Edición 702 - Desde el 8 al 21 de enero de 2010
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18 años prisionero en la base naval del Callao

Víctor Polay en
una celda-tumba

LA plazoleta Víctor Polay en San Bernardo. A la inauguración asistieron las señoras Otilia Campos, madre del prisionero, y Martha Luza, abogada de Víctor Polay.

Tiene el récord de ser el preso político con más años de cárcel en América Latina. Víctor Polay Campos, fundador y líder del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) de Perú, lleva más de 18 años en una prisión militar en condiciones infrahumanas, sólo comparables a la cárcel estadounidense de Guantánamo. Se trata de un presidio creado especialmente por el dictador Alberto Fujimori para enterrar en vida a los jefes de los movimientos subversivos de los años 80 y 90, ubicado en la base naval del Callao. Aunque Fujimori cumple una condena de 25 años de cárcel por crímenes de Estado y violaciones de los derechos humanos, la legislación antiterrorista que dejó no sólo sigue vigente, sino que incluso se ha endurecido en el gobierno de Alan García.
El ex dirigente del MRTA, actualmente de 58 años, viene de una familia de larga tradición en la política. Su padre, Víctor Polay Risco, fue uno de los fundadores del Partido Aprista Peruano y su madre, Otilia Campos Bárcena, sigue integrando sus filas, “pero del Apra original, aquel que luchaba por la verdadera justicia social”, precisa esta valerosa mujer de 80 años que encabeza la Campaña Internacional por la Vida y la Libertad de su hijo. Fue en esta doble calidad, y en el marco de la conmemoración de un nuevo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que Otilia Campos estuvo en Chile invitada por el Centro de Estudios Andinos Pucará, para inaugurar una plazoleta con el nombre de Víctor Polay en la comuna de San Bernardo (calle Urmeneta esquina Balmaceda). Este acto solidario y emotivo se realizó el 5 de diciembre con la participación de tres concejales de la comuna y representantes de la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos. Junto a la señora Otilia Campos estuvo como invitada especial Martha Luza Zamalloa, abogada de derechos humanos que tiene a su cargo la defensa de Víctor Polay. Es también secretaria general del movimiento Patria Libre, que reúne a ex miembros del MRTA, y que se encuentra en proceso de legalización como partido político para participar en la lucha democrática.
La inauguración de la plaza en San Bernardo se convirtió en un homenaje para todos los presos políticos y luchadores sociales latinoamericanos. Fue un acto emotivo y solidario donde se leyó un saludo del ex dirigente del MRTA, junto con un mensaje de una presa política peruana que describe las condiciones carcelarias en que se encuentran quienes son calificados de “terroristas” por el Estado.

Condiciones inhumanas

Por su parte, en entrevista con PF, Otilia Campos se refirió a la situación inhumana en que permanece encarcelado su hijo en la base naval del Callao, junto a otros tres presos políticos, entre ellos Abimael Guzmán, ex dirigente de Sendero Luminoso. Todos están aislados en celdas-tumba de 2 metros de largo, 1,80 de ancho y 3 metros de altura. Viven con iluminación artificial, ya que la única entrada de luz natural y de aire proviene de un tragaluz de apenas 15 centímetros, ubicado en el techo de la celda. Los presos tienen que dormir sobre colchones de espuma que absorben la humedad del clima costero y se traspasa a sus cuerpos.
Al comienzo, Víctor Polay estuvo dos años incomunicado, con media hora de salida a un patio y una hora de visita al mes, la que se realizaba en presencia de un oficial de la marina. “Esa fue la venganza de Fujimori -dice su madre-, porque él se negó a colaborar. Querían que acusara a Alan García y a Javier Pérez de Cuéllar, pero Víctor se mantuvo inconmovible. La primera vez que pude verlo tenía 20 kilos menos de peso y estaba casi ciego. Por algo los propios custodios de esta cárcel la llaman ‘Némesis’, nombre de la diosa griega de la venganza”.
A Víctor Polay lo condenó a prisión perpetua un tribunal de jueces “sin rostro” que no respetó ninguno de sus derechos. Tanto la OEA como Naciones Unidas intervinieron para que se realizara un segundo juicio, el cual se efectuó luego del derrumbe de la dictadura de Fujimori. Así, en 2006 fue sentenciado a 32 años de prisión, pero en 2008 la Corte Suprema elevó la condena a 35 años. “A su edad, equivale a prisión perpetua”, señala la señora Otilia. La Corte Suprema no consideró que durante una década Polay fue vejado y sometido a condiciones infrahumanas, como lo señalan informes de la Cruz Roja Internacional. “En Uruguay, a los ex tupamaros con años en prisión les terminaron conmutando las penas y quedaron libres, porque se les reconoció el sufrimiento físico y sicológico que habían experimentado en las cárceles, pero el gobierno peruano está muy cerrado a acoger una salida de ese tipo”, agrega la madre de Víctor. A la vez, lamenta que hasta ahora tampoco se haya logrado liberar a Jaime Castillo Petruzzi, el único chileno que sigue encarcelado en Perú, con una pena que dura hasta 2016.

 “Amigo” de Alan García

Aunque Víctor Polay sigue hasta hoy en la misma celda, con los años hubo algunas mejoras mínimas. Ahora puede recibir visitas de tres horas dos veces a la semana, pero solamente de familiares directos y siempre a través de un vidrio. Quienes lo visitan regularmente son una hermana y su madre, pues su esposa y sus tres hijos, de 24, 23 y 19 años, viven en Francia como refugiados y sólo han podido visitarlo con ayuda de la Cruz Roja, para costear los pasajes. También tiene una hora diaria de salida a un patio de 40 metros cuadrados donde, año tras año, se siguen encontrando los mismos cuatro presos políticos. Puede recibir libros, siempre que no sean políticos. La familia le provee de alimentos, que le han permitido resistir el cautiverio y las enormes privaciones de la prisión-tumba.
Pero el gobierno de Alan García ha significado un retroceso. Mediante una nueva ley, privó a los presos políticos -calificados de “terroristas” por el gobierno peruano- de un beneficio reconocido constitucionalmente. Consistía en rebajar uno de cada siete años de condena por un año de trabajo y buen comportamiento carcelario. “La nueva ley es inconstitucional, porque contraviene lo que señala la Constitución y también porque ninguna ley puede ser aplicada en forma retroactiva, como se está haciendo”, señala la abogada Martha Luza. Además, va en contra de todos los tratados internacionales firmados por el gobierno peruano respecto de los derechos humanos fundamentales. El presidente Alan García y su partido se han negado, asimismo, a hacer cumplir una resolución que dispuso el traslado de Polay a una prisión civil. Y hace oídos sordos a la campaña por su vida y libertad, con respaldo creciente en América Latina y otros países del mundo. Así, reniega una vez más de su pasado “progresista” y de la amistad que lo unió a Víctor Polay cuando ambos eran jóvenes militantes apristas y compartieron, además de ideales, una temporada de estudios en París.
Con todo, el ánimo del ex dirigente del MRTA sigue firme, convencido de que el pueblo a pesar de todas las campañas de satanización contra nosotros tiene respeto y cariño especial por los que combatieron consecuentemente y no se sometieron a la dictadura”, según declaraciones publicadas en octubre de este año en Il Manifiesto, de Italia, y en PF Nº 695. En esa entrevista, Polay afirma que “los que fuimos capaces de entregar nuestras vidas por un ideal de justicia, en las nuevas condiciones que vive el país podemos contribuir sin armas a la construcción de una sociedad solidaria y menos injusta. No basta la democracia formal y representativa, si no está acompañada de una democracia económica, social y participativa”.
Por su parte, Martha Luza explica que el movimiento Patria Libre se propone participar en todos los espacios ciudadanos, incluyendo las próximas elecciones presidenciales de 2011, para trabajar por la democratización del país y por cambios estructurales que apunten a la refundación de Perú.

PATRICIA BRAVO

(Publicado en Punto Final, edición Nº 702, 8 de enero, 2010. Suscríbase a PF)
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