Edición 696 - Desde el 16 al 29 de octubre de 2009
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JOSE Mujica Cordano (74 años, senador, ex ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, ex dirigente del MLN Tupamaros) es el candidato presidencial del Frente Amplio del Uruguay. En la foto: con la presidenta Michelle Bachelet en reciente visita a Chile.

A casi una semana de las elecciones uruguayas, el candidato presidencial del gobernante Frente Amplio (FA), José Mujica, encabeza todas las encuestas sobre intenciones de voto, pero sin margen suficiente para derrotar en primera vuelta a su rival del conservador Partido Blanco o Nacional (PN), Luis Alberto Lacalle. Los sondeos atribuyen a Mujica un respaldo electoral promedio del 45 por ciento, unos 12 puntos por encima de Lacalle, quien ya rigió los destinos del país entre 1990 y 1995 y funda sus esperanzas en que el ex guerrillero tupamaro no alcance en la primera vuelta la mitad más uno de los votos. En esas condiciones, sería necesaria una segunda vuelta a fines de noviembre. Para esa ocasión, el ex gobernante confía en que los simpatizantes del otro gran partido político uruguayo, el Colorado (PC), le concedan su favor.
La apuesta de Lacalle no carece de fundamento, pues ya en las elecciones de 1994 y 1999 blancos y colorados se aliaron para frustrar, con el llamado “voto rosado”, el triunfo del entonces candidato de la coalición de Izquierda, Tabaré Vázquez, quien sólo pudo ceñirse la banda presidencial tras ganar con un apretado margen del 50,4 por ciento las elecciones de 2004.
Si se cree en las encuestas, las elecciones de este año serán tan reñidas como aquéllas, y lo más probable es que el FA alcance en primera vuelta una mayoría abrumadora de votos -lo que le garantizaría mayoría parlamentaria-, pero sin la ventaja suficiente como para ungir a Mujica como presidente. En ese hipotético escenario, se da por segura la alianza PN-PC: los principales líderes colorados ya han adelantado algo en ese sentido al identificar como enemigo común a la gobernante coalición de Izquierda.
Para complicar los pronósticos sobre el desenlace de los comicios, la masa de electores indecisos es del ocho al diez por ciento, una cota inédita en Uruguay a tan poco tiempo de la cita ante las urnas. Calificado de “atípico” por los politólogos locales, el fenómeno tiene mucho que ver con algunos deslices públicos de los candidatos.

“Pepe Coloquios”

José Mujica, por ejemplo, criticó duramente en un libro de entrevistas de reciente aparición (Pepe Coloquios) a grupos que integran el Frente Amplio, y también expresó severos juicios sobre la gobernabilidad en Argentina. Después, en su blog oficial, el líder del Movimiento de Participación Popular intentó aquietar las aguas, ofreció disculpas por algunas de sus expresiones, negó otras y admitió estar haciendo “dos cursos acelerados”, uno “para aprender a callarme la boca”, y el otro “para aprender a no ser tan nabo” (tonto).
Según el senador, fue engañado por el autor de Pepe Coloquios, pues lo convenido era “escribir un libro sobre Pepe Mujica, no un libro con las conversaciones que mantuviéramos”. Mujica explicó que en catorce sesiones de grabaciones, al final “uno habla con el tipo como si hablara con su hermano de todo lo que se te pasa por la cabeza, con absoluta ligereza” y se permite “ser frívolo y hacer comentarios sarcásticos”. Pero también reconoció que como candidato presidencial, tiene “responsabilidades políticas mayores”, y por tanto debe emitir “juicios más meditados. Mis adversarios se hicieron una fiesta. ¡Que la disfruten! Pero vayan sabiendo que es la última vez que ocurre”, advirtió. Pero el mal estaba hecho y las siguientes encuestas revelaron que el FA había perdido de dos a tres puntos en la apreciación del electorado, y que la masa de indecisos había aumentado considerablemente.
A Lacalle no le ha ido mejor, pues varias de sus expresiones le han costado de tres a cuatro puntos en intenciones de voto. La que quizás pese más en el ánimo de la ciudadanía fue aquella donde prometió que si ganaba las elecciones, entraría “con una motosierra” a recortar el gasto social en que ha incurrido el gobierno de Vázquez, excesivo en su opinión. Otra “promesa” que no ha sido bien recibida fue cuando Lacalle dijo que una vez ungido presidente, ordenaría poner en los barrios más carenciados “instalaciones sanitarias” para que los pobres reciban gratis un baño y un corte de pelo. Tampoco cayó bien su llamado a los inversionistas extranjeros a no arriesgar sus capitales en Uruguay, mientras no se supieran los resultados de las elecciones. Un consejo considerado antipatriótico por el común de los ciudadanos en tanto el país necesita inversiones, sea cual fuere el gobierno.
No han sido esos los únicos deslices de Mujica y Lacalle; pero lo peor ha sido que en algunos momentos de la campaña uno y otro se han concentrado más en descalificarse mutuamente que en difundir sus programas.
Evidentemente desencantado, el electorado les ha retirado apoyo y se debate en la duda de por quién votar, o ya decidió anular su boleta o depositarla en blanco.
Visto que son los indecisos quienes decidirán, los dos candidatos -y también el del Partido Colorado, Pedro Bordaberry- vienen dirigiendo sus mensajes hacia esa masa de votantes: ellos son los que inclinarán la balanza hacia la Izquierda o la derecha.
A contrapelo de las encuestas, dirigentes del FA han expresado su confianza en ganar en las elecciones en primera vuelta. El gran punto a favor del Frente es la “herencia” que deja el gobierno de Tabaré Vázquez, en términos de buena gestión económica y social, algo que destruyó el mito -cultivado hasta la saciedad por los partidos tradicionales- de la incapacidad de la Izquierda para gobernar. Los menos optimistas entre los simpatizantes del Frente también confían en el triunfo, pero en segunda vuelta, basándose en que por lo menos la mitad de los indecisos votará por Mujica en el balotaje.

Dos plebiscitos

Junto con las elecciones del 25 de octubre los uruguayos serán convocados a dos plebiscitos, uno sobre la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, y otro sobre el voto epistolar.
El primero decidirá la suerte de una normativa que impide juzgar a ex militares y policías acusados de violar los derechos humanos en tiempos de la dictadura (1973-1985). Las posibilidades de que gane el Sí son apretadas, según las encuestas, pero las organizaciones políticas, sociales y de defensa de los derechos humanos que integran la Coordinadora Nacional por la Anulación de la Ley de Caducidad confían en ganarse el apoyo de una también importante masa de indecisos.
Mejores opciones parece tener la propuesta de habilitar el voto epistolar a partir de las elecciones de 2014, pues todos los sondeos revelan una mayoritaria intención de votos en ese sentido.
Los partidos Nacional y Colorado son contrarios a la anulación de la Ley de Caducidad, aprobada en 1986 por sus parlamentarios con el voto en contra de los legisladores del entonces opositor Frente Amplio. También se han mostrado reacios al voto epistolar, en la creencia de que los uruguayos residentes en el extranjero son en su mayoría simpatizantes del FA.
Ese factor, probablemente sea el que decida estas elecciones, pues sólo en Argentina hay entre treinta y cuarenta mil habilitados para votar y muchos tienen planeado “cruzar el charco” (el limítrofe río La Plata) para ejercer su derecho el último domingo de octubre. No puede perderse de vista que en los comicios de 2004 Vázquez y el Frente Amplio obtuvieron el triunfo por menos de diez mil votos

ALBERTO SALAZAR
En Montevideo

(Publicado en Punto Final, edición Nº 696, 16 de octubre, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl)