El ejemplo de La Habana
Restaurar una ciudad
Autor: HERNAN SOTO
EL historiador Eusebio Leal (izq.) con Hernán Soto, subdirector de PF.
Aunque entre nosotros la recuperación y preservación del patrimonio histórico y cultural interesan cada vez más, las acciones que se emprenden son lentas y difíciles. No solamente por los intereses en juego y los tabúes en torno a la memoria sino, también, por falta de concepciones globales e instrumentos adecuados. La ley de monumentos nacionales, por ejemplo, no cumple sus objetivos por obstáculos burocráticos y legales insalvables. De ahí que la visita del historiador cubano Eusebio Leal Spengler, que ha encabezado el proceso de restauración de La Habana Vieja, brinda una inmejorable oportunidad de conocer una experiencia modelo para los países del Tercer Mundo por su imaginación, flexibilidad y resultado exitoso.
Historiador de la Ciudad de La Habana, ése es su título oficial, Eusebio Leal vino a Chile invitado por la Universidad Central -cuya Facultad de Arquitectura y Diseño incluye un Centro de Estudios Patrimoniales-, que le otorgó el título de Doctor Honoris Causa. Al día siguiente de la ceremonia, dictó una conferencia con gran asistencia de público y en la tarde, encabezó un taller con profesores y alumnos de arquitectura y diseño. Pocas horas después regresó a Cuba, donde le esperaban otros compromisos.
La historia es conocida (ver PF 667). En medio de graves dificultades económicas, Cuba decidió, en 1994, comenzar la restauración de La Habana Vieja. Era necesario un esfuerzo a fondo. Estaba en peligro un rico patrimonio cultural y arquitectónico representativo de varios siglos de historia.
Un puñado de arquitectos, ingenieros y otros especialistas fueron integrando equipos interdisciplinarios. Las iniciales reticencias fueron derrotadas por la mística común ante la magnitud de la tarea y el empuje del historiador Eusebio Leal, quien ha sido declarado Arquitecto Honorario por los profesionales cubanos. Sin embargo, las dificultades eran enormes. En La Habana hay catorce municipios y un alcalde, los cuales era difícil se pusieran de acuerdo con rapidez. Para subsanar esta situación se dio carácter ejecutivo a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, con dependencia directa del Consejo de Estado y amplia autonomía. Fue fundamental en la toma de estas decisiones la opinión del presidente Fidel Castro. Inicialmente el proyecto estaba estrictamente delimitado a un sector de La Habana Vieja. Con el tiempo el proyecto se ha ido ampliando.
Conventos, iglesias, edificios públicos y viviendas de grandes familias se agrupan en torno a un sistema de plazas que estructura el sector más antiguo de la ciudad, en un trazado rectilíneo según la tradicional cuadrícula que los españoles impusieron en toda América. La zona estaba en muy malas condiciones, sometida a un irremediable deterioro: palacios convertidos en conventillos, mansiones semiderruidas, conventos desmantelados, plazas transformadas en estacionamientos, portales invadidos por automóviles, además de los estragos causados por los huracanes, las lluvias y la humedad salina que invade la ciudad y deteriora las construcciones, debido a la capilaridad de piedras y adobes.
UN GRAN ESFUERZO
Los primeros recursos para la restauración provinieron del propio Estado cubano. Luego hubo un aporte de la Unesco para un sector pequeño, en la zona de la catedral y la plaza adyacente. Quedó pendiente la tarea de abordar el resto de la parte antigua y las fortificaciones, construidas en el siglo XVIII siguiendo un tipo de arquitectura militar que también se encuentra en Cartagena de Indias y en San Juan, Puerto Rico.
Los planes de recuperación y restauración ya se han consolidado y se han extendido a otros sectores. Señala Eusebio Leal que este año se terminarán de pagar créditos por 132 millones de dólares. Habrá una facturación de 110 millones de dólares este año y una utilidad de 24 millones de dólares.
Haciendo un breve balance, destaca que en su activo la Oficina del Historiador de La Habana cuenta con una poderosa gestión cultural, un buen sistema de publicaciones, una radio que transmite todo el día sobre temas del patrimonio -que es lo mismo que decir memoria y cultura-. Además funciona un sistema de espectáculos y actividades culturales de alto nivel, al alcance de todos. Hay que agregar un contingente profesional constituido por 273 arquitectos e ingenieros, que incluye un grupo de expertos en desastres, porque los huracanes llegan todos los años. El último causó daños en Cuba por más de mil millones de dólares y enormes estragos en los recursos naturales. “Derribó más de 200 mil palmas reales”, anota con tristeza. Y si todos los años deben estar alerta ante los huracanes, en materia de restauración siempre debe haber preocupación especial por los incendios. El proyecto incluye la creación de depósitos subterráneos de agua para enfrentar esos siniestros. La Oficina cuenta también con tres empresas constructoras y su propio aparato financiero.
POLÍTICAS SOCIALES
Eusebio Leal remarca la relación que existe entre recuperación patrimonial y políticas sociales. La defensa del patrimonio no tiene sentido si al mismo tiempo no se logra que las personas se comprometan con ella y si no se le incorporan consideraciones sociales. Por ejemplo, en el tratamiento a los habitantes de los edificios que ha sido necesario restaurar. Varios miles de cubanos vivían allí en condiciones precarias. A veces cien o cientocincuenta personas en una sola casa. En su mayoría llegaron a vivir allí en los tiempos más duros del período especial y venían del campo en busca de un techo. “Hemos trasladado a esas personas a lugares vecinos mientras restauramos y recuperamos las construcciones. Después debemos restituirlas a la casa que habitaban o darles otra solución. Donde vivían cientocincuenta, vivirán ahora veinte o treinta personas. Eso exige un muy delicado esfuerzo social, de selección y comprensión. Muchos podrán radicarse en otra parte si se les garantiza un techo y están en mejores condiciones. Otros, que incluso han nacido en esos palacios convertidos en conventillos, podrán volver a ellos. En fin, se requerirá un cuidadoso proceso de selección si es que no caben todos”.
En ese mismo plano, en las zonas restauradas hay especial preocupación por la tercera edad, por las madres y niños. “En cada plaza -dice Leal- tenemos escuelas básicas para 400 niños que se van familiarizando con la cultura, con el respeto al patrimonio, con la memoria y con las artes. Hemos desarrollado una enseñanza profesional especial para jóvenes en riesgo social, los educamos en oficios relacionados con la restauración: en carpintería fina, como escultores en piedra y mármol, yeseros, talladores, herreros y cerrajeros, doradores, vidrieros, etc.”.
ESCUELAS Y HOTELES
“Nuestro propósito principal ha estado fijado en la recuperación y defensa del patrimonio -agrega-. Para eso hemos desarrollado la idea de la sustentabilidad del patrimonio cultural, sobre la base de dos premisas: que su manejo nace de la cultura y no tiene interés especulativo, y que todo interés que prescinde de la cultura pervierte el objetivo. Hemos buscado, por lo mismo, ligar estrechamente la restauración con el turismo. Para ello hemos sido muy flexibles, con pleno respaldo del gobierno. Combinamos el papel del Estado y el sentido del patrimonio social con la participación del sector privado, especialmente de capitales extranjeros. En estos años todas las propiedades del Estado en la zona de recuperación se convirtieron en un fondo inmobiliario con préstamo del sistema bancario nacional, créditos externos y autofinanciamiento.
Actualmente tenemos 16 hoteles de alto nivel, que dan buenas utilidades. La Oficina del Historiador de La Habana ha pasado de oficina pública a ser un ente autónomo que depende del presidente de la República y del Consejo de Estado. Puede ser auditado en cualquier momento por cualquier entidad nacional competente. Administra sus propios fondos y puede llegar a acuerdos con bancos y entidades extranjeras. Así, hemos obtenido recursos de provincias autónomas de otros países, con lo que eludimos las restricciones del bloqueo. Hemos captado fondos en las provincias españolas amigas y también del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Amplitud y entendimiento han sido una de las orientaciones de nuestra labor. En las escuelas básicas que funcionan en la zona, los niños aprenden a convivir (....)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 674 de Punto Final, 7 de noviembre, 2008. Suscríbase a la edición impresa de PF)
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