueldos base miserables, algunos llevamos doce o quince años y ganamos menos del sueldo mínimo legal”, dicen las vendedoras del local de Fasa en calle Estado con Alameda. “Yo no puedo acceder a una casa propia por la exigua liquidación de mi sueldo”, señala una. “A mis hijos no los puedo matricular en un buen liceo porque me exigen un ingreso mayor al de mi liquidación”, agrega otra. En otro local de Santiago, en Avda. Irarrázaval, las trabajadoras denuncian: “Para ganar lo mínimo hay que vender y vender, encajándole cualquier producto al cliente. Esta es una de las peores empresas farmacéuticas porque obliga a vender medicamentos carísimos. Además, Fasa maltrata a sus trabajadores con sueldos míseros y jornadas laborales de explotación”. El año pasado, la Dirección del Trabajo dio a conocer que Fasa -que tiene 350 locales en Chile- ha sido multada en numerosas ocasiones por (...)

 

(Este artículo se publicó completo en “Punto Final”, edición Nº 721, 29 de octubre, 2010)
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