Astrolabio
YO ACUSO
(Periodistas en las FARC)
Autor: Juan Jorge Faundes
“…para que no se desvanezcan con el tiempo los hechos de los hombres (…) así de los griegos como de los bárbaros…”.
Heródoto, Los nueve libros de la historia.
“He sido amigo de políticos, artistas de cine, cantantes, escritores, tonadilleras, toreros, asesinos, presidentes, reyes, dictadores, etc.”.
Tito Mundt, De Chile a China.
Usía:
Vengo en acusar a John Reed, de nacionalidad estadounidense (1887-1920), quien en 1911, como corresponsal de guerra del Metropolitan Magazine y The Masses, cubrió la revolución mexicana del lado de Pancho Villa, y en octubre-noviembre de 1917 estuvo junto a Lenin durante los acontecimientos de la revolución rusa. Este sujeto compiló sus reportajes en los libros México insurgente y Diez días que estremecieron al mundo. No cabe duda, vuestra señoría, que este ayudista de Pancho Villa y terrorista bolchevique, de no haber muerto de tifus en 1920, habría estado en Colombia en campamentos del M-19 (antes que se desmovilizara), del ELN y de las FARC; en Chiapas, con el subcomandante Marcos; en La Paz, en Caracas y, por supuesto, escabulléndose de los carabineros junto a los hueichafes mapuches de Temucuicui. Para más antecedentes, adjunto URL de biblioteca virtual Antorcha en primer otrosí.
Usía: a falta de emails y del computador de Pandora (¡upss!... de Raúl Reyes), encontré algunas evidencias en México insurgente:
“- ¡Hey, señor -gritaban-, aquí viene el míster en un caballo! ¿Qué tal, míster? ¿Cómo le va? ¿Va a pelear con nosotros?
El capitán Fernando que iba a la cabeza de la columna dio vuelta y rugió:
- Venga para acá, míster -el hombrón sonreía con deleite-. Debe cabalgar con nosotros -gritó palmeándome la espalda-. Tome, ahora -y me dio una botella de sotol a medias-. Tómeselo todo. Demuéstrenos que es un hombre.
- Tómeselo -gritó a coro la tropa que se había juntado para ver.
Me lo tomé. Un coro de risas y aplausos se oyó. Fernando se inclinó y me tomó la mano.
- ¡Bien, compañero! -se agachó, disfrutando el momento. Los hombres me rodearon, divertidos e interesados.
¿Iba a pelear con ellos? ¿De dónde era? ¿Qué estaba haciendo? La mayoría de ellos nunca había oído hablar de periodistas (…) Isidro Amayo contó que estuvo en una brigada durante la primera revolución, en ella también iba un periodista, y que le llamaban corresponsal de guerra. ¿Me gustaba México? Yo respondí:
- Me gusta mucho. También me gustan los mexicanos ¡y me gusta el sotol, el aguardiente, el mezcal, el pulque y otras costumbres mexicanas!
Todos rieron a carcajadas. El capitán Fernando se inclinó y me dio palmadas en el brazo.
- Ahora está usted con los hombres. Cuando ganemos la revolución habrá un gobierno de hombres; no de ricos. Cabalgamos por tierras de hombres. Eran de los ricos, pero ahora son mías y de mis compañeros”.
Usía, John Reed no es el único. Me permito incluir a otros especímenes. Acuso a Norman Mailer quien escribió The Armies of the Night (Los ejércitos de la noche) donde narra su participación, en octubre de 1967 (¡fue protagonista!, no sólo observador) en la marcha al Pentágono contra la guerra de Vietnam y fue arrestado. ¿Ha escuchado de un tal Ernest Hemingway? Fíjese que estuvo en las trincheras de los republicanos cubriendo la guerra civil española. Era como si aquí en Chile, durante la dictadura, algún periodista hubiese osado mantener contactos con rebeldes del MIR y del FPMR, hacer entrevistas a sus líderes y publicarlas en revistas tan odiosas como Cauce, Apsi o Análisis.
La lista es larga: los argentinos Rodolfo Walsh y Horacio Verbitsky, el colombiano Gabriel García Márquez (que hasta anduvo feliz e indocumentado)… la italiana Oriana Fallaci (habría que revisar sus Entrevistas con la historia y ver cómo lo hizo para contactar a terroristas como el general Vo Nguyen Giap (del Vietcong), Yasser Arafat (de la OLP) y Henry Kissinger (cowboy, según propia confesión a la Fallaci).
Acuso además al cura fray Camilo Henríquez (de chapa Quirino Lemachez) quien se alineó con los independentistas en su Aurora de Chile. Suplico a Usía no olvide el caso de Francisco de Paula Frías (supuesto primer mártir del periodismo chileno), director en Temuco de La Voz Libre, “bandido” (según el parte oficial del intendente) que dio cuenta de su asesinato en 1889 a manos de terratenientes y autoridades, por su defensa de los mapuches. (Para más detalles puede leer mi novela de no ficción Vientos de silencio, Planeta, 1999).
Son tantos, vuestra señoría ilustrísima, en el mundo, en América Latina y en Chile: el flaco Eugenio Lira Massi, Edwin Harrington, entre otros, que prefiero llegar hasta aquí con mi libelo. Es gracia. Dios guarde a Usía.
Primer Otrosí: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/historia/mexico_insurgente/caratula.html
(Publicado en “Punto Final” edición Nº 671, 26 de septiembre, 2008) |