San Pedro de Atacama
La tierra sedienta
Autor: ARNALDO PEREZ GUERRA
En San Pedro de Atacama
EL turismo es el principal negocio en el centro de San Pedro de Atacama.
En San Pedro de Atacama el escaso empleo existente gira en torno al turismo y a las actividades mineras, que han dejado prácticamente sin agua a los indígenas atacameños y pequeños agricultores. Para extraer litio, la empresa SQM utiliza diariamente millones de litros de agua. Un 80 por ciento es agua dulce que podría emplearse en el regadío de ayllus y comunidades agrícolas. Aunque diversos sectores, entre éstos indígenas y ecologistas, han planteado que las mineras debieran obtener agua del mar para sus procesos no se ha avanzado nada en ese tema. El altiplano sigue secándose por la extracción de agua por las grandes mineras y los grandes hoteles, como Explora, Tierra Atacama, Kunza, Awasi y Alto Atacama. Catalogados de tres y cuatro estrellas, tienen piscinas emplazadas en los alrededores del pueblo, invadiendo ayllus donde el agua escasea. El único hotel emplazado en el centro del pueblo es el Awasi. Es tan “exclusivo” que según sus dueños no es un hotel. Fue construido sobre un cementerio lickan antay.
En el pueblo hay unas treinta hosterías y pequeños hoteles que “utilizan mucha agua, dejan cerros de basura y algunos ni siquiera ocupan la energía eléctrica del pueblo, sino que tienen sus motores propios, contaminando día y noche”, dice Felisa Cenzano, anciana indígena atacameña de la comunidad de Catarpe. “En corto plazo habrá más hoteles. Actualmente, se construye un edificio en hormigón, cumpliendo la normativa que dice que debe tener una capa de adobe, como a la antigua usanza. Hace unos veinte años sólo había cuatro hoteles en el pueblo”, dice Rubén Pérez, chofer y guía turístico de San Pedro de Atacama. “En la mayoría de los restoranes y cafés trabajan personas que vienen de Calama, Santiago o de lugares que ni siquiera imaginas... El turismo es un excelente negocio. La mayoría de los restoranes, hoteles y residenciales son propiedad de ‘afuerinos’. Sólo en los últimos años algunos sanpedrinos han construido pequeñas residenciales, un café o tiendas de artesanías”, agrega.
Aunque la actividad turística deja millonarios recursos, la preocupación por los sitios arqueológicos -uno de los principales activos de la región- sigue débil. Tulor, una aldea milenaria, primer registro histórico de asentamiento humano en la zona, está amenazada por la erosión del viento, la arena y una escasa conservación. En 2005 fue declarada por el programa World Monuments Watch como uno de los sitios arqueológicos “más amenazados del mundo”. La Corporación Nacional Forestal administra el sitio junto a la comunidad atacameña de Coyo. Recién a principios de 2009 el Consejo Regional otorgó 70 millones de pesos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) para su conservación.
“Los atacameños o lickan antay sufrimos la expropiación de nuestros territorios por el Estado chileno, incluso nos impedían hablar nuestro idioma, por eso prácticamente se extinguió”, dice Felisa Cenzano. “Hay sectores minados en la frontera. Son minas instaladas por los militares. Muchos han sido despedazados por las explosiones y murieron o quedaron mutilados. Por otro lado, con la explotación del agua nos empujan a la migración y al desplazamiento forzado. Nos privan del agua en el desierto más árido del mundo para entregarla a las mineras. También nos privan de lugares ceremoniales. Es una historia de despojo”, dice Amelia Mamani, presidenta de la Agrupación Sumac-Llajta.
Revivir la tradición
Tras cuarenta años, la comunidad de Catarpe celebró la tradición del Santo Carnaval Atacameño. La presidenta de la comunidad, Mirta Solís, dice: “Desde fines de los 60 que la comunidad no hacía el carnaval. Fueron los más viejos quienes pidieron que se retomara la tradición. El bombo llama a la puri -agua-. En la quebrada de Catarpe, ubicada a unos ocho kilómetros de San Pedro de Atacama, donde los incas levantaron un tambo, se escuchó el sonido del bombo. Los yungas -seres mágicos- enviaron algunas gotas de agua. Se vistió al Viejo y la Vieja, conocidos como el Carnaval y la Carnavala, de colores vivos. Luego, junto al secretario y los músicos, los asistentes entonaron coplas que tenían por inicio ‘este es el santo remate’. Había que rescatar esta tradición, vestir al carnaval y, por sobre todo, dar gracias a nuestra madre, la tierra. Catarpeños, junto a hijos y nietos, caminamos cerca de un kilómetro para visitar las casas. En este trayecto se cruza el río San Pedro. En las casas, el carnaval es recibido y se dan las noticias de la comunidad. Quedamos muy satisfechos, porque se trató de rescatar la tradición; hacer el pago a la tierra, vestir al carnaval, realizar la challa, etc. Participó toda la comunidad”.
También se cuecen habas
En el municipio de San Pedro de Atacama han surgido cuestionamientos por una denuncia de fraude en la construcción de una piscina municipal. La Constructora Avemo’z acusa a la Dirección de Obras Municipales, mientras el municipio se querelló contra la constructora por fraude. La obra no fue terminada y hay un sumario en curso. La responsabilidad podría incluso alcanzar a la alcaldesa, Sandra Berna, la directora de Obras y los inspectores técnicos. Avemo’z acusa de “abandono de deberes” a la directora de Obras, Patricia Lanas, y a la alcaldesa Berna. Pero tras meses de litigio, la constructora se declaró en quiebra. Según el abogado del municipio, Héctor Gómez, la constructora Avemo’z cometió delitos: “Hay partidas que están pagadas y no fueron ejecutadas. También aparecen ítems pagados en más del cien por ciento. El asunto está siendo investigado en la Fiscalía de Calama. Puede haber responsabilidades administrativas de funcionarios municipales, pero eso se va a determinar en el sumario”, dice.
La piscina municipal tuvo un costo aproximado de 612 millones de pesos. Unos 36 trabajadores quedaron con salarios impagos y los proveedores también perdieron dinero. El obrero Héctor Fuenzalida, ex trabajador de Avemo’z, dice: “Se veía que la situación de la constructora iba de mal en peor. Los sueldos no se pagaban. Algunos obreros se fueron”. Se vieron sin dinero ni alojamiento. No tenían ni siquiera para volver a su lugar de origen.
La alcaldesa Sandra Berna lleva 16 años encabezando el municipio. “Mi gestión -dice- se destaca por su transparencia y eficiencia. Por ello, por lealtad a los vecinos presenté a la Fiscalía de Calama la denuncia por fraude al Fisco y estafa en contra de quienes resulten responsables en el proyecto ‘Construcción piscina techada y gimnasio de San Pedro de Atacama’. Se calcula que el monto de lo defraudado ascendería a un treinta por ciento del total de la obra”.
Más y más sequedad
En la Región de Antofagasta operan las mineras que más extraen agua desde la cordillera altiplánica y de napas subterráneas. En Chile, son tres las plantas -pertenecientes a las mineras Escondida, Collahuasi y Pelambres- que envían mineral concentrado a los puertos de embarque mediante el sistema de mineroducto. El concentrado se transporta más de 150 kilómetros y para que el concentrado fluya, se ocupan millones de metros cúbicos de agua. Más del 60 por ciento de esa agua se extrae de napas altiplánicas y acuíferos cordilleranos.
“El río Loa ha perdido su caudal por la extracción de agua que hacen las grandes mineras. Se saca agua en la cordillera para el consumo de ciudades como Calama, Antofagasta, Mejillones, Tocopilla y María Elena, y para las mineras. Los ayllus se secan. Quillagua desaparece, cuando era un sector agrícola, un oasis. Lugares como Alconcha y Cuchicha se secaron por la depredación de Minera Collahuasi. Extraen el recurso sin consideración. ¿Hasta cuándo creen que la madre tierra va a aguantar tanto daño?”, se pregunta Amelia Mamani.
“En Inacaliri, Codelco secó varios bofedales. Ahí vivían lugareños de Toconce. En las vegas de Turi, a pocos kilómetros de Ayquina, había parinas, guayatas, vicuñas. Servía de lugar de pastoreo de animales. Todo lo que fue verde hoy está seco. Donde había agua, ahora hay sal. El agua desapareció cuando las mineras comenzaron a extraerla. Quedan muy pocas vegas, el paisaje cambió”, dice Yudit Berna, de Toconce.
Según Sonia Ramos, representante de los cultores y (…)
(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 689, del 10 al 23 de julio, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl)
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