Edición 674 - Desde el 7 al 20 de noviembre de 2008
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A medida que se aproxima el 23 de noviembre -fecha de las elecciones de 23 gobernadores y 330 alcaldes-, se acrecientan las inquietudes en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). No es que se tema una derrota, pero se han abierto inquietantes grietas en la unidad de las fuerzas que respaldan al presidente Hugo Chávez. La crisis entre el PSUV y sus aliados podría frustrar en parte, u opacar, una victoria que el proceso revolucionario necesita con urgencia para definir el tránsito al socialismo que Chávez ha propuesto a Venezuela.
Las fuerzas del gobierno sufrieron una derrota en el referéndum sobre reformas constitucionales del 2 de diciembre de 2007. El rechazo y la indiferencia frente a una propuesta equívoca y confusa, provocó el primer revés de Chávez en las doce pruebas electorales a que se ha sometido en estos diez años (ver PF 653). El traspié hizo previsible que la lucha se trasladaría al interior del proceso bolivariano, enfrentando a los que presionan por un proyecto socialista y los que preferirían moderar la marcha y hasta cambiar el rumbo de ese proceso. Dichas previsiones se cumplieron. Este año, la revolución bolivariana ha sido escenario de una fuerte lucha ideológica. Las elecciones de noviembre han elevado la temperatura del debate. Al interior del PSUV -y del chavismo en general-, no sólo existe una sedicente corriente de “neoderecha”; también hay sectores con estrategias propias que han hecho difícil combinar la unidad ideológica y disciplina política que requiere una revolución democrática y pluralista, como la bolivariana.
El propio liderazgo de Chávez, factor clave de unidad revolucionaria, se ha visto resentido. Las candidaturas a gobernadores y alcaldes fue el detonante de un problema soterrado. El PSUV eligió sus candidatos a gobernadores y alcaldes en primarias internas sin considerar las pretensiones de partidos aliados, cuyos caudales electorales, aunque reducidos, pueden hacer la diferencia entre una victoria y la derrota en algunos de los 24 Estados. Los partidos Comunista (PCV) y Patria para Todos (PPT) -que rehusaron integrarse al partido que encabeza Chávez cuando éste los llamó a fusionarse- apoyan a la mayoría de los candidatos del PSUV. Pero no a todos: mantienen candidaturas rivales -sin posibilidades de ganar- que podrían comprometer la victoria del PSUV en varios Estados, como Guárico y Portuguesa. Esta situación descompuso las relaciones entre el PSUV y el PCV y PPT a un extremo alarmante.
La animosidad hizo crisis con un indignado discurso de Chávez en Valera, capital del Estado Trujillo. En la proclamación del candidato a gobernador, Hugo Cabezas, el presidente denunció como “desleales, contrarrevolucionarios y mentirosos” al PCV y PPT que allí apoyan a otro candidato, Octaviano Mejía. Chávez acusó a ambos partidos de fraguar “planes contrarrevolucionarios” y amenazó: “¡Van a desaparecer del mapa político! Yo me voy a encargar de eso, tengan la seguridad”. Luego, en Acarigua, Estado Portuguesa, Chávez reiteró su crítica: “Lo que (el PCV y PPT) andan haciendo -dijo- es buscar espacios para lograr dos gobernaciones por aquí o una alcaldía por allí, y eso es el clásico comportamiento del viejo partidismo venezolano. Tengo que denunciar esa actitud porque es una actitud contrarrevolucionaria”.
El fuerte encontronazo político en el campo bolivariano -en vísperas de elecciones de gran valor estratégico- puede resultar muy costoso para el gobierno. Podría perder algunas gobernaciones y alcaldías por estrecho margen y/o provocar una elevada abstención. Si se repitieran los resultados adversos que registró el referéndum de diciembre de 2007, sostiene el periodista Eleazar Díaz Rangel, director de Ultimas Noticias, de Caracas, “luce inevitable el referéndum revocatorio en 2009”. O sea, la oposición volvería a echar mano al expediente que le franquea la Constitución bolivariana para intentaría desembarazarse de Chávez y abortar su proyecto socialista.
Un vocero de la corriente de Izquierda del PSUV, Antonio Aponte, autor de una leída columna diaria en Vea, sostiene que en la oposición ha surgido una nueva opción “que propone un acuerdo de gobernabilidad, aprovechando la crisis que presagian con la caída de los precios del petróleo, y se apoya en la debilidad que en algunos sectores dirigentes de la revolución produce la falta de confianza en el socialismo; éstos a la menor dificultad proclaman: ‘pacto’, ‘conciliación’, ‘concertación’. Esta vía está avalada por la embajada gringa, así lo demuestran los columnistas que la impulsan: conspicuos agentes yanquis”. La otra opción opositora, según Aponte, es el golpe y el magnicidio “que a duras penas han conseguido parar hasta después de las elecciones, pero que siempre está vigente”. Por supuesto un resultado electoral modesto y discutible el 23 de noviembre abriría camino a ambas opciones. “Sólo fortaleciendo a Chávez podemos mantener viva la posibilidad de seguir avanzando”, afirma Aponte en su columna “Un grano de maíz”.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 674, 7 de noviembre, 2008)