Edición 674 - Desde el 7 al 20 de noviembre de 2008
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La escuela de
Los Sin Tierra

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La escuela de
Los Sin Tierra


Autor: JUAN REINOSO (*)
 (*) Chileno, estudiante de pedagogía en música y militante del Colectivo Andamios.

Son las siete de la mañana y suena la campana que anuncia que está listo el desayuno. Algunas caras medio dormidas, otras muy alegres. Pero todos dispuestos a comenzar un nuevo día de trabajo.
07:45: brasileños, mexicanos, paraguayos, colombianos, venezolanos, cubanos, nicaragüenses, argentinos, uruguayos, costarricenses, peruanos, bolivianos, panameños, haitianos, ecuatorianos, guatemaltecos y chilenos nos reunimos para realizar la “mística del día”. Un momento para recargar las energías, fortalecer las convicciones, estimular la sensibilidad y, ante todo, reafirmar el compromiso con la clase trabajadora recordando a nuestros héroes y mártires, trayendo al presente las victorias del pueblo. Luego, a estudiar se ha dicho... Así comienza la rutina diaria en la Escuela Nacional Florestán Fernándes(ENFF), principal centro de formación del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Guararema, a 60 kilómetros de Sao Paulo.
Se lleva a cabo el segundo curso de teoría política latinoamericana, que reúne a dirigentes y militantes de todo el continente. La afectividad humana se percibe en el aire y se siente a flor de piel, ya sea cuando cantamos el himno de los trabajadores del mundo, La Internacional, o cuando vamos aprendiendo acerca de las atrocidades cometidas contra nuestros pueblos.
Pero como dijo nuestro buen amigo Carlitos Marx, la cosa no se trata de interpretar la realidad sino de transformarla. No basta el estudio. Por eso cada estudiante que pasa por esta escuela desarrolla un proceso de formación integral, rico en múltiples experiencias que incluye, por supuesto, el trabajo cotidiano. Ya sea en la huerta que nos permite tener verduras y hortalizas, o cuidando los chanchos que consumimos, o aportando al proceso de construcción y mantención permanente de la ENFF.
Algo que llama la atención es cómo se concibe la formación. El proceso no se da sólo entre las cuatro paredes del aula o en la biblioteca, sino en todas las instancias de la escuela. Desde cómo nos organizamos en núcleos de trabajo que se coordinan para los quehaceres cotidianos, hasta los procesos de discusión colectiva. La formación en esta escuela tiene como eje la vida orgánica, en la cual los aspectos teóricos y prácticos marchan unidos con la construcción de valores humanistas y revolucionarios.
Para alguien que viene de un país en que se promueve el culto al individualismo y al egoísmo es difícil concebir la cotidianidad en las relaciones con seres que promueven valores opuestos al mercado, como la igualdad y fraternidad. Un día quedamos gratamente sorprendidos cuando los militantes de la Brigada Permanente Apolonio de Carvalho,del MST -que viven acá y se encargan de las tareas de administración-, nos relataron el proceso de construcción del local en que funciona la escuela. Cada habitación, sala de clases y otras instalaciones fueron levantadas con el trabajo voluntario de 1.115 trabajadores y trabajadoras del MST, en un proceso que duró cuatro años y medio. En gran parte se utilizó sólo tierra prensada a tal punto que queda dura como roca. El esfuerzo y sacrificio se dimensiona en toda su magnitud cuando se observa la calidad de las instalaciones.
La escuela apunta a ser autosustentable. Para eso cuenta con cultivos que (...)

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 674 de Punto Final, 7 de noviembre, 2008. Suscríbase a la edición impresa de PF)